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¡Viernes! ¡Bendito sea!

Y no solamente porque el fin de semana estaba a la vuelta de la esquina, si no que después de la escuela podría refugiarme en la comodidad de mi hogar para leer o ver una película sin tener que enterarme de lo que ocurría por las calles.

Hoy es 12 de Febrero, lo que significaba que dentro de dos días todo Seúl estaría listo para recibir una fecha a la que yo no le tenía mucha empatía: El día de San Valentín.

Solo de escucharlo se me erizaba la piel. Nunca había sido fanático de aquella fecha, se me hacía más como una trampa de la mercadotecnia para poder crear productos inútiles y revenderlos a un consumidor incrédulo.

Pero ¿Quién le haría caso al chico que no recibe nada ese día?

Lo más valioso a lo que podía espirar era a la próxima locura de mi mejor amigo Taehyung, que a pesar de mis protestas siempre tenía algo listo para mí; los chicos eran un tema aparte, esperar algo de ellos era como esperar una sequía en Seúl, así que ignorando con un esfuerzo titánico los pucheros de Taehyung , siempre pasaba aquel día tan tortuoso en mi habitación con una película romántica que lo único que hacía era aumentar ilusiones tontas y sueños falsos.

Nada bueno tenía aquel día si no tenías una persona especial con quien compartirlo, al menos Tae podía estar con su novio Hoseok, lo adoraba tanto que cumplía cualquier infantil capricho de mi amigo para contentarlo pero yo…decir que no estaba enamorado sería mentir, de hecho si lo estaba, y mucho, pero recordarlo era enterrar la espina en mi costado pues sabía que era completamente imposible, así que cobarde como era, me limitaba a aceptar que era un capricho adolescente.

Mis padres habían decidido tomarse todo el fin de semana para celebrar, al principio estuvieron renuentes a dejarme solo, pero ¡Por Dios! Ya tengo 17 años, puedo sobrevivir dos días sin ellos, por lo que después de una lista interminable de recomendaciones y asegurarles que podría mantenerme con vida de manera satisfactoria tomaron el vuelo más cercano y en este momento deberían de estar aterrizando en algún lugar de México para celebrar el día de los enamorados. Así que seríamos yo, la televisión y un tazón gigante de palomitas por lo que restaba de la semana. ¿Divertido no?

Con aquel deprimente panorama decidí que era hora de levantarme de la cama para terminar con mi suplicio semanal. El instituto.

Me vestí con unos sencillos jeans y una camisa ancha gris, mi cabello como siempre era un desastre sin remedio, me puse mis enormes pero cómodos anteojos y ante el espejo de mi habitación estaba la criatura más simple y burda que podría conocer:Yo.

Suspire pesadamente.

No me consideraba un chico promedio, era menos que eso, no había nada en mí que pudiese llamar la atención del género masculino o femenino, ni siquiera tenía el suficiente carisma para entablar amistad. A veces me preguntaba que veía Tae en mí para poder considerarme su amigo, él era totalmente opuesto a mí.

Era más grande que yo, si, pero era muy apuesto, su cabello era de un color rojo profundo y corto, sus rasgos eran finos, sin mencionar sus..que me hacen recordar a..

"Basta Jimin, quedamos en que eras simple, simple, simple" me regaño mi consciencia.

Y en realidad lo era, me hacía un favor a mi mismo al recordarlo, no existía nada interesante en mí, no era delgado pero tampoco gordo, mi cabello no está bien cuidado, y mis aburridos ojos, que parecem lineas, estaban ocultos tras mis anteojos que según mi mejor amigo, eran una mala broma de la compañía que los elaboró, siempre vestía de manera simple ya que no me llamaba la atención la moda ni el maquillaje (cosa que a Tae le disgustaba) pero ¿Para que intentarlo si se de antemano que no habrá un gran cambio? Ya había aprendido a vivir así, no me molestaba, simplemente algunas personas no nacían con la belleza en el paquete y de nada me servía lamentarme por ello.

Puesto de Besos. Adaptación YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora