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Hanae bebía lentamente de su café.

Su avión había aterrizado medía hora antes, así que lo único que le quedaba hacer era esperar a que llegaran por ella.

Escuchar a todo el mundo hablar en coreano la había puesto un poco nostálgica. Realmente extrañaba Corea.

De pequeña, ella solía congelar el tiempo y escapar de casa sin que nadie lo notara, así que iba por ahí descubriendo cosas y explorando lugares del país.

Después aparecía en el cuarto de sus padres llorando porque llevaba tres días sin poder descongelarlo.

Por eso se fue.

Diez años en aquel internado sueco para personas con características especiales la habían enseñado a controlarlo casi a la perfección.

Casi.

¡Hani! ¿Estás aquí? —una voz resonó en su cabeza.

Sonrío de lado al ver a su hermano a unos pocos metros de ella.

Lo extrañaba demasiado.

Se sorprendió al notar el tinte de cabello en este, ¿esos que veía ahí eran mechones azules?

Al parecer, seguían bastante conectados. Tomó con delicadeza las puntas de su cabello.

También eran azules.

El recuerdo de su hermano seguía intacto en su mente. Las mejillas regordetas y el cabello desordenado, el como solía leerle libros de fantasía cuando estaba asustada, el como solía meterse en su mente y consolarla por las burlas de la escuela, todo eso recordaba a la perfección de Min Yoongi.

Te teñiste el cabello.

Él sonrió, tomando entre sus dedos las puntas del cabello de su hermana:—Tu igual.

La chica lo abrazó con fuerza. Sus brazos se encontraban rodeando el torso del chico. Yoongi correspondió a aquel abrazo, colocó sus brazos alrededor de su hermana y dio pequeñas palmadas en su espalda:—Te extrañé.

Yoongi se sorprendió al escuchar la voz de su hermana. Era dulce, fuerte y segura, todo lo contrario a cuando era niña.

De pequeña ella solía tartamudear demasiado, ser acosada en la escuela había repercutido demasiado en su confianza con el mundo y solía no pronunciar palabras a menos de que fuera con sus padres.

Comunicarse con su hermano nunca fue difícil.

Finalmente, Min Yoongi tenía un control mental extraordinario y se comunicaba con ella telepáticamente, así que no había necesidad de hablar.

Oh, cierto, casi lo olvido.

Él también había heredado uno de los tres dones.

Aquellos dones legendarios que se heredaban de generación en generación, aquellos que solo se le otorgaban a pocos en este mundo.

Tiempo, Mente y Naturaleza.

De ahí se derivaban diferentes habilidades, mismas que debían ser entrenadas diligentemente para no causar grandes desastres.

—Yo también lo hice, Hani.

Ambos se separaron, Yoongi tomó las maletas de su hermana y se encaminaron a la salida.

Hanae no se había percatado del terror que sentía.

Otra vez sería la chica nueva.

Suspiró, solo esperaba no volver a ser el tapete de los demás en la escuela.

De verdad deseaba no volver a pasar por ese infierno.

Time; kthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora