12; Sirius Black

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Turned On

Advertencias: casi pero no (lo siento)

Sirius estaba incontrolable.

Era obvio que la edad contribuía a su descontrol, pero se estaba volviendo muy insoportable para Margaret. El muchacho estaba constantemente molestándola, dirigiéndole comentarios vulgares y toqueteándola inapropiadamente. Ya ni sus amigos eran capaces de lograr que dejara las bromas y aquellas acotaciones fuera de lugar, pero para los muchachos como para la joven Ravenclaw, Sirius era un caso perdido.

La primera vez que se mostró de esa forma fue en un almuerzo. Margaret estaba caminando lentamente terminando de leer un capítulo de su libro favorito, cuando los cuatro merodeadores pasaron corriendo a su lado. El último de ellos se había colocado detrás de ella y le había apretujado el trasero con tanta fuerza, que la dejó completamente sorprendida. No se lo esperaba, y cuando quiso darse la vuelta para ver el idiota que había sido, Sirius pasó a su lado sonriéndole y guiñándole un ojo.

En ese momento Margaret lo comenzó a detestar. Y no porque no le pareciera atractivo, sino que ambas personalidades eran del todo diferentes.

Ella era demasiado educada y correcta como para congeniar con alguien tan desastroso como él. Había escuchado rumores sobre como ligaba con chicas y luego las dejaba como si nada, y eso en verdad no podía soportarlo.

Gracias a la actitud madura de la chica frente a problemas y su respeto a los profesores, la habían nombrado prefecta de su casa, por lo que compartía tiempo de caridad con Remus, prefecto de la casa Gryffindor.

A Margaret le agradaba Remus por varios motivos. El principal de ellos era su personalidad introvertida y tranquila, completamente diferente a la de Sirius.

Cuando el joven Black se enteró de que su mejor amigo compartiría tiempo a solas con la muchacha se puso como loco, y le rogó que lo ayudara a conquistarla.

–No tienes oportunidad con ella, Canuto – le repetía constantemente –. De verdad te detesta.

A Sirius le molestaba que Margaret perteneciera a Ravenclaw, ya que la única oportunidad que tenía para verla (o para molestarla) en la hora de la comida, si es que no se encontraban por casualidad en algún corredor.

A Margaret no le agradaba del todo ser prefecta, ya que era una carga más a sus muchos estudios, pero disfrutaba el hecho de sentirse con autoridad.

–Si los encuentro una vez más desordenando la biblioteca, iré directamente con el Profesor Dumbledore – reprimió a unos niños de primero y estos se alejaron de ella muy avergonzados.

–Vaya, sí que eres aguafiestas, Maggie – le dijo Sirius al verla.

La muchacha chasqueó la lengua y dándose la vuelta lo miró a los ojos –Por milésima vez, Black. Mi nombre es Margaret, no "Maggie". Ese apodo es estúpido.

–Te seguiré diciendo como se me dé la gana.

La muchacha rodó los ojos y comenzó a acomodar los libros que la bibliotecaria le había pedido que guardara. Vio un par que se encontraban en un mal orden alfabético y se estiró todo lo posible para alcanzarlos. Sirius se colocó detrás de ella y se apretó contra su cuerpo

– Aléjate, cerdo.

–Eso dicen al principio todas, luego me piden que haga todo lo contrario– Le dio una nalgada riéndose y la muchacha se giró enfrentándolo.

–Si me vuelves a tocar juro que te romperé la nariz.

Sirius soltó una carcajada –Me gustaría ver como lo haces –se relamió los labios y observó como la coleta de la muchacha se hamacaba mientras caminaba furiosa lejos de él –. Por cierto, muñeca, te vez condenadamente sexy cuando te molestas.

☀️ marauders af  ☀️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora