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— No confío en ti, déjame— echa a un lado su rostro lastimado, lo sostengo cuidadosamente por la barbilla hasta que nuestras miradas quedaron conectadas.

— Te quiero cuidar, en serio— les empiezo a limpiar las heridas, actué más rápido de lo que puede, hasta que me percaté de su mirada de repudio hacia mí.

— ¿Por qué me miras así?— le sonrío.

— ¿Por qué me estás haciendo todo ésto? Primero me secuestros tú y luego a los 2 una banda de criminales peor que tú y lo peor es que ahora tengo que lidiar aquí contigo, a alguien que debería odiar por el resto de mi vida.

— ¿Por qué me tienes que odiar cuando la que te tiene que odiar soy yo?— le aclaro.

— Eres alguien sin escrúpulos, no te importa mis amigos, ¿qué crees? Seguro te imaginas cómo estarán los chicos, ¿no?

— Deben estar muy preocupados lo sé— le digo sarcasticamente.

— ¿Cuál es la razón por la cual tienes que odiarme?— me mira a los ojos, quedo sin palabras, no sabía exactamente qué decirle.

— Yo misma no sé, todo ésto lo hago porque mi padre mi ordena. Siempre desde niña me ha dicho que tu familia tuvo algo que ver con la familia que era nuestra. Y que tú y sólo tú debías pagar por todo eso.

— ¿Qué pasó entre nuestras familias?— me pregunta confundido.

— Al parecer nuestros padres eran muy amigos, no te puedo decir más con convicción porque mi padre no me ha dicho nada más que lo que te he dicho.

—Algo me dice que no eres tan mala— se ríe.

— ¿Qué te hace pensar eso?— lo miro detenidamente.

— Instinto— se pone a toser gravemente, lo ayudo a recostarse en la cama y coloco su cabeza delicadamente encima de la almohada—. No te vayas.

— Me quedaré aquí, te lo prometo— me doy vuelta y me recuesto a su lado.

En pocos minutos ya estaba totalmente dormido. Se veía tan lindo allí. Sea como sea, voy a zafar de ésta, sin importar lo que diga mi padre de mí. No quiero hacerle daño a Richard por un capricho de mi padre. No sé qué me pasa, siempre fui creada sin escrúpulos, siempre he sido frívola y hoy, siento lastima por las condiciones en la que Richard está, siento odio por mí misma, por haberle hecho algo así. Tengo que remediar esto, necesitaré escapar de aquí cuanto antes. Comienzo a forzar bruscamente la puerta, no dio mucho trabajo abrirla. La dejé entre abierta esperando a que Richard despertara.

...

La luna estaba totalmente llena, por la claridad de ésta pude ver la hora, eran casi alrededor de las 4 de la madrugada. Aún sigo esperando a que Richard se despierte para poder escapar. Después de todo lo que pasó no pienso dejarlo aquí tirado sin pensar en qué podrían haberle hecho.

— ¡Hey!— Richard bosteza—. ¿Qué haces allí?

— Estaba esperando a que despertaras— lo ayudo a ponerse en pie.

— ¿Qué estás tramando?— me observa preocupado.

— Salir de aquí— lo sostengo fuerte del brazo y salimos corriendo de allí. Estaba todo desolado a lo que fue más fácil salir.

Logramos salir, estaba totalmente oscuro. Richard estaba débil, pensé que no lograríamos llegar a un atajo antes de que pudiera desmayarse.

— Corre más fuerte, vamos— lo sujeto aún más fuerte pero Richard cae al suelo, me asusté pero seguía consciente.

— No puedo más— me dice entre cortando las palabras.

— Yo si puedo— hice fuerza para subirlo a mi hombro, la verdad es que, he trabajo bastante mis músculos que tenerlo encima es como si llevara una paja.

— Bajame, sé que no puedes conmigo— me dice sujetándose con mucha fuerza.

— Aguantaré— le grito.

Corrí lo más fuerte que pude aunque con el peso de Richard se me complicaba a lo que no dudé en llevarlo a una clínica cerca del camino para que lo atendieran mejor...

Ya daban las 7 de la mañana, toda persona que me miraba en la clínica, temía por mí aspecto, estaba toda sucia y un tanto de cortaduras que ya habían sido vendadas.

La enfermera me dice que puedo pasar ver a Richard. Lo veo allí descansando, tenía varias heridas inflamadas y moretones en el rostro. Suspiré acercándome a la camilla, tomé su mano, reaccionó ante mi tacto. Se encontraba con un poco de fiebre.

— ¡Gracias!— sonríe acariciando mis nudillos suavemente en círculos.

— No fue nada— respondí.

— Me siento entre la espada y la pared— ríe forzosamente—. No sé si confiar o no en ti.

— Haz lo que quieras— le sonrío.

— Necesito volver con mis amigos, me gustaría llamarles para que pasen por mí.

— Yo los llamo— agarro un teléfono y empiezo a marcar los dígitos que Richard me dicta, hasta que me pego un susto, la ventana de la habitación en la cual estábamos había explotado. Suelto el teléfono, Richard se levanta de la camilla y corrimos por todo el pasillo de la clínica. Se escuchaban tiros desde afuera, sabía que nos habían encontrado; debía escapar de esto. Nos escondimos como creíamos que estábamos protegidos, los tiros no cesaban dentro de la clínica, pero cuando se dieron cuenta de que no estábamos allí, cesó. Hubo un silencio inmenso hasta que la voz a través de un megáfono, de la chica que nos había secuestrado sonó.

— Se qué están allí, lo mejor que tienen que hacer es salir.

Richard se pone nervioso, e intento calmarlo, estaba sudando y le aumentó la fiebre.

— Richard, te conviene— aquella voz hizo que Richard se pusiera aún más nervioso—. Sal de allí o si no quiere que les hagamos daño a tus amigos. Mira que ya los tenemos a los cuatro.

Mi Objetivo |Richard Camacho|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora