8# En mi interior

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Me encontraba en el coche de Jarred, envuelta en un incómodo silencio, apenas se escuchaban nuestras respiraciones.

Creo que aún sigue enfadado porque cree que miento, y es verdad, lo hago, pero él no tiene porqué saberlo.

Suspiro y miro por la ventana, mi vientre me dolía a horrores, seguramente tendría un morado por la zona de mi estómago. Gracias a dios que no me quitaron la ropa, de lo contrario me habrían descubierto, hubiera tenido que decir la verdad y despertar la furia de Rayder.

-Llegamos- escucho que dice y me doy cuenta que hace un buen rato que hemos parado.

-Muchas gracias y disculpe las molestias.- abro la puerta para salir, pero un firme agarre me lo impide, me giro y lo veo mirarme fijamente, como si estuviera evaluándome.

-¿Estás segura de que no te acuerdas de nada Allisson?- me sorprendo por su trato hacia mí.

-Sí.- le digo nerviosa.

-De acuerdo, vaya a descansar señorita Marsel.- vuelve su tono gélido y me estremezco, miro su agarre y él se separa entendiendo que tengo que salir.

Entro a casa y me entran náuseas al recordar lo que ha pasado hace apenas unas horas.

Necesito limpiar la casa, no soporto la idea de que él haya estado aquí, de que haya dejado sus huellas o simplemente su olor.

Ya no me salen las lágrimas, estoy muy cansada. Ya no puedo llorar por algo que no tiene remedio. Nadie puede ayudarme.

...

-¡Galiii!- grito alegre al verla correr hacia mí.

-¡Mi amor!- grita ella de vuelta y me abraza con demasiada fuerza que casi caigo al suelo. Empieza a darme besos por toda la cara y me hace cosquillas.

-Deja de hacer eso Gal, la gente se va a creer que somos novias- le susurro y ella se separa riendo.

-¿Has venido sola?- pregunta mirando por el aeropuerto.

-Está el agente Daniels...- digo buscándolo con la mirada- en alguna parte- digo al no verlo por ninguna parte.

-¡Dios! Te tengo que contar algunas cositas...- me toma del brazo y me arrastra hacia la salida.

Al salir afuera busco la camioneta de Jarred y nos dirigimos hacia allí, él no me dejó conducir con la escusa de que el aeropuerto estaba lejos y no me encontraba en "condiciones" de hacerlo.

Desde que salí del hospital ha estado muy diferente, quizá son cosas mías, pero siento como si estuviera más al pendiente de mí. Con el susto que le di no me extraña que no me quite el ojo de encima, al fin y al cabo no deja de ser su trabajo.

El agente Rodríguez, el amable hombre que me custodiaba por las noches, ya no está, ahora hay otro en su lugar que es como el hombre hielo; no habla, no sonríe y mucho menos deja de mirarte con ojos duros. Ese sí que se parecía a Jarred, supongo que por eso lo cambió. Pobre Rodríguez, me caía especialmente bien.

-¿No has traído tu coche?- me pregunta mi amiga esperando a que el hombre hielo aparezca.

-Nop, por cierto te quedas a dorimir ¿verdad?- intento cambiar de tema, no quiero que se entere de lo de mi hospitalización.

-No te escaparás de mí.- río y me callo al instante en el que siento a alguien mirarme fijamente, Jarred, serio como siempre dice:

-Buenos días.- se dirige hacia Gal.

-Hola Jarred ¿cómo estás?- contesta mi amiga sonriendo con picardía.

-Bien y usted.- sigue manteniendo las distancias con su formalismo.

LETAL © (PAUSADA TEMPORALMENTE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora