El diario de la abuela

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Una vez me dijeron que era bueno expresar sentimientos ocultos y profundos escribiendo. Que ayuda discernir cosas que no entiendes del todo con tal sólo pensar, y también ayuda a dar alguna oportunidad a una solución u opción. Pues, supongo que eso debe ser real y al escribir espero tener un resultado positivo.

El perro de mamá murió. Un horrible Chihuahua llamado José que en realidad no extrañaré, porque se pasaba la mitad del tiempo ladrando y la otra mitad mordiendo mis zapatos o mis calcetines cuando llegaba a mi habitación. Le gustaba joderme las pelotas. En este momento mi madre está en el patio de la casa, llorándole a una caja de zapatos con un pequeño cadaver flaco dentro; caja que me pertenecía. Creo que pensando en la realidad de la vida. De cómo llegamos y nos vamos rápidamente de este mundo y la corta que ésta es. Espero y así, entienda mis lagunas mentales y mi manera de reflexionar sobre la vida.

Pero ¿por qué estoy escribiendo sobre esto? Pues, no sé. Mi abuela me regaló este diario antiguo para escribir experiencias inolvidables en mi vida. Cursi ¿no? Me hubiera gustado más que me regalara una consola de videojuegos o una suscripción de Netflix pero, ¿quién soy yo para rechazar los regalos de la abuela? Si me dio esta antigüedad es para algo valioso. Ella nunca ha tenido la costumbre de equivocarse.

Supongo que debo escribir de cosas que valen la pena. Y dudo que hablar de José y del sudor que produce mi cuerpo no es lo que debería plasmar aquí. Si esto es de índole importante, debería presentarme más formalmente.

Soy Kyle Bugg, como el cantante, pero no lo soy. Me gusta el arte y los flamencos.

Esa foto de arriba me la tomaron el otoño pasado, unos días antes de noche de brujas, acababa de salir del colegio alegre y feliz por pasar mi examen de trigonometría con C, y mi amiga Fionna aprovechó mi sonrisa inesperada para tomarla.

Actualmente tengo diez y siete años, once meses. Me fascina el arte, de hecho en mi otra escuela tenía clases extra escolares de dibujo y estética, lo sé, eso huele a fracasado; pero, aunque no lo crean yo no soy un estúpido Don Nadie, tampoco soy un chico deportista popular, solo estoy en el medio, y me agrada ser del medio, eso me da oportunidades para hablar con personas a las que los nerds no les hablarían, y también de ser sociable con los chicos estudiosos y silenciosos.

Mis padres, se llaman Dennis y Flora Bugg. Papá es subdirector en una empresa de seguros importante del país, y mamá trabajo un poco de lo mismo pero desde que nació Coco se volvió una madre de tiempo completo, de hecho nos movimos de cuidad un tiempo, yo nací aquí, en New York, pero tuvimos que irnos a San Diego porque papá iba a administrar la sucursal de ese estado, así que viví ahí hasta los quince años, y volví aquí.

Son una pareja que tiene mucho sexo, demasiado, diría yo; y no me malinterpretes, sé que no es nada malo, estoy consciente que hay personas que quisieran tener unos padres que se amen, pero también tienden a tener demasiadas fallas para entender a sus hijos. Ellos no saben cuando estoy triste o contento, porque pocas veces lo expreso; así que ni siquiera hacen un esfuerzo por intentar. Y vamos, no es malo, porque yo soy el que no ayuda a tener mayor comunicación con ellos ya que soy demasiado reservado, me gusta estar en mi espacio sin que la gente se entrometa y sin que yo estorbe a la gente, siento que el espacio personal es importante. Hablando de reservado, bueno, es complicado conmigo, digamos que por un tiempo, en mi pubertad fui adicto a, ya saben, "conocer mi cuerpo" pero ahora lo he dejado, no porque quiera, New York no es el mejor lugar para tener privacidad.

A demás de mis padres tengo una hermana menor de diez años, Chloe, o como le decimos, Coco. Y un hermano llamado Jeff, de siete, que fue producto de uno de esos juegos de roles en los que mi papá era el plomero y mi mamá la chica que no tiene cómo pagarle. Básicamente escuché cómo engendraron a mi hermano. Y fue traumático. Pero no tanto como lo fue para Coco. Estaba dormido hasta que escuché los ruidos, oí a mi hermana pasar por mi habitación para dirigirse al cuarto de mis padres. Recuerdo que Coco gritaba "Mami" porque creía que alguien le pegaba a mamá. Estaba llorando a mares y la tranquilicé jugando a golpearme, pues mi dolor la alegraba hasta que se quedara dormida. Estaba jodidamente furioso. Follaron como simios salvajes cerca de sus hijos, ni siquiera habían dado las diez y sin importar que estuviéramos perturbados en su futuro; es exagerado decir eso pero oye, no es algo que necesites saber. Pero mi venganza fue dulce, a cada persona que entra a la casa les recordamos el día en que los escuchamos tener sexo.

Como ya dije, amo el arte, y aunque está en mis opciones estudiar ese ámbito, no sé que mierda haré con mi vida después de mis últimos años en la preparatoria; si ahora, en mi adolescencia, donde se supone que vives esas aventuras que jamás olvidarás, no he hecho algo increíble, dudo que en otro momento suceda. Esculpir algo sublime a los ojos que atraiga la atención fácilmente del público es algo que me mantiene interesado en la vida día a día. Bueno, además de pensar en Bonnie.

Bonnie es la chica de la cual he estado enamorado desde séptimo grado, pero las situaciones nos separaron. Pienso en ella mucho inconscientemente, en mis sueños más que nada. Ahora que lo pienso, si hablaré de alguna experiencia que halla marcado mi vida, sería esta, conocerla. Así que a partir de ahora, contaré como un diario todo lo que he vivido con ella; lo cuál, a pesar de ser escaso, vale la pena contarlo. Que la gente sepa cómo esa chica marcó mi vida de tal manera.

Supongo que sonará gay si me despido del diario, así que, ya me voy, a la puta.

De mis sueños a soñar soñarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora