Una chica pelirroja de ojos particularmente violetas se asomó por el balcón del orfanato. Se preguntaba si algún día podría tener una familia que la amara tanto como sus padres lo hicieron, si algún día le darían las buenas noches con un beso en la frente y la llevarían con orgullo a la escuela o a tomar un helado.
-Ya vamos a apagar las luces Ashley-le informó una de las encargadas del orfanato.
-Ya voy...-dijo con su tierna voz.
Caminó hacia su cuarto con la mirada baja para no llamar la atención de sus demás compañeros, quienes con regularidad se burlaban de su pelo y ojos.
"Son solo celos" le solían decir sus tutoras.
Al acomodarse en su cama le pidió al universo una vez más que le concediera el deseo de poder tener unos padres. Era uno de sus dos mayores deseos, además de poder volar.
Fue entonces una tarde de Otoño cuando la llamaron a la oficina del orfanato; ella tenía tan solo cinco años.
"¿Ahora qué hice?" Pensó.
Al abrir la puerta de la oficina se encontró con tres miradas: La de la directora y la de una pareja.
-Hola Ashley-saludó la mujer; quien tenía ojos color avellana y pelo dorado como el oro.-Mi nombre es Cassandra.
-Yo soy Michael.-le dijo el hombre que estaba a su lado; ojos azules y cabello negro era lo que este hombre tenía como características.
-Ellos te quieren Ashley.- los ojos de la chica se iluminaron como nunca. ¡Su deseo se había hecho realidad!
-M-me ¿quieren?-dijo casi llorando la pequeña.
-Si cariño, si nos aceptas prometemos darte mucho amor.-dijo Cassandra, su nueva madre.
-¿Nos aceptas?-preguntó su nuevo padre.
Ella entre risas y lágrimas asintió con la cabeza.
Y así fue...ellos la llevaron a una casa enorme, con jardín en el que podría pasar horas y horas jugando con su nueva familia. Su cuarto era enorme, tenía desde televisión hasta un balcón en el que podría mirar las estrellas como solía hacer. Un perro sería la compañía de la pequeña, el sería su mejor amigo; Trevor era su nombre, un pequeño perro de estatura media y pelo negro como la noche, solo con la excepción de una mancha arriba de su pequeña nariz.
Su padre era dueño de una empresa de gaseosa, la más famosa de la ciudad.
Su madre tenía su propio spa; ella en realidad no necesitaba el dinero que salía de ahí, pues la hacía por pura satisfacción.
La niña vivió feliz con sus padres y su perro fiel. No tenía amigos, pero no los necesitaba.
Sus padres solían juntarse a jugar cartas con unos amigos todos los Viernes, mientras la niña jugaba con su perro.
Todo era felicidad en la familia, pero como todo se acaba en esto, la empresa de su padre cayó en bancarrota gracias a la competencia. Dejándolos sin dinero. La niña no entendía la preocupación de sus padres, pues podrían seguir viviendo bien. Hasta que el spa de si madre cerró también.
Un Viernes de cartas, mientras la niña jugaba a las muñecas con su perro al lado, escuchó la conversación que se formaba del otro lado.
-"Podemos ayudarles con dinero, el que necesiten. Esto de los bares de chicas saca mucho"-escuchó decir a uno de los amigos.
-En verdad, muchas gracias.-dijo su padre.
-Solo que nos tienen que devolver el dinero en un mes.-ordenó.
-Lo tendrán, se los aseguro.-prometió su madre un poco nerviosa
El dinero fue entregado a sus padres tan solo dos días después, todo volvió a la "normalidad" en la familia.
Ashley notó más felices a sus padres y aunque no entendía la ambición de sus padres por tener tanto dinero, ella era feliz.
Así fue hasta que el mes se cumplió y llegó el Viernes de cartas. La niña notaba angustia en sus padres, ella una vez más...no entendía porqué.
Al escuchar su madre el sonido del timbre, se apresuró a abrir la puerta.
-Pasen, pasen.-le sonrió su madre a los dos hombres que solían llamar amigos.
-No juegues Cassandra, hoy no nos que quedaremos.-dijo uno de los hombres.
-Solo venimos por nuestro dinero.-habló el otro.
-Sobre eso...-su padre bajó las escaleras.-Todavía no lo tenemos...
-El mes se cumplió Michael...-el hombre apretó los puños.
-Pero...pueden llevarse lo que quieran.-se apresuró a decir su madre.
Los hombres se miraron el uno al otro y sonrieron.
-¿Lo que queramos?-preguntó uno.
-L-lo que gusten-afirmó su padre.
-Bien, hablemos en privado por favor.-les pidieron los hombres.
La niña se quedó sola en el salón durante bastante rato; mientras ese rato pasaba se escucharon gritos y llanto. Ella solo se preguntaba qué era lo que estaba pasando.
Al salir, sus padres la miraron con tristeza. Su madre lloraba en silencio mientras subía las escaleras.
-Papi, ¿porqué llora mami?-preguntó la pequeña. El hombre se hincó a su lado y le dijo con una voz apagada y entre cortada:
"Lamento que esto tenga que ser así cariño"
La niña estaba más confusa que nunca, pero aún así le dio un tierno abrazo a su padre.
Su madre bajó unos minutos después con una maleta que parecía pesar mucho.
-¿Vamos de viaje?-la pequeña se emocionó.
-Solo tú cariño...-respondió su padre.
-¿Yo? ¿Adónde iré sin ustedes?-el miedo se asomaba en la voz de la niña.
-Ya verás.-le sonrió uno de los hombres.-Será un viaje muy largo.-como la niña no sabia lo que era el sarcasmo, todo le parecía muy emocionante y extraño a la vez.
Ashley se despidió y consoló a sus padres antes de irse; esto cuando ella solo tenía cinco años de edad.
Los hombres la llevaron a un lugar lleno de luces y colores, lo cual hizo que la pequeña se emocionara y pensara que era un lugar mágico.
De mágico no tenía nada, pues ahí la hicieron trabajar cual persona madura, su trabajo consistía en llevar las bebidas a las mesas del lugar.
Al principio era difícil cargar tanto peso en sus pequeñas manos, pero con un poco de práctica todo mejoraría.
La niña solía mirar las cosas con optimismo, pues soñaba con algún día volver a ver a sus padres, con volver a abrazarlos y sobre todo volver con su perro; y como la libertad era escasa en ese recinto, soñaba aún con más entusiasmo, poder volar.Todo era "bueno" para ella hasta que le hicieron lo que nunca...
Unos hombres no tan mayores, pagaron para tener a la niña para ellos. Ella obviamente no pudo negarse y fue el juguete de ellos y más adelante de muchos que querían pasar un rato con la niña de tan solo nueve años.
Ella se sentía sucia cada vez que la hacían complacer a los clientes, la impotencia y la tristeza la invadían en forma de lagrimas todas las noches; haciendo que su inocencia y optimismo se fueran con los años.
Así fue hasta que cumplió los diecisiete años, ya era más fuerte, más alta y más valiente. Así que trataría de escapar...
Esa noche salió en cuanto el Bar abrió, se llevó solamente una foto de sus padres y una mochila con agua y galletas. Todo iba bien, nadie la seguía al salir del edificio, pero cuando se dispuso a bajar las escaleras escuchóka a agitadas de los guardias.
"¡Detente maldita sea!" Le gritaban.
La persiguieron hasta llegar a la azotea, la tenían completamente rodeada, sus pies estaban cansados y sus piernas ya no le respondían.
Comenzó a retroceder hasta llegar a la orilla, demasiado alto para saltar...pero aún así exclamó:
¡Aléjense de mi! ¡O salto!
-No te atreves, eres tan solo una perra cobarde.-se burló uno de los guardias.
-¡No lo soy! ¡Yo he tratado! ¡Me sostenido a pesar de todo! ¡He volado aún con alas rotas!-al exclamar esas últimas palabras, saltó...
Después todo fue obscuridad.
Todo fue silencio....
No había dolor...
No había nada...
Hasta que una voz fuerte y clara le dijo:
"Has demostrado ser fuerte, has podido con la cruel vida que te ha brindado el universo. Como recompensa te daré mis alas, están cansadas y muy usadas. Pero podrás volar...serás libre. Mas no consideres esto un regalo. Tienes una razón para existir, tu trabajo es encontrarla. Así será, Broken Wings"
La luz volvió, la chica se paró sorprendida porque no existía dolor alguno...
Al caminar escuchó como algo detrás de ella se arrastraba de manera ruidosa.
Por fin era libre, por fin podría volar. Después de pensarlo bien, y dudar si era lo correcto, hizo lo que su corazón herido le pidió a gritos.
El Bar en el que Ashley Hudson solía ser explotada cerró, pues la policía encontró seis cadáveres: el de el dueño y su hermano, sus dos guardias y los clientes que más frecuentaban el lugar.
Broken Wings es llamada asesina por la gente, pero ellos no ven todo el daño que las personas que matan hacen a las niñas que tuvieron el mismo maldito destino que ella.
Por otro lado las pocas víctimas que sobreviven dicen que lo último que escuchas antes de que te ataque, es el arrastrar de sus alas rotas.
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Un salvaje libro de creepys
HumorSegunda parte de "Un pequeño libro sobre creepys" lee ahora o calla para siempre :v
