Capítulo 3: Creer

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Hay una gran diferencia entre realidad y ficción, lo real y lo imaginario, lo que puedes hacer y ver y lo que es imposible. Pero finalmente, vivíamos en lo imposible todo el tiempo, solo que no éramos consciente de ello. No sabíamos que en el presente que estábamos, era el futuro.
¿Era imposible volar?
¿Era imposible ser invisible?
¿Realmente lo era?
Todo lo que la televisión con sus películas demostraban podían ser cierto o no.

-No es real.- hablé con un hilo de voz. Observé mis ojos una última vez; rojos. Ya no eran azules, eran rojos sin ningún motivo. No tenía idea de lo que ocurría, parecía un sueño, no distinguía la realidad de lo irreal.

-Sí lo es.- contestó Kail sacándose los lentes y mirándome fijo por el espejo. Sus ojos estaban rojos al igual que los míos.

Estaba paralizada, inmóvil. No me salían las palabras. ¿Cómo te sentirías si tus ojos cambiarán de color de un día al otro? O mejor aún ¿Qué harías? Más si es un color que no es normal para un ser humano.

De mis ojos caían lágrimas, no sabía de que otra forma reaccionar, eso no era normal, estaba aterrada.

-Sé que te aterra, pero ten cordura. Concéntrate y tranquilízate porque me pones nervioso. Santo dios.- respiró hondo y se llevó su mano al cabello para sacudirlo un poco.- relájate y se irán. Hazme caso, no debatas contra ti misma.

Sonaba tan seguro que eso fue lo que hice y así fueron desapareciendo volviendo a mi color; azules, como tienen que ser.

-¿Cómo sabes todo esto?- pregunté pero en un milisegundo volví a hablar porque sabía la respuesta.- Qué tonta, ¡Tú sabias! Te recuperaste más rápido y lo averiguaste primero, ¿no es así?- cuestioné. Kail movió su boca pero lo interrumpí.

-¡Podrías haberme avisado! No lo se, “oye Seven, no te enfades o tus ojos se  pondrán rojos”.- exclamé con frustración.

-Suena tonto y no ibas a creerme, de todos modos, tenías que averiguarlo tu sola. Además es increíble, no sé de qué te quejas pequeña.-vociferó.

-¿Es increíble? No hablas en serio. Parezco la hija del diablo con esos ojos y asusta.- rechisté.- no me llamas así, eso también asusta Kail.
De repente se escuchó un portazo, alguien había entrado.

-¡¿Qué hacen aquí!? Estuve buscándolos por toda la escuela.- la profesora se veían enfadada y sus fosas nasales se inflaban al ritmo que ella hablaba.- los quiero en mi salón.
Ambos asentimos.

-¡AHORA!- al darnos cuenta no nos daban los pies para caminar ligero.

-Vendrán unos amigos hacer tarea dentro de unos minutos.- dije mientras subía las escaleras.

-¡Está bien! Luego llevaré bocadillos.- gritó desde abajo.
No había visto a Kara desde la hora con Grisselda, tampoco a Cameron. Llamé a la señora Filling, madre de Kara y me contó que la retiraron por dolor de cabeza y con eso me quedé tranquila y le contesté que luego iba a ir a visitarla.

Cameron por otro lado, había faltado. No me sorprende en realidad, debe estar por ahí drogándose o tal vez apostando. Quién sabe.
Al fin y al cabo vendrían, pude hacer las paces con Alissa y Zach no tenía nada que hacer hoy en la tarde así que todos podíamos.

Arreglé mi habitación que estaba un total desorden ¡Había una pizza debajo de la cama! Del verano pasado o eso creo. Ropa tirada sobre el sofá de la esquina, mis libros tirados por el piso y encontré un sostén en mi escritorio que no era mío, seguramente le pertenecía a mi madre que lo haya confundido y lo ha metido con mi ropa.

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⏰ Última actualización: Mar 16, 2018 ⏰

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