Lo que sea necesario

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Después de ese primer beso, al día siguiente en la escuela, Bonnie ni siquiera me saludó, sólo me tomó de la mochila y me llevó abajo de la cancha de fútbol, y me empezó a besar, uno, dos, varios besos sin siquiera abrir la boca; ya que éramos jóvenes, inexpertos e inocentes; sólo eran los labios pegándose y despegándose, pero lo disfrutábamos bastante, yo más, supongo, estaba en el paraíso, en mi mente no lo podía creer, era algo muy intenso que pensé que eso no podía estarme pasando a mí, como pequeños y cortos fuegos artificiales cada vez que nos besábamos. No es necesario decir que tenía que pasarme mucho tiempo tratando de ocultar mis jóvenes erecciones; ni tampoco mencionar que estuvimos ausentes en las primeras clases del día hasta la hora del almuerzo.

Bonnie me dijo que hablaría con Azu y Daya sobre ese asunto hasta que se sintiera lista, pero yo quería compartirlo. Honestamente me emocionaba mucho y quería contárselo hasta las piedras, y es que, mierda, la besé, muchas veces, y le gustaba. ¡Le gustaba!

Pasaron cuatro días de esa rutina de ir a besarnos en ciertos lugares. Un día, después de un beso inocente decidí preguntarle algo.
—¿Cómo crees que los chicos reaccionen cuando sepan que salimos?
—No estamos saliendo, Kyle.
Me tomó por sorpresa, digo, nos besábamos y nos tomábamos de la mano muy seguido, era obvio que eso hacían los novios.
—Pero ¿por qué no?
—Kyle, no me lo has pedido, yo nunca he salido con nadie, me gustaría que fuera especial, ¿sabes? Soy nueva en esto.

Estaba algo irritado, no me gusta sentirme obligado a hacer algo, y declarar mi amor de una manera exagerada no era para mí, me resultaba humillante, vergonzoso, lo más bajo que puede caer una persona. Aunque Bonnie soñaba con algo así. Bonnie era una niña, aún soñaba con chicos perfectos y caballeros impolutos que luchan con temibles dragones sólo para resaltar su cálido amor por su doncella. Pero olvidaba que yo era un niño obeso y rosado, no un príncipe encantador. Traté de entender ese punto, tampoco quería pelear con ella, me daba miedo perderla, y mierda ¿cómo por qué quisiera sabotear algo tan increíble?

—Yo también, y tienes razón, esto debe ser más serio. Algo se me ocurrirá.
—Mientras eso pasa dejaremos de hacer estas cosas, me gusta besarte pero no eres mi novio, es raro.
—Oh, bueno, entiendo. —sus besos ya eran como el azúcar en un niño para mí, me era difícil parar de besarla y juraría que a ella también la pasaba; me fascinaba, era una especie de adicción. Tenía que pensar en algo bueno y rápido para mañana, así de presionado me sentía.

Corrí hasta el casillero de Alex, y le hablé de todo, cuando le expliqué la parte donde ella me decía que debía pedirle si salía conmigo ella echó una risa.
—Bueno, dale lo que quiere y ya.
—Se lo pregunté y me dijo que le gustaría algo especial. Pero eso de las flores y chocolates es estúpido.
—Trata de buscar algo en lo que coinciden. Ayudará.

Después de ese consejo a medias busqué a la pandilla y a Jason.
—Hermano, felicidades ¿por qué te complicas tanto? Déjame eso a Jason que es un imbécil detallista, no te preocupes que sus ideas son buenas.
Jason me dijo que para final de clases me tenía una idea perfecta. Y el resto del día estuve pensando en cuál era realmente, él tenía buena memoria y sabría con lo que le dije qué hacer.
Cuando sonó la campana salí del salón esperanzado por saber qué tenía en mente, me encaminé a su casillero, pero oí a Bonnie a lo lejos, entré en pánico y corrí. Ella empezó a perseguirme hasta que yo llegué con Jason, pero antes de que hablara de todo eso con él Bonnie llegó.

—¿Por qué hiciste eso? —Bonnie preguntó—. Corriste como loco, sabes que odio correr.
—Pues me estabas siguiendo —respondí como si intentara hacerla a ella pasar por tonta.
—Iba hacia ti. ¿Por qué ese misterio?
—Para nada. —Jason interrumpió—. Venía para hablar conmigo acerca del viaje de hoy en la noche.
Está demás decir que no tenía idea de lo que estaba diciendo pero me ayudaba con mi excusa.
—¿Un viaje? —Bonnie se veía sumamente interesada.
—Así es, Bones, este viaje es hacia un rancho de animales, para los que están en clase de Ciencias de la salud.
—Pero yo no voy a esa clase.
—Nadie, realmente el viaje es cómodo pero no va mucha gente así que invitan a otros alumnos a ir.
—¿Y cuándo es?
—Mañana en la noche. Y Kyle quería invitarte.
—¿En serio, Kyle?
Cuando dijo eso no pude evitar saltar mis ojos, era una idea estupenda pero en muy poco tiempo. Después de procesarlo todo respondí.
—Sólo si tú puedes.
—Pediré permiso, haré lo que esté en mis manos, lo prometo.

Me despedí de ambos, no sin antes un "es toda tuya" susurrado de Jason. Bonnie estaba emocionada por el tema, pero sólo tenía cinco horas para hacer el plan, además ni siquiera sabía si mis padres me darían permiso para irme.

Llegué a mi casa, Bonnie me dijo que haría todo lo posible por conseguir el permiso de su madre para poder ir, y yo haría lo mismo. Vi a mamá en la cocina, de espaldas mío y decidí hablarle sobre todo.
—conocí a alguien.
—¿A quién, querido?
—Una chica, me gusta.
Mamá detuvo lo que estaba haciendo y volteó a verme.
—¿Se puede saber el nombre?
—Ya lo sabes.
—¿Bonnie? —asentí con la cabeza—. Bueno, hijo, era de esperarse. No sé podía ocultar esa mirada.
—¿Cuál?
—Esa, con la que te veía, sus ojos se ponían mas grandes cuando tenía que verte.
Eso me hizo pensar que entonces Bonnie sentía algo por mí, tal vez le gustaba o le parecía lindo. Es difícil pensar eso con tantas inseguridades encima.
—Quiero salir con ella, y, pedirle que sea mi novia.
—Claro, Kyle, inténtalo, estoy segura que aceptará.
—Hay un viaje, esta noche. Hacia unas granjas del este, es como un viaje escolar.
—¿Quieres mi permiso para irte lejos, hoy mismo, para salir con ella? —el tono de mi madre se oía molesto, y obviamente lo entendía, le estaba pidiendo algo completamente estúpido.
—Tengo un plan, y quiero que sea especial.
—Mira, cariño, no puedo dejarte ir tan lejos, eres demasiado pequeño para viajar solo. ¿Entiendes?
—Pero mamá, yo...
—Kyle, no, por favor no insistas, no sé cómo pensaste que yo iba a acceder a eso. Esa niña debe saber que no es normal que otros padres puedan dejar salir lejos a sus hijos.
—Mamá, yo le pedí a Bonnie que fuera conmigo. Por favor, sólo será un día. Uno sólo.
—Háblalo con papá.

Ella subió al estudio de papá para hablarle de la situación de una manera desesperada, como si le pidiera que me explicara por qué no debía ir. Subí con él, estaba leyendo algunas hojas de datos y cosas que un papá empresario hace. Cuando mamá bajó toqué la puerta, me pidió que pasara y me senté.
—Hijo, ¿te das cuenta de lo que estás pidiendo?  Nos pones en un debate muy grande. ¿Por qué tanta insistencia? ¿Es por la chica?
—No es necesariamente ella, soy yo. Papá, desde que tengo memoria todas las mujeres de las que me he enamorado pensaron que soy asqueroso, feo, gordo; que no valgo nada y que simplemente no soy apto para recibir amor. Bonnie no sólo es la primera chica a la que yo le gusto, es la primera que no habla de mi físico, que no se burla de mí ni busca aprovecharse de mis buenas intenciones, además, es hermosa, adorable y amable. No puedo creer aún que la besé. Me gusta, mucho, y creo que es mutuo, no puede no serlo; no lo estoy malinterpretando, ella me besa, me mira y sonríe cuando me ve y es jodidamente hermoso hacer eso en una persona. Ella se merece que haga este intento.
Papá me miró de arriba a abajo unos segundos y sonrió.
—¿Ella lo vale?
—Totalmente. Y haré lo que sea necesario para que ella también sepa que yo valgo la pena.
—¿A qué hora debes estar en el autobús?

Papá habló con mamá sobre la charla y ella también aceptó, hice una pequeña maleta y llevé unas cuantas cosas extra. Y cuando llegué donde el autobús ella estaba, con una mochila vieja en su espalda, sonriéndome.

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⏰ Última actualización: Jun 16, 2019 ⏰

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