Capítulo 5

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El día lunes llegó y me preparo para ir a mi trabajo.

Ayer, no me topé con Bruno en todo el día pues no salí de mi habitación en ningún momento, no quería tener que verle la cara. Menia me llevaba comida al cuarto y en cada oportunidad me decía que Bruno no le paraba de preguntar que cómo estaba y que si había comido, me imagino que debe de estar algo molesto pues si acabé un plato de comida fue mucho. Pero hoy el deber llama y no me queda de otra que ir a trabajar en compañía del guardaespaldas.

Bajo las escaleras vestida con un vestido ajustado a mi cuerpo por encima de mi rodilla de color blanco, un blazer del mismo color y sandalias altas color café al igual que mi bolso. Saludo a mi nana y a mi madre con un beso en la frente y tomo mi termo de café.

—Leah cariño, hice waffles. Justo como te gusta...

—No tengo hambre nana...

—Debes comer algo Leah —dice ahora mi madre.

—Llevo mi café y... —Me acerco al centro de la isla de la cocina para examinar el bol de frutas— Una manzana.

—Leah... No quiero otro susto como el de hace unos días. —Me reprende mi madre.

—Estoy bien mamá...

—Prometió que comería bien. —Su voz hace que el vello de todo mi cuerpo se erice. Y ahí esta él con su típico traje, sus ojos grises y su mandíbula tensa.

—Estoy bien —repito molesta viéndolo a los ojos. Me reta y yo me coloco mis lentes oscuros— Adiós mamá, nos vemos en la agencia.

Paso por el lado de Bruno y su olor de inmediato me llena. Salgo de casa y él pisándome los talones, me abre la puerta del auto y yo subo. Coloco mi café  en el porta vasos y minutos después estamos en camino. Como mi manzana bajo la atenta mirada por el retrovisor de Bruno, sé que quiere hablarme pero él sabe que no estaré dispuesta a escucharlo. 
Llegamos a la agencia y luego de estacionar en el sótano, se baja para abrir mi puerta pero yo no lo espero. Bajo del auto y puedo escucharlo bufar cuando ya he tomado camino al edificio.

Hoy estaré en el salón número siete, donde se encuentra el escenario de desfile.
Al pisar el lugar todos me rodean para hacerme preguntas de los últimos arreglos para las modelos. Se acerca el desfile de mi madre y como siempre me deja lo más complicado a mí, la preparación de todo y de todos.

—Ok. En diez minutos quiero revisar la prueba de maquillaje de cada modelo. Beatriz, los peinados que te mandé por correo. Un catálogo completo, espero que te me impresiones. Michael, por favor, cada prenda tratala como si fuera tu tesoro más preciado. Modelos ¡A sus lugares, hoy me levanté con el pie izquierdo, la primera que tropiece será sustituida!

Todos corren a sus puestos y yo me siento en un sofá con mi café en mano dónde puedo observar el panorama de todo.
Una hora y media después, tengo en mis piernas una libreta en donde apunto los cambios que debo hacer. Son muchos. Estos desfiles siempre logran sacarme canas verdes al principio pero al final de todo adoro los resultados y hace que todo merezca la pena.
Le doy un pequeño masaje a mis sienes, el dolor de cabeza está llegando.

Me levanto para informar algunos cambios con el desfile pero antes de llegar a hacerlo me doy cuenta que Mitman a entrado y viene hacia mí con una bolsa de papel color marrón.

—¿Qué haces aquí? —le digo sin verlo a los ojos mientras anoto en mi libreta.

—Le he traído unos panecillos. ¿Puede por favor comerlos?

Alzo mi vista y su brazo está extendido para que tome la bolsa.

—Escucha Mitman, quiero que dejes de gastar el poco dinero que de seguro tienes en mí. Ya he comido, así que...

Me Encargaré de Ti [ REALIZANDO CORRECCIONES ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora