Desayuno perfecto

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Recojemos un poco el cuarto. Al final la fiesta no fue como nosotras esperábamos. Por lo menos Diana se llevó una gran sorpresa con el enorme oso que le regalo su novio, a mi no me fue tan bien con Leo. No puedo sacarme de la cabeza el incidente con Óscar. Diana está pegada a pepo y saca algo del bolsillo de su camiseta. Es una carta. Diana está sonriendo y sus mejillas están rojas.

-¿Qué pone?- Diana no me contesta, está muy concentrada leyéndola- ¡Leela en voz alta!-.

-Vale vale, cansina- sus ojos brillan.

Como quisiera que sintiera lo mucho que te hecho de menos, quisiera que siempre estuvieras a mi lado eso me haría muy muy feliz, se que llegara
el día para verte de nuevo y volver a decirte te amo susurrándote al oído, es raro pero hasta te hecho de menos cuando estoy durmiendo, te quiero demasiado, tu fuiste, eres y seras mi mas grande y único amor, le doy gracias a la vida por ponerte en mi camino, espero pronto volver a tomar tus manos y decirte que ya no quiero volver a partir, te amo con mi alma entera y extraño tus caricias y tus besos. Esperame hasta que llegue ese día el cual de seguro no me dejarás ni por momentos, gracias por estar a mi lado. Te amo Diana Luque.
  

-Es súper romántico-

-Pues Leo no se queda atrás- se tapa la boca corriendo.

-¿Leo?¿Que pasa con él?-

-Nada nada, no es nada- dice algo en voz baja y no alcanzo a escucharlo, se ha puesto muy nerviosa- Voy a preparar el desayuno, peinate un poco anda que pareces una leona-

Diana sale de la habitación. ¿Por qué habrá dicho eso?. Tiene razón parezco una leona. Me recogo el pelo con un moño choni y voy hacia el salón. En la mesa hay dos batidos grandes de chocolate y un plato con cuatro donnuts. ¿Cuatro? Siempre nos comemos uno cada una. O Diana tiene anotojo o viene alguien a acompañarnos. Me siento en el sofá y empiezo a comer.

*Ding dong, ding dong*

-¿Vas tú?- me levanto y me dirijo hacia la puerta, me alzo hasta llegar a la mirilla y detrás de la puerta hay un mensajero que sujeta un enorme ramo de rosas azules. Diana sale del salón- ¿Vas a abrir o no?-

-Voy voy- abro la puerta.

-¿La señorita Marta Hurtado?- el chico tiene una voz rara, creo que conozco su voz y está forzada.

-Sí, soy yo- son mis flores favoritas, ¿quien me las manda?.

-Firme aqui, si es tan amable- Diana no ha parado de reírse. El desconocido me entrega una nota en la que pone: ¿quieres ser mi novia?.

Me quedo muerta. ¿A qué viene eso? Ni siquiera sé quien es. El chico se destapa la cara que estaba cubierta con el ramo. ¡Es Leo!. No termino de creerlo. A ésto se refería Diana. Leo tiene una enorme sonrisa y el traje de repartidor le queda de lujo.

-¿Qué me contestas, princesita?- leo me entrega el ramo de rosas y se guarda las manos en los bolsillos.

-Tia venga ya, a qué esperas, dile que sí- Diana está muy entusiasmada, me da a mi que ella está compinchada con él, pero no me lo pienso dos veces.

-Pues claro que sí-

Leo se acerca a mi y me da un beso. Me susurra al oido 'te amo, mi princesa'. Por detrás viene Miguel y empieza a aplaudir. Entra y cierra la puerta. Llevo el ramo al cuarto de Diana. Ellos están desayunando en el salón. Ahora me cuadra lo de los batidos grandes y los cuatro donnuts. Diana y Miguel están en un sofá y yo me siento con Leo en el sofá pequeño. Me hecha el brazo por encima y me mira con dulzura. Hoy se quedará marcado para siempre para nosotras. Terminamos el desayuno con risas y un beso de nuestros chicos. Miguel se va a Sevilla en una hora y Leo y yo vamos a acompañarlo a él y a Diana, para que ella luego no se venga sola. El metro está muy lejos de su casa y hay que pasar por sitios donde hay muchos gamberros, borrachos, drogadictos y montones de botellas tiradas por el suelo. Diana se viste con unos jeans y una camiseta azul marino, la mayoría de su closet es de ese color ya que es su color favorito. Me presta una vestimienta. Nos arreglamos un poco y salimos del bloque agarradas de la mano de nuestros chicos. A Diana se le nota la tristeza, ahora tendrá que esperar dos semanas para que él vuelva. Pasamos por el parque en el que conocí a Leo. Me acuerdo perfectamente de todo lo que pasó ese día. Leo me mira con una sonrisita y me guiña un ojo. Diana y Miguel miran para atrás y empiezan a reírse y a chiflar. Leo y Miguel nos cuentan las travesuras que hicieron cuando eran pequeños, se conocen de siempre. Conforme vamos llegando el silencio llega a nosotros. Miguel y Diana no están muy contentos. Acaban de empezar y ya se separan por un tiempo. Pero él es un buen chico y no va a hacerle daño. Lo bueno es que solo tienen que esperar un año, Miguel se viene a estudiar aqui en Madrid arquitectura. Ya estamos parados frente a la ventanilla de venta. Miguel ha comprado el billete y se dirige hacia la parada. Se despide de nosotros. Y Diana le acompaña hasta coger el metro.

El chico de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora