Adueñandome de tu Corazón

244 46 5
                                    

El tiempo paso volando y los hermanos Crispino ya estaban de vuelta en su tierra natal. Sara, quien había notado decaído a su mellizo, decidió prepararle su postre favorito (el segundo plato que sabia hacer) aprovechando que no quería salir de casa hasta el siguiente día. Michelle, mientras tanto, acomodaba las cosas de la maleta en sus respectivos lugares. Apenas pasaron unas horas de que se despidiera del checo y ya estaba extrañándolo horrores. Sin embargo su celular estaba muerto y Emil no tenia portátil para hacer una vídeo llamada mientras viajaba de vuelta a su país. Tenia que esperar hasta la noche, o tal vez a mañana, si quería comunicarse con su novio.

Novio... que raro suena, se siente extraño pero al mismo tiempo es como si fuera lo mas normal del mundo. Como si siempre hubiese sido así... ¿Que embrujo usaste conmigo, Emil? Jajajaja jamas creí que me sentiría tan feliz por algo.

La sonrisa enorme de su rostro logra sorprender a su hermana, quien se le acerca con dos platitos de postre para ver la televisión juntos.

—¿Puedo saber que te tiene tan contento, Micky?  —le mira curiosa. Él la observa por unos minutos y decide contarle solo lo esencial: ya era tiempo de poner un poco de privacidad entre ellos.

—Emil Nekola y yo estamos saliendo. —los brillosos ojos violetas idénticos a los suyos le sonríen feliz—. Y espero que tu encuentres a quien amar también.

Cualquiera diría que esa ultima frase no viene a cuento, pero los hermanos saben bien que significa y Sara no puede estar mas contenta (y aliviada dicho sea de paso). Abraza a su mellizo con lagrimas contenidas, saboreando la dicha de sentirse libre finalmente; como si una cuerda invisible se hubiera cortado al fin, dejándolos con su individualidad y listos para disfrutar de sus caminos por separados pero sin perder el lazo familiar que los une. Un bello sentimiento que es tan nuevo como esperanzador, Sara esta temblando de la emoción mientras Michelle logra captar todo lo que su conciencia había alejado por miedo y, que ahora, logra entender y aceptar de buena gana sabiendo que todo estaría bien: era hora de dejar volar a su hermana, después de todo ¿no merecían ambos una nueva oportunidad de ser felices?

     En otra parte del mundo, un rubio de ojos azules lograba bajar del avión y divisar a su querida madre y su pequeño hermano. Con una sonrisa y los brazos extendidos, Emil se les acerca. 

*********************

Paso todo el día ventilando su casa, junto a su hermana. Y sin darse cuenta la noche se cernía sobre sus cabezas. Estaba exhausto cuando se tiro a la cama y prendió su laptop para revisar mejor sus redes y llamar a su checo. No le sorprendió ver las alegres fotos del joven tailandés o las imágenes de felinos del muchacho ruso, ni siquiera se inmuto al ver la acaramelada selfie del japonés con el ruso mayor. Pero muy diferente fue ver a su Emil en un comedor sonriendo a la cámara mientras era besado en la mejilla por una mujer que, según recordaba de las charlas con su actual pareja, era su madre a todas luces: piel bronceada, ondulantes cabellos rojizos, pomposos accesorios, y una eterna mirada alegre y despreocupada. No distaba mucho de su hijo mayor, se mirara por donde se mirara.

Suspiró embobado, amando la sonrisa ajena con más fuerza a cada minuto que pasaba. Cómo es que se podía querer así... No entiende pero agradecería a quien fuera por lo que esta viviendo. Es inmensamente afortunado y feliz, confía en Emil y sabe que ha hecho bien. No se arrepiente, siente su corazón revolucionado.

Mira nuevamente la foto, le da like y comenta con un emoticon. Es la primera vez que hace tal cosa, pero no le importa que los demás patinadores vean el corazón con el perrito sonrojado y saquen conclusiones. No tenía porque ocultar su noviazgo y menos estar preocupado de que los descubran los medios. No esta haciendo nada malo y es feliz ¿por qué no gritarlo?

Michelle estaba emocionado y su nueva forma de ver las cosas le hicieron notar su excesivo amor por Sara. No era sano ni bueno para ninguno de los dos, pero afortunado él que tenía a Emil para hacerlo entrar en razón. 

¿Otra vez tu, eh? Me es imposible reflexionar sin que aparezcas en mi mente. Realmente ¿o estoy loco o muy enganchado? Realmente no sabría decir que me pasa, siento tanto y todo pasa tan rápido... ¿Y si estoy confundido? No quiero que Emil lo pase mal, ya bastante tuvo que aguantar por mi...

Mas ese pensamiento se derrumba por si solo, su corazón no duda y, por increíble que parezca, su cabeza tampoco. Se siente libre, sin miedo y, por primera vez en su vida, siente lo que siente en el hielo (sin estar realmente sobre este): plena felicidad, este es su camino. Esto es lo que quiere, lo que siempre busco en su hermana y por obvias razones no obtuvo de ella. No hay tiempo para la duda, sabe con el corazón que si las cosas se ponen difíciles Emil y el lo pueden solucionar hablando. Es su momento, la hora de ellos dos.

Y hablando de Roma, una videollamada de mi checo favorito.

"Hey Micky! Cómo fue el viaje? Todo bien en casa?" la sonriente cara del ojiazul le apareció apenas aceptó la llamada.

"Bien, tuvimos que limpiar un poco pero nada más. Sabes...? Te extrañe." El sonrojo del italiano conmueve a su pareja.

"Te amo, Michelle. Con mas fuerza cada día."

"Estoy muy seguro que no me falta mucho a mi para responder igual, pero podrías contenerte no?" Apenado, cubre la mitad de su cara y voltea de lado.

"Me enternece verte así, me siento muy feliz."

"Yo igual." lo mira de vuelta con una radiante sonrisa en la cara.

"Micky, le he hablado a mi madre de ti y quiere conocerte. Te aparecería pasar pascuas con nosotros?"

Y el corazón no puede estar más lleno.

"Me encantaria."

Esperando por tu Amor -Emicky-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora