Capítulo 1. The white city

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Me desperté por la alarma, pero no lo del despertador sino la que nos indicaba que alguien mostraba indicios de un poder. Cuando suena esa alarma los buscadores, en este caso yo y otro más, lo observamos desde lejos, primero nos fijamos en su comportamiento y luego en sus ojos, los ojos demuestran cual raza pertenecen, por ejemplo, yo tengo ojos verdes, lo que significa que soy de los natarue, controlamos todo lo que sea relacionado con la naturaleza.

Volviendo con la alarma, corrí como alma que lleva el diablo a la salón de juntas donde se encontraba Samuel ( uno de mis mejores amigos y además mi compañero ) y Joshua, el líder de White City, la comunidad donde vivimos nosotros.

-Llegas tarde Marco, otra vez- me dijo Joshua con su típico ceño fruncido y mándame dagas hirviendo con los ojos. Joshua nunca nos dijo ni nos demostró su poder, pero sin embargo es el líder.

Estoy perdiendo fe en las personas.

-Lo siento, me quedé dormido Josh- le dijo con una sonrisa de burla. Odia que le diga Josh.

-Marco...-empezó con tono de advertencia, pero lo interrumpí antes de que empezara a regañarme. Otra vez. Como todos lo días.

-¿A donde vamos?- pregunté impaciente.

-A Colorado- me dijo Samuel tratando de aguantar la risa. Por eso es mi mejor amigo, es tan idiota como yo.

-Vayan rápido- nos dijo Joshua llendose del salón.

-Entendido Capitán Josh- le dije mientras hacía un saludo militar.

De suerte no me escucho porque sino está vez si me echaba. En realidad me dejó ser buscador porque mi madre fue la mejor buscadora.

Pensar en mi madre me entristeció, ella había fallecido cuando tenía 11 años, la había asesinado uno de raza Danaís, ellos tenía el poder del Universo, pero los que los tenían utilizaban su poder para el mal.

Samuel me miró divertido al principio pero notó mi cambio de expresión.

-Tranquilo amigo, estaré siempre que me necesites- me dijo mientras daba una palmada en mi hombro, signo de apoyo.

Hoy es el aniversario de su muerte. La de mi madre, no la de Samuel para el que no entendió.

-No pasa nada- mentí, era muy unido a mi madre- ya paso tiempo- dije inundado en mis pensamientos, lo mire- ¡Nos vamos a Colorado baby!- le dije con voz extramadamente fina y haciendo ademanes con la mano.

Samuel dió tales carcajadas que de seguro se escucharon en toda la comunidad.

- Tu nunca cambias Marco, vamos.

Y nos fuimos.

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Esta es mi primer historia, espero que le gusten
Beshitos😘
Mili.

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