Capitulo 5

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Capítulo 5. 

La flor negra de papel. 


Cuando el intruso pudo poner las manos en la repisa de la ventana, se levantó a pulso. Eran las dos y treinta y nueve de la madrugada por lo que tenía mucho tiempo.

Sabía que su marido estaría en New York y volvería ese mismo día pero por la noche así que estaría sola.

Cuando entró ahí estaba. La cama era enorme por lo que el cuerpo de ________ estaba en el centro cubierto de mantas por el frío.

Cerró la ventana con cuidado y avanzó lentamente tensando los músculos y mirándola. Su pelo estaba por toda la almohada, y dormida parecía un ángel. Lástima que ambos estaban al limite del infierno.

-Ya verás -se sonó los dedos y caminó hasta ella.

Sacó de su bolsillo una venda negra, tenía otras dos más pero esas eran para otra cosa. Quitó las mantas haciendo que su cuerpo encogido se moviese hacia él. Retuvo el aire al verla porque si afuera hacía frío, al parecer ella no. Llevaba un camisón de encaje transparente cortísimo, sin sujetador dejando a la vista sus senos, y desde donde estaba él, se podían ver las bragas. Gruñó al sentir su pene picar.

La tomó con cuidado y le dio la vuelta. Con una mano le tomó el pelo y con la otra le vendó los ojos, se aseguró de que no pudiera ver nada a través de la venda.

Sacó una segunda venda que serviría de atadura para las muñecas de ella. Las ató con firmeza detrás, en su espalda y luego tomando la última, le ató los tobillos.

Se inclinó y empezó a dejar besos en su espalda para que se despertara. La escuchó gemir, y al principio hizo onomatopeyas de confusión.

-¿Matt? -preguntó con la voz ahogada.
-Shhhh -le respondió y eso sería lo único que diría durante toda la noche.

La tomó de los muslos levantándola a su altura haciéndole gemir suavemente. Bajó el rostro lentamente mientras ella se despertaba del todo.

-Pero los niños...
-Shhhh.

Y hundió la cara en ella. La hizo gemir. Se echó hacia adelante dando un pequeño gritillo de placer, casi inaudible pero lo suficiente como para que se le pusieran los pelos de punta al emisor del placer.

-¡Dios mío...! -pudo musitar mordiendo la almohada.

A pesar de que acababa de despertarse, estaba volviéndose loca para que él la poseyera con ímpetu y fuerza, que la tomara una y otra vez llevando a su cuerpo al borde mil veces, que le haga el amor salvajemente, luego con fuerza y por último suavemente.

Y ahora la tenía vendada, húmeda, con las bragas a un lado y la piel sensible. Lloriqueando y pidiendo por más. Justin sentía el pene aprisionado entre sus pantalones pero hasta él se quería hacer esperar.

-Por favor -gimoteó con la cara pegada a la almohada.

En cambio, ella estaba hecha una ninfómana. Su marido tenía el pene en carne viva por culpa de ella, de tanto sexo oral y tanta penetración. Ahora que estuvo lejos, ella estaba desesperada porque volviese.

Su situación era tal... Que se corría con un par de cosas. Todavía podía sentir las manos de Matt recorriéndola ágilmente mientras luchaba contra un orgasmo tan rápido. Ser multiorgásmica tenía sus ventajas, por una parte, su marido disfrutaba de ella pero por otra... Cansaba un poco mucho.

-¡Por favor, no aguanto, fóllame de una maldita vez!

Justin sin hacer ruido obedeció ciegamente a su petición. Tomó de vuelta sus caderas y las subió a su altura. Por fin pudo liberar su miembro que salió disparado con dolorosos saltitos apuntando hacia ella.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2017 ⏰

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Revenge. [Justin & Tu] {Adaptada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora