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Capítulo 6: Cartas recuperadas

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Robert Hathaway era un hombre de cuarenta y ocho años consagrado como un gran actor hacia más de dos décadas a tras cuando a los veintitrés interpretó a Romeo, por años fue considerado el mejor en ese rol, y uno de los mejores actores shakesperianos junto con Edwin Booth*, sólo que este último irreemplazable como Hamlet, al menos eso dijeron las tabloides de la segundo mitad del siglo XIX.

En esa misma obra, que lo hizo popularizarse conoció a Hannah, su esposa, ella era Julieta, una hermosa Julieta de cabellos dorados y ojos azules, tan parecida a Marlowe, y con la misma edad, dieciocho. Esa fue la razón de porque selecciona a Susana para ese papel, su esposa impacto, ésta rubia también lo haría pues al igual que Hannah a esa edad, poseía un aire ingenuo y un hermoso rostro corazón, aunque la actriz actual tenía ligeramente la frente ancha, pero el peinado correcto lo podía hacer parecer una virtud y no un defecto. Junto con eso estaba el hecho de que la ojiazul veía al protagonista masculino con una mirada llena de adoración, como la mayoría de las mujeres, excepto Karen Klaise, para ella Terry no era más que otro rostro bello, por eso no ganó el papel, era mejor actuando, sin duda, pero no tenía esos ojos de borrego a medio morir que Julieta necesitaba.

En sus tiempos mozos, Robert fue un conocido Don Juan, inclusive casado, pero en 1890 a nadie le importaba una o dos, o quince, canitas al aire, era normal siendo hombre, fue con la llegada del nuevo siglo que las mujeres comenzaron a pedir más respeto y la sociedad a criticar más esas prácticas, como ahora que se pide más discreción, y él la tenía, a su edad seguía siendo muy atractivo y con su puesto de director y productor dentro de la compañía Stratford nunca le faltaba quien quisiera intercambiar favores, claro que no a todo el mundo podía ofrecerle eso, menos si ese resto del mundo sobrepasaba los cuarenta, incluso en ciertas ocaciones los treinta y cinco , y de igual forma pasaba de curvas atractivas a muy regordetas.

En fin, es era la vida de Hathaway hacer teatro y hacer favores, pero entonces había aparecido en su mundo del teatro un chico inglés por demás atractivo, en todo sentido, físico, porte, voz, incluso era talentoso actuando, joven que en cuanto pasó de ser un alzapuertas para tener roles cada vez con más duración comenzó a sobresalir, hasta en los papeles más ínfimos, Robert lo supo de inmediato, ese chico lo sobrepasaría a él y al mismísimo Booth, así que tenía dos opciones, o hacia lo posible para cerrarle las puertas y echar a perder su carrera antes de comenzar para que nadie lo opacará en vida o se aprovechaba de todo ese talento y físico para obtener beneficios, lo segundo traería mayores frutos, así que se convirtió en su mentor.

Cuando en Chicago el propio alcalde le comentó que Terry sería el aproximó Robert Hathaway, que ese aire de indiferencia era un imán para las jóvenes, fue cuando tuvo la revelación del idóneo papel para Graham. Terrence sería el perfecto Romeo, aún más joven que él cuando interpretó dicho personaje y con un encanto inglés irresistible para la cartelera, obvio no podía darle un estelar así como así tenía que audicionar para ganárselo, sólo como requisito pues sabía que era un hecho que ese chico engreído sería Romeo. Sin embargo algo pasó esa misma noche en la ciudad del estado Illinois: la heredera Andley. En cuanto él la vio se abalanzó sobre ella, claro que la joven es hermosa, si fuese actriz sería una sensación, pero lo que estuvo mal fue que ese acercamiento duro demasiado para el gusto del director, puesto que de inmediato significó un rechazó por parte del público femenino, a sus fans presentes no les agradó, se sintieron remplazadas, por lo que Robert intervino para alejarlo de ella en cuanto fue posible.

Todo volvió a su cause y fue mejor cuando los rumores de un amor secreto con su compañera de reparto crecieron, ¿cuál había sido la diferencia entre una mujer y otra? Susana era parte del teatro y la magia que éste poseía, no una joven ajena a ese mundo que les recordaba a las demás que Terrence era sólo un chico que en cualquier instante podría perteneciente a una sola mujer y no a todas ellas.