Introducción

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Declaración: Los personajes de esta historia pertenece a sus respectivas autoras (Kyōko Mizuki e Yumiko Igarashi). Yo únicamente imagino posibles alternativas para cambiar el final original. Ya saben, escrito por y para esparcimiento.

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Summary: Desviación de la historia a partir del fin de las vacaciones en Escocia. El Duque de Grandchester ha decidido aceptar un contrato matrimonial que involucra a su hijo Terrence, este al esterarse decide escapar a América sin interesarse por conocer el nombre de su prometida, de lo cual no sabe cuánto se arrepentirá.

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Cuando ese verano decidió pasarlo en Escocia e invitarla a ella a que fuese al mismo país que él jamás creyó que llegaría a convertirse en uno de los mejores momentos de su vida, cuyo recuerdo guardaría por el resto de sus días. Enumerar todos esos detalles le llevaría el mismo número de días transcurridos en aquella antigua Villa, pero sin duda existían episodios más significativos que otros, como el acercamiento que tuvo con su madre lo cual lo llevó a reconciliarse con la misma, las peleas con Archie que al final parecieron convertirse en una creciente amistad en el momento en que decidieron hacer una tregua para ayudar a Stear a reparan el viejo biplano de su padre; aunque claro, lo mejor de todo: Candy, esa pequeña rubia pecosa que gustaba trepar árboles y él, el chico más arrogante, petulante, ordenado e incluso esnob, estaban teniendo una relación que podría ir más allá de la amistad.

Casi cada día lo habían disfrutado juntos, la chica había encontrado la manera de despistar a las monjas de la escuela de verano una y otra vez para lograrlo, ahora lo que fuese que existiera entre ellos era mucho más estrecho; si bien durante el festival de mayo ya le había robado un beso, el cual no culmino muy bien por su impulsividad, ahora estaba tomando las cosas con más calma, por eso en  estas vacaciones el beso fue un sutil acercamiento a su frente. Si todo salía como el esperaba al regresar al Real Colegio San Pablo le pediría que comenzarán una relación de noviazgo; aunque no estaba muy seguro que su padre, el Duque de Grandchester, la aceptara debido a que ella era adoptada, y como todo lo que incomodaba a la aristocracia, la adopción no era algo bien visto dentro de la nobleza británica, pero él no tenía intenciones de ser el heredero del ducado, por suerte no era el único hijo varón del Duque, además, para su suerte ella pertenecía a una de las familias más influyente en Norte América y como plus extra, esa misma familia contaba con ascendencia de linaje escocés, así que todo podría resultar favorable, muy favorable, sólo había que esperar el fin del verano y el regreso al internado para averiguar los sentimientos de ella.

Al menos eso era lo que Terrence Graham Grandchester esperaba hasta tres días antes de terminar las vacaciones cuando una misiva proveniente desde Londres llegó a él. Su padre, con su tendencia a ir directo al meollo de las cosas le decía en unas cuantas líneas que a primeras horas del siguiente día llegaría a la Villa escocesa de la familia, donde Terry pasaba sus vacaciones, para terminar los arreglos de un muy favorable "negocio" en el que la familia Grandchester resultaría muy "beneficiada" y en el que él estaba directamente involucrado.

A pesar de que su padre lo intentó disfrazar Terrence no era ningún iluso y comprendió de inmediato a que se refería, ya años a tras su madrastra le había amenazado con un contrato matrimonial con la hija de un primo cercano.

Eso fue lo mismo que le sucedió a su padre, un acuerdo matrimonial, por supuesto el joven castaño se negaba a pasar por lo mismo que su progenitor. Así qué olvidando sus intenciones con Candy y cavilando en lo que más le convenía decidió tomar varios objetos de valor de su pertenencia directa, no deseaba que luego el Duque lo acabará tachando de ladrón, dichos objetos serían destinados a la venta; entre lo recolectado se podrían encontrar: su auto, su querido reloj herencia de su abuelo y su aún más querida yegua Theodora, pero todo con la intención de zafarse de ese compromiso y de paso ir a realizar su sueño, viajaría a América, más exactamente a Nueva York con el propósito de hacer todo lo humanamente posible para convertirse en actor, pero no cualquiera, como todo lo que hacía no se andaba nunca con medias tintas, pretendía ser el mejor de su generación.

Con respecto a lo de Candy, al final de cuentas sólo tenía 16 años, lo que planeaba con ella tal vez se perdería como un amor de juventud, de todas formas como actor los Andley no lo aceptaría como pretendiente de su heredera directa.

Tal vez no tenía planeado, por lo menos inmediatamente, convertirse en un actor de teatro pero ahora las cosas marchaban por caminos diferentes, nadie lo obligaría a hacer lo que él no deseaba, como sea mientras estuvieran vivos podrían reencontrarse y tal vez en algún momento reiniciar algo, finalmente su amigo Albert solía decirles que eran los "rebeldes del San Pablo", así que si la oportunidad se presentaba Candy podría rebelarse a su familia por él. Por el momento únicamente le quedaba pensar en que su futuro sería prometedor y que lo que estaba haciendo era sólo un adelantó a lo que muy probablemente tarde o temprano sucedería: deslindarse de la aristocracia británica.

Así Terrence abandono todo, casa, privilegios, a su padre, incluso a su amor de adolescente. Vendió sus posesiones y partió rumbo a América con un único pensamiento: convertirse en el mejor actor de Broadway con sus propios recursos.

No obstante no pudo evitar pensar mientras salía de la Villa Grandchester...

—«Así esta bien. Tanto para ella, como para mí. Seguramente no volveré a ver la "Segunda colina de Ponny" y tampoco volveré a ver a Candy»* –al tiempo que remembraba los paseos a caballo, el momento frente a la chimenea, el arreglo de la avioneta... un beso fugaz en la frente y otro robado en los labios–. Tal vez en algún momento nuestros caminos se vuelvan a juntar. Entonces pueda volverte a ver.

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*Candy Candy, tomo 4, página 252.

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