Salida de un convento de monjas

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Al alejarme de él pensaré mejor las cosas; aunque llegó un punto en el cual me odiaba por hacerle esto a Sean. Realmente no merece sufrir de este modo. Pero todavía no estaba segura de comenzar una relación. Quizás porque esa amistad que se vio afectada por la distancia, la estamos retomando y ahora ser más que mi amigo lo complicaría, ¿o no?

Sean pidió permiso de ir al baño y volvió a los cinco minutos, al pasar por mi lugar me entregó un papel y se sentó.

Abrí el papel:

"¿Ya no puedes seguir ignorándome así?"

Ni siquiera me giré a verlo, hice bolita el papel mientras lo guardaba en el bolso de mi sudadera. Y recordé que estaba en clase de inglés; el profesor necesitaba que hiciéramos nuestra composición. Al tomar el bolígrafo solo escribí unas cuantas palabras para después bloquearme por completo. Volví a escribir las mismas palabra, y mi cara debió delatarme, porque el profesor al notar mi problema se acercó a mí:

-No sé porque siento que no vienes concentrada.
-No, todo está bien.
-¡Trata de escribir de lo que te preocupa!... Eso siempre funciona-me animó.

Saqué mi celular, busqué las fotos que nos habíamos tomado Sean y yo... Comencé a escribir. Ya para cuando terminé el profesor revisó mi composición:

-¡Ves que necesitabas escribir al respecto!

-¡Como siempre, usted tenía razón!

El timbre sonó, me levanté de prisa cuando vi que Sean intentaba alcanzarme. Corrí a esconderme al baño. Es buen momento para sacar mis nervios. ¡Vaya que tenía muchos nervios acumulados!... Saqué como un litro de nervios.

《Hoy partido final》. Leí el cartel que estaba pegado en la puerta del baño. Cuando salí, miré por el pasillo más carteles con la misma frase "Hoy partido final". Sean jugará ese partido, por supuesto. Y siempre que hay partido las clases son suspendidas a partir de la 1:00pm.

Matemáticas avanzada es mi última clase, al menos los números mantienen mi mente ocupada y evita cualquiera de mis estupideces. Por suerte no la comparto con Sean.

"¿Ya no puedes seguir ignorándome así?". Leí de nuevo el papel que Sean me había mandado.

Él buscó la manera de tener contacto conmigo. Creo que entendió que necesitaba mi espacio, pero ya era suficiente, ¿no?

La profesora enfureció porque nadie prestaba atención a excepción mía. Mis compañeros lucían ansiosos... Algunos quizás por el partido y otros por irse a casa. Yo había decidido irme directo a casa. No quería verlo por miedo. Y en cuanto el timbre sonó, todos salieron de prisa.

Salí por el pasillo el cual parecía un carnaval; los colores oficiales de la escuela: celeste y blanco resaltaban a más no poder. La banda recorrió el pasillo tocando, salieron por la puerta trasera que lleva al campo. Caminé por el pasillo abarrotado para llegar a la puerta principal, a continuación me encuentro con Merida quien lleva puesto su uniforme de porrista.

-¿Acaso ya te vas?- Me interrogó ella.
-Suspendieron las clases... ¡Ya quiero irme!- contesté mientras intentaba pasar pero ella bloqueo mi camino.
-¿Se te olvida que jugaran nuestros chicos?-me miró extraño.

-¡Ah sí, pues buena suerte para ellos!-levanté mi puño como festejo.

-¡No te hagas tonta, sabemos que tu plan por alejarte de él no funcionará!-Merida expresó.

-No... No tengo ningún plan-dije nerviosa.

-¡Jess, no dejes que el miedo te haga perder una oportunidad con él!-me tomo por los hombros y sus pompones abultados me hicieron cosquillas en el cuello. -Enserio ven, Perrie ya debe de estar guardando tu lugar- sugirió Merida.

La verdad está en amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora