Llegué muy tarde, Jiminnie.
El celular de Jimin sonó muchas veces alertándolo de muchos mensajes. Sabía lo que seguía. Era la misma rutina. Abrió los mensajes y como sospechó, habían más de 20, todos audios y provenientes de números desconocidos. Entró a cada conversación y escuchó cada audio.
<Gordo>
< ¿Acaso no te das cuenta de lo feo que eres?>
< ¿Por qué aún sigues vivo? ¡Muérete de una vez!>
< Sigo sin saber cómo ese chico se fijó en una asquerosidad como tú, ¿acaso está enfermo de la cabeza?>
Esos eran los mensajes más inofensivos que encontró en su bandeja. Con cada audio una parte de sí mismo se perdía. Al acabar de escuchar el último mensaje una risa seca salió de su garganta. ¿Querían verlo muerto? Pues eso haría. Escribió una carta a Yoongi, al fin de todo él era lo único que lo había mantenido con vida todos esos meses. Pensó una y otra vez si hacer lo que su mente le rogaba o no. Recordó cada momento que pasó junto a su novio, todo parecía ir bien... Pero los recuerdos dolorosos que habían vivido últimamente superaron todo. Y se dio cuenta de algo... El amor no siempre le gana al dolor.
Se quitó su pantalón y su camisa quedando únicamente en camiseta y bóxer. Llenó la tina con agua fría, cogió el frasco de anti depresivos que el psicólogo al cual iba le había recetado. Lentamente se sumergió en el agua.
Una, dos, tres, ocho, dieciséis, había perdido la cuenta de cuantas pastillas había ingerido. Lo único que sentía era paz. Una paz que le asustaba. Lentamente cerró sus ojos y dejó de respirar.
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Perdóname, Jimin (YOONMIN)
Short StoryTe veía tan feliz. Nunca me di cuenta de la verdad. ¿Por qué no cumplí mi promesa?