¿Podrias repetirme tu nombre?

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Ya hacia frío este día de escuela, las ventanas estaban empañadas lo suficiente como para no dejar pasar la  luz necesaria para iluminar bien el salón.
La clase de matemáticas pasa a segundo plano sobre mi, ya que estoy más enfocado en otras cosas. Una de ellas es la chica que se sienta frente a mi, su nombre es Dania y es muy linda, es buena estudiante, buena en los deportes y muy sociable. Es como la chica perfecta. Siendo honesto llevo un largo tiempo fijándome en ella, pero por algún motivo no logro poder hablarle sin ponerme en exceso nervioso. Es raro ya que con cualquier otra persona no se me dificulta hablar, supongo que es diferente hablarle a alguien cualquiera que hablar con la chica que te gusta.
Profesor: ¡señor Francisco, ponga atención a la clase!
Francisco: ah si, perdone.
Todos se ríen de mi, claro divagar en clase es malo, es obvio que esto pasaría. Rayos, creo que Dania también se rió de mi, bien ya veo que voy iniciando el día con el pie izquierdo.
Terminan las clases, y una hora libre después de esa. Como siempre Dania se va a alguna parte durante los descansos, tal vez se va con sus amigas o algo así. Yo por mi parte me dirijo a ver a Germán, mi amigo de toda la vida. Siempre hemos estudiado en las mismas escuelas por suerte y en la preparatoria no es la excepción.
Germán: hola, así que ¿tienes la clase libre?
Francisco: si no la tuviese ¿como explicas que este aquí? Vamos a comer algo yo invito.
La verdad yo no tengo muchos amigos, bueno no es que sea antisocial o algo por el estilo, solo que no logro ser muy cercano con mis compañeros. Es decir, soy alguien muy cerrado a las personas.
Termina mi descanso y  debo volver a clases. La escuela sigue exactamente igual al día anterior y al anterior a esa, eso la vuelve un tanto aburrida.
En días así me pongo a dibujar gore (escenas explicitas sobre acción sangrientas como decapitaciones, mutilaciones, etc) no soy del todo bueno dibujando, pero aun así pienso que poco a poco estoy adquiriendo habilidad.
Terminan las clases y todos nos dirigimos a nuestros hogares.
Hoy me decidí a hablarle a Dania por primera vez, aunque parece que no por su ruta habitual de regreso a casa, tal vez tomo un atajo.
La sigo, aun temiendo el riesgo de ser acusado como un acosador, ella no parece caminar de manera habitual, es como si estuviese ansiosa de llegar  a donde quiera que fuera.
Tras una hora de seguirla, ella entra a un edificio un poco viejo, me dudaba entre entrar o no. Al final decidí hacerlo.
Perdí de vista a Dania ya dentro del edificio, la busque por un rato. Sin más que hacer subí a la zotea donde logre ver a Dania al otro extremo, estaba al borde de la barda con una cara  inexpresiva, sin pensarlo ella se suelta dejándose caer.
En un pestañeo yo estaba sosteniendo su mano para evitar que cayera, ella al verme entra en razón y vuelve a ser la misma.
La subo y ella asustada pregunta que es lo que paso.
Yo le explico todo con detenimiento, ella me agradece y se marcha no sin antes voltearse una vez más y decirme.
Dania: disculpa, ¿podrías repetirme tu nombre?
A lo cual respondí, soy Francisco.

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