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  Capítulo 4. 

Militar.

En las dos semanas siguientes tomé muchas decisiones importantes que cambiarían mi vida para siempre, sin duda.

Voy a irme al ejército y hacerme marine.

Lo decidí mientras atendía en el restaurante por la noche: entró un grupo de marines con sus novias, y me llamaron mucho la atención. Demasiado... Tanto que me obsesioné con el tema y buscaba información para saciar mi sed de curiosidad.

En Atlanta se viene un año duro por el invierno, la costa está amenazada y creo que es una buena oportunidad para hacer servicio comunitario como marine en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de América.

Vaya título, ¿no? Me inscribí ayer y el fin de semana recibiré el primer entrenamiento de acondicionamiento físico, pero yo voy mucho más lejos, así que empiezo desde ahora.

Me colgaba de una barra subiendo y bajando, agarrotando mis músculos al mil por cien.

-¡Gilipollas! -dijo el gallego-. Tenías la puerta abierta.

Me solté poniendo los pies con estruendo en el suelo. Cogí mi camiseta y me sequé el sudor de la frente con la camiseta mientras iba a la cocina para beber un poco de agua.

-¿Esto es una broma?

Bebí unos dos vasos de un solo trompincon antes de mirar a qué se refería. Tenía una carta de la central oficial de militares en Atlanta. Asentí con la boca llena de agua y esperé su reacción.

-¿Sabes qué? ¡Vete a la mierda Bieber! ¿Marine? ¿Se te ha ido el juicio?
-¿Qué tiene de malo? -dejé la jarra de agua y tomé una toalla para darme una ducha y una manito a mi mejor amigo.
-¿Tienes idea del tiempo que necesitan para entrenarse?
-Menos de un año -fui directo a la ducha.
-¿Y tus trabajos?
-Los dejaré pronto y encontraré uno mejor.
-Justin... Justin... Justin... ¡Te tienen que internar para llevar el entrenamiento!
-Pues me voy.

Marcos hizo los ojos en blanco y apretó los dientes haciéndolos chirriar.

-¿Te largas un año? ¿Así sin más?
-¡No tiene nada de malo!
-¡Si tiene de malo! Ya no eres millonario, no puedes irte y abandonar así por así. Piensa en mi, en tu familia... En tus hijos, por Dios.
-Por ahora ya no me necesitan.
-¡No puedes irte así!

Sonreí entrecerrando la puerta del baño.

-Tarde, ya lo hice.

Cerré la puerta del baño y dejé la toalla colgada y abriendo el grifo del agua fría.

-¡Cierra la puerta cuando te vayas!

Oí el portazo y me metí a la ducha después de quitarme la ropa. Vale... Momento de pensar.

Antes de desaparecer e internarme, tendré que cerrar el apartamento, llevarme algunas cosas y no permitir que nadie entre.

Y claro está, tengo que darle otro susto a ____________.

Lo del asalto estuvo bien, quedó como loca, se torció el tobillo y ahora tiene un apetito sexual insaciable por las pastillas que se suministra ella misma, y que yo trunqué. Pero tengo algo en mente que la dejará fría durante meses.

Sonreí poniendo jabón en mis brazos y en mi pecho. Se va a llevar un susto que la dejará pensando todo este tiempo en mi y en su marido.

Y se sentirá culpable. No hay nada peor que sentirse culpable y ________ se va a sentir muy culpable hasta que yo vuelva a aparecer.

-Ya verás pedazo de zorra... Ya verás.

Cerré el grifo y salí del agua. Me envolví una toalla a la cintura, y noté una ventisca. Suspiré de frustración y fui directo a cerrar la puerta.

Revenge. [Justin & Tu] {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora