Despierto sonando cada uno de mis huesos al estirarme. Suspiro y me siento en la cama recordando todo lo sucedido ayer, una día lleno de estrés con los detalles finales del desfile y una noche fría en una celda y la molestia de mi guardaespaldas que ni siquiera quiso escucharme. Suspiro de nuevo cuando noto que no se encuentra en la cama, seguro hoy sí querrá escucharme pero ahora soy yo la que no quiere hablar.
Después de haber pasado por el baño, salgo todavía con mi ropa interior y Bruno se encuentra en el sofá bebiendo un café. Al escucharme me observa recorriendo todo mi cuerpo y se levanta en boxer dejando a la vista su cuerpo de dios griego pero yo sigo mi camino hasta la cocina ignorándolo.
—Buenos días. —Dice pero yo tomo mi taza favorita de color marrón y me sirvo café— Buenos días, Leah. —Insiste con la mandíbula apretada y yo tomo mi celular cuando veo que entra una llamada.
—Hola Eduart —sonrío al escuchar a mi peluquero favorito—. Por supuesto que te espero, ¿a qué hora pasas por aquí? —Bruno junta su ceño y yo bebo de mi café dándole la espalda, estoy segura que sus ojos estan puesto en mi trasero ahora mismo—. Ropa interior de encaje, sí, siempre es la mejor opción —sonrío, no imagino la cara de Bruno en estos momentos— Bien, te veo en una hora. Adiós cariño.
Cuelgo y sigo bebiendo de mi taza mientras sigo sintiendo el calor de la mirada de Bruno en mi cuerpo.
—¿Vas a seguir ignorándome? —suspiro y finalmente giro para encararlo—. ¿Quién es Eduart, y por qué le dices cariño?
—Un muy querido amigo.
—¿Tan querido para hablar de ropa interior?
—Sí —sonrío—, él adora verme en ropa interior de encaje. —Aprieta sus labios y coloca sus manos en su cintura, típico movimiento de cuando está enfadado.
—Sabes que mientras más me hagas enfadar, más grave es la consecuencia.
—¿Consecuencia? —digo confundida.
—Sí. Y no te hagas la desentendida sabes muy bien que me refiero a lo sucedido anoche.
—Ah, ¿ahora quieres hablar de ello?
—Por supuesto.
—Pues ahora yo no quiero.
Suspira y deja la taza en la isla de la cocina.
—Leah...
—Leah nada —lo interrumpo—, es mejor que te vayas. Mi equipo de vestuario llegará en cualquier momento y no quiero tenerte aquí.
Camino hacia la salida de la cocina pero no llego lejos, como lo suponía.
Me toma del brazo y me pega a su cuerpo mirándome furioso.—Sueltame.
—No pienso moverme de aquí hasta que me expliques qué coño hacías en una celda anoche.
—No voy a decirte nada —me suelto de mala gana de su agarre—. Ayer intenté explicarte todo y no quisiste escucharme.
—Ayer estaba muy enfadado como para hacerlo.
—¡Me vale mierda, ayer necesitaba de ti y lo único que hiciste fue gritarme y rechazarme!
—¡¿Necesitabas de mí?! ¿Y por qué mierda llamaste a Oliver para que fuera por ti? ¡Se supone que yo soy tu jodido guardaespaldas, al que debes llamar cuando algo te sucede. Pero no, a ti eso te importa una mierda!
—¡¿Para que iba a llamarte?! ¡Ibas a actuar como un loco y no dejarías que te explicara nada, justo como lo hiciste!
Respira agitado como yo y se pasa la mano por el cabello mientras yo me cruzo de brazos haciendo de alguna manera una barrera que protege mi cuerpo.
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Me Encargaré de Ti [ REALIZANDO CORRECCIONES ]
RomanceLa muerte de su padre hizo de Leah Conrad una mujer joven difícil de manejar. En su trabajo, siguió los pasos de su madre como diseñadora de modas pero a veces la sobre protección de ésta la alteraba a tal manera que casi la hace perder la cabeza c...