Viajando al pasado... y cambiando el futuro

Capitulo 1 nuevas amistades y descubriendo verdades dolorosas

Harry se encontraba por comenzar su tercer año de magia y hechicería en Hogwart, estaba caminando rumbo al expreso al colegio con su baúl y demás pertenencias, pero cuando estaba dentro del tren camino hacia el último vagón para poder sentarse en el ultimo compartimiento solo, como siempre lo hacía pero tropezó con un encapuchado dejando caer la jaula con su lechuza la cual chillo y aleteo con molestia por el repentino golpe que recibió su jaula al caer al piso, el pelinegro se levanto primero y vio que había tropezado con una ''chica'' la cual estaba recogiendo al igual que él sus pertenencias y algunos libro que había dejado caer al piso, el pelinegro pensó que era una chica ya que su capucha había dejado de ocultar su rostro y su largo cabello ébano el cual le llegaba un poco mas debajo de sus caderas caía como una cascada de tinta.

-¡lo siento! En verdad no fue mi intención, no me fije por donde iba... permíteme ayudarte- le dijo el ojis esmeraldas mientras la ayudaba a recoger sus cosas como las propias y se levantaban del piso.

-no te disculpes, fue mi culpa el que termináramos tropezando, después de todo yo soy el que no mira por donde va y con esta capucha no me ayuda mucho si mantengo la vista en el piso- le contesto la ''chica'' al moreno con una voz suave pero algo nerviosa.

El moreno se sorprendió al ver mejor el rostro de la supuesta ''chica'' con la cual había tropezado, sus ojos de un intenso rojo bermellón, se sorprendió bastante ya que estos estaban cambiando a un color rosa claro, comprobó que la ''chica'' que en realidad era un chico y su cabello estaba aclarándose a un amarillo claro, se sorprendió bastante ya que nunca antes había visto algo como esto, nunca un mago había cambiado su cabello de color de esa forma.

El chico lo miro un momento y su rostro cambio de pena y nervios a miedo y horror, tomo al chico por la muñeca y lo halo hacia el puesto vacio, entro junto con el chico y con un movimiento se su barita entro el equipaje de los dos para después cerrar la puerta y poner el seguro para que nadie entrara y luego encaro al chico, sus ojos era de color azul hielo, y su cabello de un blanco platinado, en cambio el moreno estaba sorprendido por el repentino arrebato del chico desconocido, cuando este lo encaro retrocedió un paso y acerco su mano con mucho cuidado para tratar de tomar su varita pero antes de que la tomara el chico se le lanzo encima y lo tomo de la muñeca mientras lo miraba fijamente con un profundo miedo y preocupación y sus ojos lo demostraban ya que habían cambiado de nuevo a un azul rey profundos y su cabello cambio hasta ser rubio.

-¡por favor no lo hagas! Te juro que no te are nada... solo... solamente no grites, por favor... solo déjame explicarlo todo y después me iré... pero no se lo digas a nadie te lo pido- le dijo el chico con preocupación.

Harry miro los ojos del chico y vio que estos reflejaban su miedo y angustia por lo que decidió calmarse y escuchar lo que le diría el chico para entender el porqué de su repentino arrebato y el que los encerrara a ambos en el vagón con seguro, asintió dándole a entender que lo escuchaba, el chico tenia la piel algo morena al igual que él, media 1,58 al igual que Harry y efectivamente su cabello le llegaba hasta más allá de sus caderas, sus ropas eran una camisa azul eléctrico de mangas cortas y cuello en V con vaqueros negros y botas deportivas negras, tenia guantes negros cortos y en su muñeca derecha una pulsera con tres dijes en forma de lobos de plata, otros dos con forma de lunas, y uno de serpiente de plata con ojos de rubíes, en su cuello tenía un collar de cadena de plata con un lobo del mismo material aullando y una serpiente negra a su alrededor mirando hacia arriba como el lobo, su capucha negra era de cuero y tenía algunas hebillas cerca de las caderas.

-por favor siéntate- le pidió con calma el chico a lo cual el ojos esmeraldas lo hiso sin oponerse

-de acuerdo soy todo oídos- le dijo con una sonrisa Harry para calmar al otro que parecía no solo asustado sino también nervioso, este le sonrió de vuelta y se sentó junto a él después de quitarse su capucha por completo y dejarla en los puesto del frente.