Me cuesta dificultad articular palabra o movimiento alguno, solo lo observo a los ojos hasta que él aparta la mirada y desaparece al interior del salón, quedo pensativa durante algunos segundos hasta que un susurro me vuelve a la realidad. Juliana interrumpe mis pensamientos.
- Camila te traje lo que me pediste.
- Gracias – Respondo.
- ¿Te sucede algo?
- No es nada.
Suena el timbre que marca el fin del descanso, Sofía una de nuestras profesoras grita pidiendo que ingresemos a los salones.
Voy directo al baño, me observo en el espejo y me dirijo al salón rápidamente. Así como muchos otros días, este es largo y aburridor. Al pasar las clases escucho comentarios de los que me rodean como “¿han visto al nuevo profesor?”, “¡Se viste genial!”, “es lindo”. Al final tengo muchas intensiones de hablar y decir lo que pasa por mi cabeza, pero me callo hasta que me pregunta Nayibe otra de mis amigas.
- ¿Qué te ha parecido el nuevo profesor? – dice ella, que no ha parado de hablar con Laura sobre el nuevo profesor.
- Chicas ¡supérenlo!, no es para tanto es un tipo bastante serio y se muestra imponente – Suelto con un tono amenazador.
Se quedan mirándome ante tan repentina declaración, sin embargo, me prestan poca atención y siguen con el tema.El salón en que me encuentro tiene un ambiente pesado, somos el típico curso amenazante en el cual los profesores temen entrar. En ese momento pienso sin darme cuenta en el profesor nuevo, ya que hoy tenemos la primera clase con él, me pregunto si estará preparado para semejante horror de curso. Salgo un momento al pasillo y me encuentro a Aly una compañera de clase, hablamos un poco hasta que nos vemos interrumpidas por insultos.
- Bagre. – dicen al unísono Darío y Jack, dos compañeros de clase que desde hace tiempo me molestan.
- ¿Estas sorda? – Bagre – si tú-- No conseguirás nada con él.
- ¿te has visto en un espejo? – dicen un tono burlón
Perdida en lo que me dicen volteo mi mirada y noto como me hacen gestos de burla. En ese instante veo como esos penetrantes ojos cafés se clavan en mí, de nuevo él. Retiro mi mirada nuevamente.
- Chicos al salón – suelta él con un gesto de tranquilidad.
Su voz suena tan delicada y tan varonil a la vez, pero mis pensamientos se encuentran en esos imbéciles que ahora pasan frente a mi como si nada. Él nos observa mientras nos dirigimos al salón, en ese momento pasan por mi mente pensamientos como <<él que habrá pensado de mi>> << ¿pensará que soy así?>> me siento devastada. Pero el simplemente se limita a quedarse callado.
- Buenas tardes – se presenta el nuevo profesor.
- Mi nombre es Martin Trayn, soy licenciado en matemáticas, tengo 21 años y lo que queda del año seré su profesor de álgebra.
Se escuchan algunos susurros en el salón sin embargo ninguno hace gran pregunta. Minutos más tarde la clase transcurre, aunque se escuchan algunos comentarios sobre lo bien que viste. Me concentro en mi guía, y necesito explicación de lo que en ella se encuentra. Llamo al profesor Martín, él se acerca a mí y no comprendo acosta de que me siento nerviosa. << ¿Qué te pasa?>> << has visto tipos más buenos>> <<bueno ya tendrás tiempo de cuestionarte, por ahora disimula>> me digo a mi misma.
- Hola, ¿cuál es tu nombre? – Pregunta él con su aspecto imponente que a partir de su llegada a mostrado.
Me dedico a hablarle sobre mis dudas, espero una respuesta respecto al tema sobre el que le hablo y…
- Tienes unos ojos muy bonitos, Woww. – dice el mientras esboza una leve sonrisa
Noto como el calor se acumula en mis mejillas y no controlo la expresión de mi cara.
- Gra…Gracias – Digo tratando de aparentar tranquilidad.
En el momento me entra pánico, sin conocerlo y no sabiendo nada de él siento como recorre agua caliente por cada poro de mi cuerpo. Me digo <<Camila ¿qué te pasa?>>.
La clase se acaba después de un rato. Durante ese tiempo no he parado de pensar en los insultos que me soltaban el par de estúpidos afuera, pero hay algo más. Martin nos pide organizar el salón para salir, se despide de nosotros y nos deja salir. Al pasar por su lado no emito ni una sola palabra, pero escucho como me dice
– Debes quedarte a recoger el desorden que ha formado tu grupo. – quiero protestar, pero quizá no es lo correcto. Basta de problemas por hoy.
Me quedo recogiendo todo. Siento como me penetra con su mirada mientras levanto cada cosa. Al terminar salgo del salón, pero antes le tiro una mirada de desagrado y le volteo los ojos, me doy la vuelta y me voy. Al bajar un escalón escucho como se despide de mí.
- Adiós, chica de mal genio.
Me encuentro con mis compañeras y nos dirigimos a nuestras respectivas casas. Me despido de Nayibe con un beso en la mejilla y le hago una seña con la mano a Juli quien ha decidido no quedarse. No soporta a Nayibe, y ella no tiene mucho gusto de pasarla con Juliana.
Camino lentamente hacia mi casa abstraída por mis pensamientos. Paso la tarde leyendo y escuchando música. Al parecer siempre mantendré esta rutina, pero hay una cosa. Me estoy aburriendo de ello. Caigo dormida en la noche. Ha sido un día agotador, pero no el sueño no decide llegar a mí. Ojeo un poco mi celular, y me dedico a pensar en los extraños acontecimientos de hoy. Al rato quedo dormida.Estamos los dos sentados hablando de las ecuaciones lineales. ¡Me ha besado! Intento controlar mi sonrisa, pero es inevitable. Me calmo, pero al cabo de un momento veo como se acercan Darío y Jack. Me lanzo a besarlo y…
Mi alarma no ha sonado y son las 6:00. ¡LAS 6:00! Me dirijo al baño me doy una rápida ducha. Me arreglo y salgo corriendo. Apenas he oído gritar a mi madre y salgo corriendo al colegio. Llego un poco agitada, controlo mi respiración y subo las escaleras. Al llegar al último escalón siento como choco con algo y unas cuantas hojas salen volando. Levanto la vista y lo veo. Me mira desconcertado, por instinto me doy media vuelta, me toma por sorpresa al sentir su mano en mi brazo y su voz diciéndome.
- Buenos días chica de mal genio. No sé si te lo han dicho, pero cuando botas algo debes recogerlo. — dice mi profesor con una sonrisaNo disimulo mi expresión, me agacho a recoger el desastre que he causado, siento como me pongo de colores y escucho que me habla, pero prefiero no poner atención a sus comentarios de burla. Ya tengo el mal genio a mil, y no pienso dejar que arruine mi día. Voy a tomar la última hoja y… su mano se encuentra cubriendo la mía.
- ¿Me has escuchado? —dice él – llevo diciéndote que yo lo recojo, cálmate.
Me he limitado a no hablar, pero lo miro y quisiera que la tierra me tragara.- Entra a clase, tenemos física. La próxima vez no tendrás solo que recoger mis hojas, también tendrás trabajos extras y una observación por haberme mirado de esa manera con esos ojos tan bellos. – me dice el sonriéndome.
Se me nubla la vista, todo parece estar oscuro, siento como por mi cuerpo corre agua fría y todo me da vueltas, palidezco. Apenas tengo tiempo para pronunciar una palabra, pero siento como poco a poco mi cuerpo cae y me desvanezco.