3. VIOLETA.

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Entramos a la cafetería, justo eran las 8:45 de la mañana, es decir, aquello estaba más que desierto, literalmente no había ni un solo alma, aunque aun así temíamos ser pilladas por algún otro profesor de guardia o algún estudiante bocazas. Me senté en la mesa de siempre esperando a que vinieran Raquel e Irene que se habían metido en el baño antes; esa mesa era la que nadie nunca solía ver, por eso nos sentábamos ahí, era discreta y tranquila, lo mejor para conversar, comer agusto y no tener algún que otro gorila tirando comida encima de nosotras como pasaba todos los días con alguien. Vi como Irene venía corriendo para decirme algo.

- Tenemos que darnos prisa Juan Miguel, el de literatura nos ha visto, nos hemos podido escapar por los pelos diciéndole que íbamos al baño por.... bueno, el río de ahí abajo - Dijo Irene casi ahogándose en sus propias palabras.

Nos quedamos calladas, esperando durante los 5 segundos mas largos de mi vida que Irene se recuperase, no tardo mucho, por que en cuento lo hizo empezó a atacar con preguntas.

- A ver, Violeta, ¿A que vino ese dichoso nombre, de aquel dichoso chico? - Pregunto ella con su peculiar cara de asesina.

- Que.... mmmm... eh... - Dije no muy segura.

- ¡Violeta, venga ya, cuéntalo de una vez! - Gritaron Raquel e Irene al compás.

- Que lo conozco - Dije con mas seguridad de lo normal.

- ¡¿Qué!? - Gritarón sorprendidas, sinceramente, si fuese ellas yo también lo estaría.

- A ver, no lo conozco, bueno si, bueno, no se, bueno es algo..... raro. - Dije con tono dubitativo.

- ¿Algo raro? Algo raro dice - Dijo Raquel medio titubeando estrañada.

- No se por donde empezar, ni como explicároslo - Dije confusa.

- Pues si empiezas por el principio mas que mejor - Dijo Irene con su tono sarcástico que tanto nos sacaba de quicio tanto a Raquel como a mi.

- Oye, lamento interrumpir y eso, básicamente porque yo también lo quiero saber, pero creo que sería mejor irnos antes de que Juan Miguel nos pille y no sepamos nada la una de la otra en todo lo que queda de día.

- Raquel tiene razón, vamos - Dijo Irene.

Salimos del colegio a toda prisa y con las mochilas a cuestas, decidimos ir hacía el centro de la ciudad donde fuimos al primer Starbucks abierto a tomar algo mientras que yo contaba mi preciada historia.

Vi como se miraban entre si cuando empecé a hablar y como se impacientaban cada vez más.

- Bueno, hacía mucho que no veía a Javi, pero me acuerdo de el como si fuese ayer cuando le conocí. Tiene un año menos que mi hermano, si le conozco es por que iban a la misma escuela de pequeños; hasta la primaria eran inseparables, pero la distancia les acabo afectando también a ellos, creo que nunca mas se han visto, ni han vuelto a hablar desde su separación estudiantil. Lo de soltar el nombre, bueno, creo que me llegaron demasiados recuerdos sobre el a la mente en el mismo instante en que lo vi, y ahora no me lo saco de la cabeza, ya que de pequeña estuve obsesionada con ese chico, me enamore perdidamente aunque parezca mentira, ni si quiera yo se lo que paso. - Dije muy segura de mi misma con un poco de melancolía.

- Pero... entonces, ¿A los demás también los conoces? - Pregunto Irene más interesada de lo normal.

- Que va, nada que ver, supongo que se habrán conocido en el instituto, ¿Y esta curiosidad tan repentina eh?

Raquel comenzó a pedir lo que tomaríamos, a la única chica que estaba allí, nos dijo su nombre, Claudia, nombre bonito la verdad, tenía el el pelo rosa blaquecino con toques de azul, era realmente guapa, seguramente tenía unos 16 años. En cuanto Raquel termino de pedir nuestros frapuchinos y nuestros muffins Irene salto a la defensiva por lo que le dije yo anteriormente.

- Nada en especial la verdad, simplemente era pura curiosidad nada más, los chicos son guapos, pero sabes que no me baso en lo superficial y que necesito algo más, además no los conozco de nada Violeta, no pienses cosas que no son - Dijo Irene bastante mas molesta de lo que yo creía.

- Tampoco te pongas así chiqui, no dije nada malo, pero si tu lo dices te creeré - Dije no muy convencida.

Estuvimos como unos 45 minutos en aquel Sturbucks mientras terminábamos nuestros muffins, y frapuchinos además de conversar sobre todo lo que había pasado esta mañana, y pasando apuntes que nos faltaban, después de eso salimos corriendo hacía el instituto para no perder mas clase y con ello aumentar los castigos.

Llegamos, por fin (?), la verdad preferiría haberme quedado en aquel Sturbucks todo el día antes de venir, pero mañana hay examen y necesitamos las explicaciones, por desgracia. Entramos con mucho cuidado, intentando que nadie se percatara de nuestra presencia, o al menos de que Juan Miguel no nos viese, el sabia que nos habíamos ido sin ningún permiso y que en la primera hora estábamos allí, por ahora todo iba bien, nadie nos dijo nada, ni si quiera el director, hasta que se presento detrás de nosotras, ¿Como no?, allí estaba el, Juan Miguel echándonos la bronca, y encima con castigo incluido, redacción de 1200 palabras para mañana, sin excepciones, al menos había merecido mucho la pena.

Sonó la campana, ese sonido angelical que hace que todos los días pueda salir de aquel lugar, al fin eran las 5:30, no había peor colegio, ni peor horario, solo los viernes constábamos de libertad un poco antes a las 2:30, y hasta el año que viene nada de salir pronto antes que el viernes, y aunque por más tarde que saliese o deberes que tuviese hoy, estaba feliz, haba visto a Javi y con eso me sobraba.

Raquel e Irene me llamaron la atención al parecer me había quedado embobada pensando en aquel chico con el que hoy me había reencontrado. Empecé a recoger todas mi cosas lo mas rápido posible y a meterlas en la mochila, salimos sin esperar a nadie mas que las unas a las otras y sin despedirnos de nadie, la verdad con esa clase de mierda tampoco hacía falta.

Estábamos ya fuera, ahora si que por fin, rodeadas de diferentes estudiantes de diversos cursos, cuando Irene se paro en seco mirando a un punto fijo, a si que Raquel y yo desviamos la mirada hacia este, ¡No lo podía creer!, ¡Era Jesús! ¿Pero que hacia el allí?.

¿Lo podemos llamar normal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora