✠» 02: Realidad

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† H A R R I U S †

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† H A R R I U S †

En cuanto aterrizo en las puertas del Paraíso, la tranquilidad que me transmite mi verdadero hogar me hace olvidar por un momento el acontecimiento con aquella chica.

Me hace disolver un poco la tensión que llevo acumulada desde hace horas en mis hombros.

Sé que la espante más de lo debido. Sé que tal vez debí contarle lo que estaba sucediendo, pero no tuve tiempo. Estaba nervioso y en mi cabeza solo tenía una cosa retumbando con más importancia; protegerla.

Ella no debía morir esa noche. Si ella moría todo lo que conocemos se perdería completamente. Ella es el Sello más importante de todos; el último, el séptimo. Y aunque mi corazón se retuerce hasta quedarse pequeño por lo que le sucedió a sus padres, no puedo arreglarlo.

No puedo intervenir.

Esas son las reglas y no voy a romperlas. Nunca lo he hecho y no lo haré ahora.

Aleteo con suavidad mis alas, intentando quitar cualquier suciedad de ellas, y las escondo de la vista mientras me dispongo a adentrarme en el mundo lleno de ángeles a un paso lento.

Algunos en el momento que entro sonríen y saludan amigables; ellos son la minoría, son los recién llegados. Los otros; la gran mayoría, los que llevan aquí años, van mirando hacia el suelo con desgana, con tristeza rebosando de su aura color blanco.

Y de solo saber la razón del porqué están así me siento enfermo.

Esa es la razón por la cual no desobedezco las reglas que me han dado, porque hay castigos.

Porque cada vez que incumples algo, tus alas; lo más importante que podríamos tener lo de nuestra especie, son dañadas. Son corrompidas por un látigo. Un látigo que cada vez que pega en ti, te quita la pureza de tu alma y la blancura de tus plumas.

Aquí en el cielo no todo es fácil y feliz. Aquí también se sufre; en cualquier mundo hay partes de oscuridad y luz, sin embargo esto del castigo no se compara con el mayor dolor que produce el «destierro del paraíso».

Eso es simplemente espantoso. Ser bajado de tu casa, de dónde vienes, y ser puesto en un mundo que desconoces completamente sin ser lo que eres; sin tener eso que te define como lo son tus alas blancas, es simplemente una tortura.

Es el mayor castigo que puede haber aquí.

Y el hecho de que cualquier pequeño castigo me conlleve a eso, me hace coronar aquí como muchos me conocen: «El ángel más puro que sigue en pie».

Seal » Harry Styles © [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora