Four

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El cuerpo lo sentía sumamente pesado, los ojos cansados, la dignidad destruida, el corazón roto y aunque pasaron poco más de una semana, el seguía encontrando fuerzas renovadas para llorar por un hombre que nunca fue suyo, y aun así consiguió hacerlo sentir como un idiota.

Al parecer nunca aprendía.

- ¿Cuánto más tengo que hundirme en mí mismo para saber que soy un tarado para elegir hombres? - se quejó, dando un puñetazo a su almohada, sintiendo el líquido hacer fuerza contra las paredes de su vejiga, pero no tan duro y constante como la última vez que fue al baño. Si seguí reteniendo de esa manera, mucho antes de la vejez tendría problemas para aguantarse el orín.

- Si me preguntas, parece que bastante.

- Oh Dios, no alcanza con un payaso, ahora viene éste baboso a molestarme por medio de alucinaciones - se quejó, cubriendo su cara con las mantas - No podría venir a torturarme Minseok, al menos?

- Si miras te deleitas la vista, soy más real que tu sensatez para mantener un trabajo.

- Es el restaurant de mi madre, animal.

- Pues eso no amerita que te encierres como nena a llorar por un Hyung que no parece importarle.

Aquellas palabras le hirieron de alguna manera, porque tenían razón, seguramente Minseok andaría con su chico bonito de la mano, paseando en el centro o exhibiendo su romance frente a sus compañeros laborales, porque hasta la suerte de trabajar juntos tenían. Maldita sea su suerte.

- ¿Cómo mierda entraste aquí? - cuestionó en un vago intento por alejar al mayor de su mente - Estaba cerrado con llave, y además cómo sabías que estaba en éste cuarto? - al decir eso, se refería al de huéspedes porque él no solía deprimirse en su propia cama, era un hábito extraño por mantenerla ordenada.

Ahora que lo pensaba, Sehun era un descuidado y atolondrado, quizás podría aparentar ser alguien serio y centrado, pero un maldito niño irracional y compulsivo, siempre desordenando todo y dejando todo regado por ahí como el jodido infante que era cuando nadie que no tuviese su absoluta confianza veía. Tal era su poca concurrencia de sinapsis, que el menor lo habrá buscado hasta dentro de la alacena del mercado, muchísimo antes que en esa habitación.

Como preocupación adyacente, él jamás invitó a Sehun a su casa, en buen plan claro está, por ende no sabía nada sobre ésta y sinceramente, el cuarto de Huéspedes estaba al final del corredor pasando la cocina, el baño y su propia recamara. A sabiendas de lo glotón que era, estaba mentalizándose para ponerse de pie y patearlo fuera de su casa por el huracán que seguramente pasó por su cocina.

Con la mirada afilada y el ceño profundamente fruncido, Jongdae derribó su fortaleza de cobertores empapada y le mostró su peor cara al Maknae.

- Santo cielo, te ves horrible! - exclamó asombrado, ya que Chen no se maquillaba, cierto, pero no era un chico feo. O al menos no un mutante hinchado como el que estaba ahora delante de su presencia.

Si era sincero, jamás lo vio así, ni cuando él mismo lo abandonó y él lloró que le diera una oportunidad para hacerle cambiar de opinión; pero en aquel entonces simplemente vio el inicio del llanto ajeno, pero jamás se imaginó que haría tantos desastres con su apariencia.

- No trates de desviar el tema - sentenció.

- BaekHyun me dio la llave porque él no podía venir a consolar tu culo quejica. Y el tierno y arrullador sonido de tus mocos siendo sorbidos sin cuidado o delicadeza alguna, me trajo hasta aquí. No pasé por ningún cuarto antes, y no puse tu cocina patas arriba si es lo que pensaste... Y sé que es así - le miró enarcando una ceja, encontrando los labios finos del mayor en una perfecta "o" - Eres tan predecible.

No Escaparás [ChenMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora