Capítulo 2

16 2 2
                                    


La noche había pasado rápidamente y poco a poco Poseidón se iba despertando. A medida que se daba cuenta lo que había su alrededor, notó un cálido cuerpo pegado al suyo. Olía de maravilla.... Lentamente, el dios abrió uno de sus ojos, viendo a Kay entre sus brazos. Sorprendido, soltó al castaño apartándose de su cálido cuerpo, cayendo de la cama.

Kay estaba tan dormido que ni había sentido la caída de Poseidón, así que viéndose liberado, se giró dándole la espalda al dios, mostrando así su tatuaje: un triskel, un símbolo celta.

-Mierda -susurró Poseidón frotándose la mejilla, en la caída se había golpeado.

Giró su rostro para ver el cuerpo del más bajito dormido, fijándose en su espalda, y sin poder evitarlo, en su trasero. Así que maldiciendo, Poseidón se levantó y negando con la cabeza, se fue al baño para darse una ducha bien fría y despejarse de la imagen del trasero de aquel semidiós.

Por otro lado, Kay seguía estaba profundamente dormido, el día anterior había sido duro y hasta que no encontrasen al Leviatán, los siguientes días lo iban a ser también. Pero no fue hasta que escuchó el ruido de la ducha, que Kay se despertó, así que incorporándose bostezó mientras se frotaba el ojo izquierdo en un gesto completamente infantil que nunca se había podido quitar.

-Buenos días -saludó el dios, quien ya había salido de la ducha con la toalla envuelta en su cintura y otra en la cabeza.

-Buenos días -murmuró el semidiós aún frotándose los ojos. Por Odín, estaba tan cansado... Sin decir nada más, el castaño se levantó de la cama, yendo al baño para lavarse la cara con agua fría y así despertarse del todo.

Mientras esperaba a Kay, Poseidón se sentó en la cama, terminando de secarse por completo. Manifestando unos cafés encima de la mesa que estaba enfrente. Más despierto, el semidiós salió del baño, para luego fruncir el ceño al ver aquel extraño líquido.

-¿Qué es esto? -su mirada pasó de las tazas al dios.

-Café -se encogió de hombros-. Nos vendrá bien, así que lo he hecho aparecer.

-¿Lo has robado? -le acusó, sin atreverse a coger la taza. Por si las moscas.

-¡¿Qué?! No. He dejado una gran propina -se defendió Poseidón. Por los dioses, él no era un ladrón. ¿Cómo se atrevía?

-Vale, vale, que sensible eres -cogiendo una de las tazas, se la acercó a la nariz, oliéndolo primero. No olía mal. Tomando un poco de valor, se acercó la taza a los labios para darle un sorbo. Sin saber por qué, Poseidón no podía quitar la mirada de los movimientos que realizaba el más bajito, le hipnotizaban-. No está mal -el castaño se giró para mirar al de los ojos azules, sobresaltando a éste último-. Gracias -le dedicó una pequeña sonrisa.

Poseidón correspondió a la sonrisa, en el fondo aquel niñato podía ser agradable.

-Hoy tenemos mucho trabajo que hacer con ese maldito bicho.

-¿Por qué estos bichos no son como los adolescentes que lo publican todo en el Facebook? -bromeó dándole otro sorbo al café, sentándose en su lado de la cama.

-Tengo una hija adolescente mucho más letal que ese Kraken -comentó el Dios.

-¿Tan joven? -Kay le miró curioso.

-Tiene 21 años, aún es una niña -bebió un sorbo de su café, cayendo en la cuenta de algo-. Espera, no sabes lo que es el café pero sí el Facebook ¿Cómo se come eso?

-Se lo he oído a Thor, está que no caga con eso. Le encanta la tecnología de Midgar -se encogió de hombros.

-Tenemos que idear un plan, ya -apremió el dios. Quería acabar con ese estúpido trabajo cuanto antes.

Not Strong EnoughDonde viven las historias. Descúbrelo ahora