Cuando se fue Sira nos quedamos Marco, Samuel y yo mirándonos las caras de idiotas por 5 minutos hasta que reaccione.
-Y..., ¿Cuando nos vamos?- pregunté jugando con mis pies. Arriba abajo arriba abajo.
-Ahora- respondió tranquilamente Samuel llendo hacia a arriba para hacer yo que sé. Un momento, dijo ahora?
-¿AHORA?, ESTAS DEMENTE?QUE HAGO CON MI MADRE?LA ESCUELA, MI SUSHI?- exclamé desesperada girando como tarada en círculos.
-Sushi?- pregunto Marco hacercandose lentamente hacia mí como si fuese una loca que hay que llevar al manicomio o que sacará algún poder de no sé dónde y lo hiciera volar.
Aunque eso tal vez pueda hacerlo, digo no sé que pantuflas hago, si controlo el agua o el viento o la heladera.
-Encarge sushi para mañana- dije lamentandome por el dinero perdido. Mi sushi...
-Podemos pedir para el camino- dijo con una leve sonrisa agarrando mi mano - y tal vez acompañado de helado de limón- dijo ya con sus ojitos brillantes de anelo.
-En serio te gusta el limón?- dije cortando la magia del momento. Que raro.
- Ehh, podemos pedir otro- propuso y acepté con un movimiento de cabeza, no tenía ganas de hablar, estaba cansada, estaba triste porque dejaría a todo lo que amo aquí y perdí como $300 en sushi. Mi sushi.
-Todo listo por aquí- interrumpió Samuel, en ese momento comprendí que fue a hacer mis maletas. Que chuu.- los espero afuera.
-Que rapidez, bueno vamos- dije caminando no siendo conciente de que la mano de Marco y la mía estaban pegadas como chicle a la mesa.
-Espera- dijo frenandome y atrajendome hacia él- quiero que estes preparada para lo que viene, que hagas todo lo que te decimos y que sino podemos protegerte corras lo más lejos que puedas, The White City siempre encuentra a sus ciudadanos si están perdidos- wow, que intenso
-Esta bien, pero confío en ti- dije con una sonrisa para transmitirle confianza, bueno, al menos intentar porque siento mis piernas como gelatina de una marca desconocida y poco confiable que nunca llega a endurecerse del todo.
- Gracias por la confianza May- me dijo y luego me dió un beso en la frente- ahora vamos antes de que nos ahogue con el agua de tu florero- y se fue corriendo para afuera.
Mi corazón parece una ardilla en su rueda desesperada por salir. No sé si voy a sobrevivir a este viaje con este chico.
Me quedé pensando en lo que dijo del florero, no es mío.
Ahhh, ya me acordé, maldito lechero pervertido.
N/A: No me maten, se que tarde DEMACIADO, pero ya estoy aquí con el nuevo capítulo.
Aprovecho para hacer spam de mi historia de microrrelatos.
Gracias por leer, beshitos.
Mili
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