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Había llegado los primeros días de Agosto,
contratada para cuidar a la Sra. Blum.

Ese año, el invierno resultó ser atípicamente cálido.

Y en Febrero,
lo poco que quedaba de nieve
al costado de las carreteras ya estaba mayormente negro.

Llovió demasiado en la primavera,
Y los frutos parecían pesarles a los árboles
en los extremos de las ramas dobladas.

El sol en los meses de verano estuvo ridículamente caluroso
Y me pinchaba los hombros descubiertos cuando me descuidaba.

Recuerdo haber pensado
que parecía que el otoño nunca llegaría.

Y nunca llegó.

𝐒𝐨𝐲 𝐥𝐚 𝒄𝒐𝒔𝒂 𝒃𝒆𝒍𝒍𝒂 𝐪𝐮𝐞 𝐯𝐢𝐯𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐭𝐚 𝐜𝐚𝐬𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora