Capítulo 2: La verdad de lo imposible

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(Borrador)

Mi cuerpo dolía, pesaba y no podía moverme. Abrí los ojos con cautela; veía borroso por un momento. Me encontraba recostada en una cama de hospital que por cierto era bastante cómoda pero no quitaba el hecho  de mi preocupación ¿Qué hacía allí? ¿Qué había sucedido? Ese fue mi primer pensamiento.

Oí el ruido de la puerta abriéndose, Kara se encontraba allí con lágrimas en sus ojos. Con ansias se sentó en la silla frente mío y susurró “despertaste”. Me sorprendió que no hubiese estado mi familia aquí, de todos modos, prefería a una Kara alegre de que haya estado en buenas condiciones en vez de una madre alterada cuestionándome sobre mi salud.

-Kara ¿qué ha pasado? ¿Cuánto tiempo estuve aquí?- murmuré.

-Estuviste dos meses en coma Seven,¡Enfermera!- gritó.

-¡No! ¿¡Qué rayos estás hablando!? No puedo creerlo, dos malditos meses. Kara respóndeme la primera pregunta.- ordené sacándome el suero que tenía impregnado en mi brazo.

La enfermera apareció por la puerta con una radiante sonrisa y se acercó a mí para preguntarme como me encontraba, luego salió y avisó a mis padres.

-No lo saben aún, algo aterrizó en el jardín de los Leighton. Los policías afirman que fue un meteorito.- respiró hondo y miró hacia la ventana para luego seguir hablando.- no eres la única afectada, algunos no resistieron.
No recordé nada de lo sucedido en esa noche y me frustró. Lo único que recordaba es haber subido al techo con Kail Green a ver esa lluvia de estrella >>>y cuando lo pensé sentía que había traicionado a Kara de alguna manera<<<. Después de eso, nada.

Toqué mi sien e hice una mueca de dolor, estaba lastimada ahí en mi cuello igual. Mis manos tenían una cicatriz cerca del dedo anular, lo que me pareció extraño fue la figura de ella, parecía…

-Kail salió herido, pero según los doctores se encontrará bien.- habló entre sollozos. Llevé mi mano a la suya en muestra de apoyo.

Aunque Kail no sepa quién es Kara, mi amiga tiene un corazón tan grande que cuidó de él por semanas.

-Estará bien.


                                                  ...
A los dos días que salí del hospital mi madre había preparado una cena especial porque había vuelto, lo cual pude dejar de pensar cómo se encontraba Kail. Aproveché los días de reposo para adelantar las cosas de instituto y ponerme al día con las tareas.

Cuando el lunes  llegó estaba nerviosa, todo el mundo iba a observarme. Me encontraba en el diario leyendo aquella mañana y descubrí que “no fue un buen año en la familia Jenkins” habíamos salimos en la portada que fue lo peor.
Olvidé mencionar que mi familia era importante, mi padre era el contador del pueblo mientras mi madre era la directora del instituto y alcalde.

-Concéntrate en lo que es importante.

-Estudio, buenas calificaciones.- dijimos al unísono.

-No dejes que los demás digan cosas sobre ti, ¿ de acuerdo?- sonreí y asentí con la cabeza.

Sentía que ese día, no era normal. Parece que pasaron cuatro horas en vez de dos cuando llegó el autobús escolar. Cuando me adentré en el algo extraño pasaba, todo era completo silencio, hasta los jugadores de lacrosse, ya no están molestando a los nerds o los brabucones que ya no están golpeando a alguien. Todos, literal, todos estaban mirándome, examinándome mejor dicho y eso me incomodaba.

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