5# Huracán

323 25 4
                                    

Al salir veo al policía de espaldas, lleva el traje de policía que lo hace parecer dominante e intimidante, su altura tampoco es que ayude mucho.

-¿Vamos?- dice al darse cuenta de nuestra presencia.

-Sí, claro- dice mi amiga coqueta- síguenos- camina hacia su coche y yo la sigo bajo la atenta mirada del hombre.

-Deja de hacer eso Gal- digo poniéndome el cinturón.

-¿Hacer el qué?- sonríe más y arranca.

-Ya sabes de qué te estoy hablando.

-¡Vamos! es divertido verle la cara inescrutable, parece un hombre hecho de piedra.

-¿Lo conoces?- pregunto curiosa.

-Bueno... a veces lo veía en alguna reunión con papá, siempre me miraba mal al interrumpirlos en alguna reunión de esas aburridas.- dice y vuelve a reír.

-Estás loca- me quedo mirando por la ventana, cada vez más cerca- Me estoy mareando.

-Él no está en casa Alis, su padre lo ha sacado de allí, no quiere que la prensa se entere de todo esto.

-Espero que sea cierto y que los medios de comunicación no se me acerquen.- entrelazo mis dedos sobre mi regazo para que dejen de temblar.

-No lo harán, no saben quién eres y por ahora solo hay rumores.

-Ha sido lo único bueno que ha hecho, ocultarme de su verdadera vida, ocultarme su vida.- apaga el motor y pone su mano sobre las mías.

-Ha hecho bien, no te merece y ahora vamos a recoger tus cosas y empezaremos una nueva vida.- sonríe con ternura y por unos instantes le creo.

-¿Empezaremos?- la miro frunciendo el ceño.

-¿No creerás que te desharás de mí verdad?

-No quiero hacerlo- digo con sinceridad.

-Está bien, parece que ese poli está impaciente, salgamos ya- miro por el espejo y lo veo con los brazos cruzados y mirando el coche detenidamente como si lo intentara memorizar.

Al salir mis piernas tiemblan y un montón de recuerdos llegan a mi mente aglopándose en mi cabeza.

Me cojo del hombro de mi amiga y empezamos a caminar en dirección al señor Daniels.

-Entraremos, puedes esperar aquí.- dice pasando por su lado.

-Estaré esperando aquí, cualquier cosa me avisan.- su voz me hace estremecer de una manera poco agradable.

Respiro una y otra vez y espero a que mi corazón deje de latir tan rápido y abro la puerta.

Lo primero que veo es la mesita en el suelo, entro despacio al comedor y todo está destrozado, la tele, los jarrones, cuadros, macetas, sillas, parece que hubiera pasado un huracán, no me puedo imaginar su ira para que hubiera hecho todo esto, y es que seguramente no me encontró para desahogarse.

Trago saliva y entro al dormitorio pasando sobre la mitad de una silla.

Me llevo la mano a la boca jadeando por cómo ha quedado la habitación.

-¡Dios mío! ¡El neardental está loco!- grita mi amiga y me sobresalto.

No quedaba nada y cuando digo nada, es nada. No se podía distinguir qué era qué.
¿Cuánto hubiera tardado en acabar conmigo?

-¡¡Hijo de puta!!- oigo gritar a mi amiga y salgo asustada hacia mi antiguo despacho.

-¿Qué pa...- me quedo viendo la pared y siento un escalofrío pasar desde mis hombros hasta la parte inferior de mi espalda.

LETAL © (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora