Un profesor de 25 años, Ates German, llego nuevo a la universidad. Allí actuaba como si fuera el mejor de todos para que sus estudiantes lo amen. Pero lo que ellos no saben es que su profesor siempre anda molesto y amargado, hasta que llega una alum...
Desperté gracias a que sentía unos labios por toda mi cara y cuello. Abrí mis ojos poco a poco y vi a Ates sonriéndome. - Buenos días -Dije sonriéndole - Buenos días amor -Dijo el y sonreí aún más grande recordando que era mi novio. - ¿Como amaneciste? -Preguntó el. - Demasiado bien recordando que somos.. Novios - Dije sonriendo. - Y gracias a eso prepararé el desayuno hoy, así que me iré a dar una ducha y luego voy a hacerlo -Dijo sonriéndome y tirando una guiñada. - Okay amor -Dije y el me miró rápidamente antes de salir de la habitación. - ¿Que dijiste? - Preguntó - Okay amor.. -Dije en un tono dudoso. - Oh okay - Dijo el con una sonrisa gigante y se retiró de la habitación. Eso fue extraño, pero no importa.
Me levanté de la cama en solo una camisa de Ates y bajé al baño para hacer todas mis cosas y hacer el desayuno aunque el dijo que lo prepararía el. Saqué todas las cosas de la nevera y me puse a preparar todo. Cuando me volteé para sacar algo de la nevera me lo encontré a el mirándome con sus grandes brazos cruzados y una ceja alzada. - Creí haberte dicho que yo iba a preparar el desayuno muñeca -Dijo el en tono juguetón. - Mmm - Murmuré nerviosa y riendo - Lo siento - Dije sonriéndole. - ¿Lo sientes? -Preguntó - Si - Dije - Eso lo veremos - Dijo el y en un abrir y cerrar de ojos me tenía cargada en su hombro. - ¡Ates! - Grité - ¡Bájame! -Dije dándole a su espalda y riendo. - No muñeca -Dijo el subiendo las escaleras - ¡Dije que me bajes! - Grité y luego sentí un azote en mi trasero. - ¡Ey! -Grité - Eso es lo que te espera muñeca -Dijo entrando a la habitación y dejándome en el suelo. - ¿Como? ¿Que? - Dije desorientada mirándolo. El solo me miró pervertidamente palmeando sus piernas. Mierda, de nuevo. - Acuéstate aquí nena -Dijo el. Yo solo obedecí y me acosté en sus piernas. - ¿Papi que me harás? -Pregunté - Te azotaré por desobediente - Dijo el sonriéndome perversamente. - Oh okay, que fácil ¿no? - Dije sarcásticamente y provocándolo. - Bebé, no me provoques - Dijo mientras subía mi... Bueno su camisa. Rápidamente sentí su gran mano estampada en mi trasero. - ¡Auch! -Grité - ¡Eso dolió! - Ese es el propósito nena -Dijo el y volvió a azotarme. Esto es tan raro, me duele pero me gusta... ¿Que me está pasando? Ay Allah.
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- ¿Aprendiste tu lección muñequita? -Preguntó luego de diez azotes. - Si.. -Dije - ¿Si que? -Preguntó. - Si papi -Dije sintiendo mis mejillas arder... Me encantaba llamarlo así pero me daba un poco de vergüenza. - Te vez tan tierna sonrojada princesa -Dijo mientras me ayudaba a sentarme en sus piernas. - Y tu estás bien bueno -Dije y el se me quedó mirando fijamente... Mierda, había pensado en voz alta. Rápidamente tape mi boca para ponerme aún más roja y reírme. - Eres muy traviesa -Dijo poniendo sus manos en mis muslos -Y eso me encanta -Dijo y comenzó a besar mi cuello. -Okay ya se acabó -Dije parándome de sus piernas. - Pero yo... -Dijo el haciendo un puchero. Quién diría que ahora mismo estaba bien sexy y ahora parecía un niño inocente. - Pero nada Ates, no haremos nada -Dije - Por ahora... -Dijo el mirándome pícaramente - Cállate -Dije golpeándolo en su hombro - Bueno ya ya, vete a bañar muñequita -Dijo y me dio otra nalgada. - Ya basta -Dije riendo y el igual.
