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.El silencio en el recinto era casi sepulcral, sólo unas cuantas respiraciones se dejaban escuchar junto con unos leves cuchicheos, los presentes se encontraban a la expectativa, esa era la obra de la temporada, todo quien fuera alguien en Nueva York, e incluso en otras ciudades norteamericanas estaban ahí. Parte de tan buena acogida era el rumor de que un Duque inglés se hallaba entre los asistentes. Otra parte se debía a la sensación que causaba el protagonista, un joven inglés de misteriosos ojos azul profundo y misteriosa personalidad. Ya con su pequeño papel como Rey de Francia había fascinado a las mujeres más jóvenes con su actuación, además de su galanura y porte, ahora como Romeo, y con un poco más de edad, el público femenino había agotada las entradas por las siguientes dos semanas ya sea para conocerlo o por volverlo a ver.
El telón se abrió, Sansón y Gregorio entraban a escena con espadas en mano, el primer acto daba comienzo. Con eso, inicio una sujeción de actores que entraban y salían del escenario por más de diez minutos, hasta que, como si alguien hubiese quitado el aliento a la mitad de los asistentes (claro que esa mitad era la femenina) se escuchó un suspiro largo y contenido, Terrence Graham enfundado en un traje clásico renacentista en tonos vino con negro hacia su primer aparición llenado todo el escenario con su presencia, exaltando gallardía en cada paso, aunado a eso, ese día en particular parecía que una luz irradiaba de él acrecentando el encanto inglés que ya poseía, luego:
—*"¿Tan joven está el día?"
Si aún había féminas presentes que no habían caído rendidas ante su porte, su voz de barítono sí lo consiguió.
Desde el palco del Duque de Grandchester, quien llegó unos minutos antes que su hijo a escena, los ahí presentes no podían pedir mejores lugares puesto que casi se podían tocar a los actores debido a que, literal, se encontraban a unos metros por encima del proscenio, tan así que si los interpretes enfocaban podían distinguir a los que ahí disfrutaban de la puesta a pesar de las intensas luces que los iluminaban de frente, esa fue la razón por la cual el padre de Terrence lo seleccionó, deseaba que su hijo viera a todos sus acompañantes; que de una forma u otra supiera quién era su prometida, lo cual, ahora que ya lo sabia, su ubicación sólo resultaba más beneficiosa.
Desde su tan singular lugar Candy no cabía de júbilo ante su visión, lo tenía tan cerca, lo escuchaba tan claro nuevamente, su entorno dejo de existir, sólo existía él, sólo él, su presencia y su voz. Tanto que ni siquiera notaba el diálogo del otro actor. Cuánto tiempo pasó en ese estado, ella jamás lo supo, como tampoco supo cuanto se divertían sus primos y Albert a sus costillas de sólo contemplar su cara de ensoñación. Otra vez Albert creía que había hecho lo correcto, "Después de todo esto está saliendo muy bien." Pensaba el rubio patriarca.
La obra continuaba y en una pequeña fracción de segundos, Terrence improvisando cambió su posición en el escenario obligando a "Benvolio" a girase para continuar con la escena, Terry tenía que confirmar lo que su padre le dijo minutos antes, que Candy estaba ahí, él sabía que podría verla sí era verdad y lo consiguió, la encontró a pesar de la sombras propias de la oscuridad que caí en los asientos para dejar sólo luz sobre las tablas. Ya ubicada e ignorando al director que le señalaba que volteara a ver a su compañero, Terry dijo su diálogo
—*"Has acertado. Estoy enamorado de una mujer hermosa."
Después de decir esa frase regreso sus pasos para seguir con lo tantas veces ensayando, sólo su compañero de escena y los ubicados en ese específico palco notaron a quien dirigió sus palabras, el resto del público no vio nada extraño mientras que el director junto con su gente sólo se inquietaron ligeramente ante la improvisación.
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Volverte a ver
FanfictionDesviación de la historia de Candy Candy a partir del fin de las vacaciones en Escocia. El Duque de Grandchester ha decidido aceptar un contrato matrimonial que involucra a su hijo Terrence, este al esterarse decide escapar a América sin interesarse...