Prólogo

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—¡Maldita sea! —Se quejó Jason con voz pastosa agarrando el móvil que sonaba con insistencia —¿Para qué demonios me despiertas a estas horas Alex? —Gruñó cogiendo la llamada y frotando sus ojos somnolientos con una mano mientras que con la otra sujetaba el móvil.

—A las nueve te espero en la entrada del instituto —Decía la voz al otro lado de la línea. —Sabes que Lawrence te tiene bien vigilado.

El muchacho bufó y cortó la llamada sin decir nada más, tenía un dolor de cabeza terrible y no se acordaba de mucho, recorrió con una vaga mirada la habitación en la que se encontraba, no era la suya y no le extrañó tanto, observó con detenimiento la pared color fucsia y después la desvió hacia la chica acostada a su lado apenas cubierta por las sábanas.

Con cautela se levantó de la cama y empezó a buscar su ropa tirada descuidadamente por toda la habitación. Cuando terminó de cubrirse su torso musculoso con una sudadera oscura, desde el marco de la puerta, se puso a admirar por última vez el cuerpo esbelto de la muchacha mordiendo el labio inferior, como si estuviera orgulloso de sí mismo. Finalmente al notar cómo la desconocida empezaba a dar vueltas en la cama sin cesar y a suspirar se escapó de aquel lugar.

—¿Con quién demonios te fuiste ayer con tanta prisa? —Preguntó Alex con una sonrisa maliciosa esbozada en el rostro apenas Jason se bajó de su moto.

Jason le miró con cinismo.

—Un caballero no tiene memoria —Respondió escapándosele una sonrisa burlona causando que Alex soltara una leve carcajada.

—Llevas un par de semanas con Meghan que pensé que te gustaba en serio —Dijo Alex jugueteando con el piercing de su boca. —Cuando te vio yéndote con otra como si nada no sabes la escena que montó en el almacén. —Añadió lanzándole una mirada recriminatoria —Y encima he tenido que lidiar con ella yo. —Reprochó cruzándose de brazos y negando con la cabeza. —Deja de causar el caos para luego desaparecer.

Jason le miró con el ceño fruncido ya sin ningún vestigio de humor en el semblante de su rostro.

—A mí me gustan todas —Masculló Jason con una sonrisa en los labios que solo podría ser descrita como feroz. —No pienso meterme en una relación con ninguna. —Añadió dándole una larga calada a su cigarro. —Y deja de hablar como si tú fueras un ángel caído del cielo.

Alex soltó una leve carcajada.

—¿Dónde demonios está Ryan? —Preguntó Jason segundos después con el ceño fruncido mirando a los alrededores.

—Dice que se pasará más tarde —Respondió Alex encogiéndose de hombros como si le restara importancia. Jason asintió distraídamente dándole otra calada a su cigarro medio fumado.

—No me puedo creer que el maldito de Lawrence me haya obligado a despertarme a las ocho de la mañana —Gruñó Jason con clara irritación en su tono de voz.

Lawrence era el director del instituto, un maldito que últimamente ha estado dándole por culo más de lo usual, por eso precisamente aquel día le tenía una pequeña sorpresa, pensó sonriendo perversamente e imaginando la reacción del director.

Normalmente faltaba las dos primeras horas o a veces ni se molestaba en presentarse pero desde el último aviso, el director Lawrence le obligó a asistir a la hora exacta o si no volvería al correccional por provocar diariamente escándalos y disputas en el instituto, así que no tenía más remedio que bendecirlos con su presencia.

—Y yo no puedo creer que por tu culpa tenga que despertarme a las ocho —Dijo Alex fulminándole con la mirada e interrumpiendo sus pensamientos.

MALDAD #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora