Y de pronto me desperté aturdida, sin saber muy bien dónde estaba ni qué hacía, fue un portazo el que me hizo levantar de un salto, me costó unos segundos recordar todo lo sucedido anteriormente, recordar aquellas palabras de mi hermana que se clavaron en mí como si de una espada se tratara. Hannah entró en mi cuarto y se sentó al borde de mi cama. Permanecimos unos segundos en silencio, hasta que ella decidió comenzar la conversación:
-Yo... Perdona si antes...
-¡No! ¡Déjame!-Dije con cierto orgullo, sin dejar que se disculpara.
-En serio lo siento si...-Empezó a excusarse de nuevo.
-¡Que me dejes! ¡No me entiendes!-Dije a medida que mi ira aumentaba.
-¡Déjame habar tú a mí!- dijo de manera imponente- Me he pasado... Lo reconozco pero entiéndeme... Eres lo más importante para mí y me preocupas, más a esta edad que yo ya he vivido, en la que todo resulta difícil y sientes que nadie te entiende. Te pasan cosas que ni tú misma sabes por qué son así, créeme que te entiendo, pero ahora hazlo tú, ponte en mi situación: voy muy agobiada con los exámenes, me dices que me quieres comentar algo y acudo a ti lo antes posible porque te quiero y porque me importas y me dices que era una excusa para verme, ¿cómo me he de tomar eso?
Y al final resultó verdad que me entendía, sus palabras lo confirmaban y es que así es, a esa edad todo se hace mucho más duro, te planteas dudas que jamás habrías imaginado y es cierto que sientes que nadie te entiende, por que yo, con esa edad, sentía todo eso.
-Vale... También me he pasado un poco... Lo... Lo siento-Admití mi error frente a ella.
-Disculpas aceptadas-dijo sonriéndome- pero nunca más me preocupes de esta manera.
Y salió del cuarto, dejando tras de sí un aire denso, un ambiente pesado.
Durante ese día estuve dándole vueltas a todo, pensando en mil cosas, en qué pasaría si mis padres me hubieran apuntado a otro colegio, en qué habría pasado si se lo hubiera contado todo a mi hermana, había mil dudas que rondaban por mi cabeza, buscando una respuesta que parecía no existir. Estuve todo el día callada y me pasé, prácticamente, el día entero encerrada en mi habitación, intentando estudiar pero con la cabeza en otro sitio.
Ese día decidí que iba a ser más fuerte, que a partir de ese momento podría con todo, ese día decidí que no necesitaba a nadie más que yo para enfrentarme a mis problemas, yo misma lo resolvería todo, o al menos eso intentaría, pero yo no iba a pedir ayuda a nadie, no la necesitaba, no quería meter a nadie en mis propios problemas.
Y con esa misma actitud fue con la que me presenté a clase al día siguiente, desgraciadamente el cambiar de actitud no me sirvió de nada, pues Vicky me pegó una buena paliza. Suerte que ese era mi último curso en aquel colegio en el que sufría cada vez más, cada día era peor, tenía ganas de que fuera verano y olvidarme ya de todos los del colegio.
Llegué y mi hermana ya se había marchado, otra vez en Londres, le había dicho que iría a visitarla, pero vete tú a saber cuándo podría, si mis padres tenían problemas económicos y aun así nos daban todo lo que queríamos, sobre todo a Álex y Lucía, que todavía no entendían nada sobre el dinero, ocho añitos... Ojalá pudiera volver a esa edad y cambiar mi vida por completo.
Estaba tirada en la cama cuando me puse a pensar que en unos días empezaban las vacaciones de Navidad y que, en una semana sería mi cumple, ya eran 15 años y me seguía viendo como una simple cría de mucha menos edad. Eran las 23:00h, no había pasado nada interesante ese día. Seguí pensando en que últimamente todo era muy normal, estaba ya aburrida de todo, de ver la vida pasar, de ver cómo la gente alcanzaba sus metas mientras yo me mantenía siempre en el mismo punto. Lo que no sabía en ese momento, era todo lo que vendría a continuación.
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El Giro De Mi Vida
Teen FictionLa historia de una chica que se ve obligada a superar diferentes problemas que prefiere ocultar a sus familiares