Los días no suelen ser comunes...

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Octubre. Invierno del 2013.

Narra Lizz:

Fue sólo un sueño Lizz, sólo un sueño…

Me levanto de la cama, son las 5:30 am y desperté de ese horrible sueño gracias al bendito despertador. ¡Lo amo señor despertador!

*SUEÑO*

- ¿Qué quieres aquí, zorra?

- Nadie te quiere, eres una hipócrita.

- Lárgate maldita perra.

- Pero… ¿Qué les hice chicas?

- Ya lo sabes idiota. Lárgate a ver a dónde, que aquí sólo eres una puta despreciable…

*FIN*

Me recorrió un escalofrío por la espalda al recordar tales palabras tan frías. <<Por personas como esas, es como soy ahora>> Pienso. Me levanto de la cama y como todos los días voy al baño a hacer mis necesidades. Salgo, elijo ropa para ir a la preparatoria y me meto al baño con una toalla. Esta vez escogí una blusa blanca de manga larga, holgada, que me cae hasta la cintura; unos jeans color pistache pastel, un suéter blanco que me llega a medio muslo, abierto, por supuesto; un gorro de lana tejido color verde olivo claro, rímel, pinta labios color carmín, mis cómodas y confiables Converse blancas y mi mochila tejida de un brazo color castaño claro. Abrí la llave de agua caliente y esperé a que se estabilizara. Metí un poco mi brazo y estaba ardiendo; rápidamente lo quité. Cerré un poco la llave y abría la de agua fría. Me metí entera y dejé que el agua me relajara antes de ir a Moonlight y tener que lidiar con la despreciable Darcy y su tonto novio que es mi ex, Joshua. Me terminé de bañar y salí con la toalla envuelta en mi cuerpo y con el pelo goteando. Me vestí, sequé el cabello, peiné y maquillé. Tomé unos libros y mi cámara fotográfica, los metí a la mochila y me senté en la cama. Esperaba a que mamá me llamara para desayunar. Estuve jugando un rato con el celular hasta que escuché la voz de mi madre; salí de mi cuarto y cerré la puerta. Mis hermanos ya se habían ido, junto con mi padre.  Desayuné en silencio, volví al baño para lavarme los dientes, me despedí de mamá y salí, cerré la puerta con llave y me fui. Desde siempre voy caminando a la preparatoria me relaja ir caminando, así tengo un tiempo para reflexionar sobre cosas que me inquietan o problemas personales. Me encanta sentir la brisa fría de la mañana acariciando suavemente mi rostro y poder observar a los pequeños animalitos correr por el parque. Mientras caminaba pude visualizar a un pequeño gatito recién nacido. Ni si quiera había abierto los ojos aún. Lo tomé delicadamente con ambas manos y lo acerqué a mi pecho. Hacía demasiado frío, y aún más para un gatito tan joven como éste. Lo sostuve en mi pecho, y tal y como antes mi madre hacía con los pequeños cachorritos, lo cobijé dentro de mi suéter; tomé los extremos de éste y lo cerré en forma de ‘x’. Pobrecillo; supongo que debió haber nacido aquí en la calle y la madre lo abandonó u olvidó, o simplemente se perdió; así que lo llevaré a la preparatoria para preguntar quién lo quiere y que lo cuide una familia. Lo llevaría a mi casa, pero mi padre ya no nos permite tener más animales en el hogar. Seguí caminando mientras le brindaba calor al pequeñín. Estábamos cerca, un par de calles más y llegaríamos. Empecé a distinguir a lo lejos cientos de compañeros y estudiantes de grados superiores. Sé que no me permitirán llevarlo a las aulas de clase, pero trataré de hacer lo posible. Llegué a la prepa y oculté al gatito dentro del suéter. Saludé a mis amigos y conocidos del lugar y fui directamente a la dirección. Pude ver a Karen, una secretaria a la cual le tengo mucho afecto y aprecio, ya que ella me animó y recomendó para entrar al club de música y al de baile de los sábados. Llegué directamente al escritorio de ella, la saludé y le dije:

­­- Karen, ¿Me podrías hacer un favor?

- ¡Claro! Cualquier cosa por mi pequeña Lizzy.

- ¿Podrías cuidar a este minino? - Pregunté, mientras le mostraba al pequeño animalito.- mientras yo estoy en clases y preguntaré a alguien si  lo quieren adoptar.

- ¡Oh mi Dios! ¡Que adorable criaturita! Claro Lizzy, cualquier cosa por este pequeño amiguito y mi chica favorita.

- ¡Gracias! En serio, gracias. Bueno, me tengo que ir, no quiero perder ninguna clase y tampoco que se enteren de que lo traje hasta aquí.

- De hecho nena, no sé como hiciste para que nadie lo notara. Ve, no te quiero quitar más tiempo.

- Cada quien tiene sus truquitos, Pero espera, antes… - Saqué mi cámara que siempre traigo y le tomé una foto al gatito.- Listo, para poder ir preguntando también. Ahora sí, me voy, ¡Gracias por todo!

- No hay de qué, nena.

Salí literalmente corriendo de la dirección, puesto que quedaban menos de cinco minutos para que empezara la primera clase de mí día, Baile. Al igual que la música, el baile es mi pasión, y aún más porque la maestra Carol es como una segunda madre, incluyendo que sabe muy bien todo lo referido con su materia. Llegué justo a tiempo, cuando tocó el timbre para comenzar las clases. Tomé asiento; mi mejor amiga, Perrie, me guardó un asiento entre ella y Danielle, y  justo al lado estaba Alexandria.

- Muy bien chicos, la lección de hoy será sobre bailar un vals. Los quiero a todos por parejas – En ese instante, Ale, Dani y Perrie, levantaron la mano.- Y no chicas, no se pueden hacer parejas de chica y chica. Hay exactamente 15 chicos y 15 chicas en este salón, así que no hay excusas para nadie presente. Chicos, levántense, no sean tímidos y escojan a sus parejas.

Todas las chicas se quedaron sentadas, incluyéndonos a mí y mis amigas, esperando a que algún valiente se atreviera a solicitarlas de pareja de baile. De nosotras cuatro, escogieron primero a Dani y Perrie. Segundos después solicitaron a Ale. Yo seguía sola mirando como las parejas que ya estaban hechas iban caminando hacia Carol para apuntarse en una lista y platicaban entre ellas. Al fin todos terminaron de apuntarse, y ningún chico quedaba solo, la única persona sin pareja, era yo. Carol comenzó a nombrar en voz alta a las parejas y hasta que terminó cayó en la cuenta de que faltaban dos personas; yo y mi supuesta “pareja”. Se paró y caminó hacia mí, se sentó en la silla siguiente a la mía, ya que todos estaban en la pista de baile, y me dijo:

- Lizz, ¿Y tu pareja? ¿Dónde está?

- No lo sé maestra. No he visto a ningún chico solo por aquí, tal vez ni si quiera vino a clase…

- No mi niña, te equivocas; todos y cada uno de los alumnos de esta clase llegaron a tiempo y se encuentran aquí. Espera un segundo.- Dijo levantándose a hacer no se qué cosas. Empecé a pensar y no podía creer que ningún chico estuvo aquí para apoyarme. Darcy me miraba con una malévola sonrisa en la boca y Joshua me miraba con pena y tristeza, pero a la vez arrogancia en los ojos. Segundos después Carol llegó de nuevo.

-  No, no veo a ningún chico solo por aquí. Déjame checar mis listas nena, no te preocupes.

- Claro... –Dije en un susurro.

Sentí un enorme vació en el pecho y el estómago; nadie, absolutamente nadie me quiso como su compañera. Comencé a sentir como mis ojos se aguadaban y ese enorme nudo en la garganta que me anunciaba que estaba a punto de llorar. No maldita sea, no esto de nuevo…

- Lizz… Cariño no llores, si todos los chicos de aquí no te escogieron, es por tres razones; eres demasiado buena para ellos, tu baile es preciso y perfecto, tienen temor de tu increíble talento. Y por último que son unos ingenuos chiquillos, no tienen idea de la chica tan buena que están perdiendo…

Carol siguió dándome palabras de apoyo que no surtían ya efecto en mí. Las chicas se acercaron al verme tan afectada por tal hecho y me dedicaron palabras de apoyo.

- Tranquila nena, ya vendrá ese pedazo de idiota.

- No te preocupes bebé, yo mato a este tipo después de la clase por ti.

- Ven nena, ven.- Me recargó en su hombro y comencé a llorar.- Tranquila pequeña, no pasará nada. Sólo hay que esperar a que salga de donde quiera que esté éste chico y continuar con la clase. Te conozco y sé por qué estás asó; no recuerdes todas esas cosas que te hacían y decían los demás estúpidos, sólo eran chicos inmaduros. A palabras necias oídos sordos, ¿Recuerdas? Tranquila Lizz, tranquila; no llores…

- Lizzy…

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