La oscuridad de la serpeinte

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Ya era muy tarde, la oscuridad invadía las calles de la cuidad y los gatos hambrientos salían de expedición para encontrar los desechos de comida para su gran festín.

Un peli-verde corría ansioso en dirección a la base, el quería apresurarse en encontrar a Kano, si tal vez no llegase a tiempo podrían pasarle por su cabeza ideas incorrectas.

Kido llegó a la base donde Shin se había quedado dormida en el sofá, ella tenía la boca abierta y estaba tirada por el sofá como una morsa por el suelo.
-¡Shin! ¡¡Shiiin!! ¡Despierta!-

Shin abría los ojos molesta y se limpiaba la saliva del labio con la manga de su chaqueta. -¿Kido..? ¿Que quieres?- Se intenta acomodar. -Estaba echando una cabezadita..-

Ene miraba a Shin con algo de indignación. -Que poco femenina eres, normal que no tengas novio-.
Shin se sintió un poco afligida por el comentario de Ene.

-Shin, escúchame. Tienes que estar despierta, avísame si ves a Kano, ¿Entendiste?-. Kido la miró con algo de preocupación. -Sisi... estaré despierta..-.

Con esa desconfiada afirmación Kido subió las escaleras y se apresuró a ir al cuarto de Kano.

Shin al ver desaparecer a Kido por los pasillos volvió a calmar su cuerpo recostándose en el sofá. -¡Ama! ¡Te han dicho que estés despierta!-. Gritó Ene intentando llamar su atención. -Nah... vigila tu..-.

Shin coloca su celular en vertical mirando a la casa para vigilar y la chica de cabello negro cerró los ojos otra vez.
-¡Shiiiiin!!- El chico virtual estaba muy enfadado con su ama, como de costumbre.

De repente sintió como el aire se movía de lo más inusual y un peso ligero caía sobre su cuerpo, concretamente sobre sus labios. Donde eran acariciados por un suave beso de otros cálidos labios más rígidos.

Shin abrió los ojos de inmediato viendo a un chico de cabello negro y bufanda roja. -Jeje, Shin. Deberías estar despierta-. Dijo Onaya con un notable rubor sobre sus mejillas.

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Kido abrió suavemente la puerta de la habitación de Kano y observando que no había nadie se mordió el labio con un rostro de preocupación. -Aparte de que desaparece ,se deja la habitación desordenada-.
Kido intentó ser rápido para seguir buscando a Kano después, era inevitable ordenar aquella leonera donde vivía una princesa, posiblemente la menos elegante, pero la más amada y con la sonrisa más mentirosamente bonita....

El chico de cabello verde intentó ocultar una mirada melancólica sobre un intento de mueca con desagrado por el desorden, una jugada que no pudo controlar bien y acabó echándose abajo sentándose en el borde la cama de la chica rubia.

Con un suspiro casi exhalado como el último aliento, Kido rezó en su mente por la seguridad de Kano y apretó sus puños dándose cuenta de que entre sus dedos se agarraba una camiseta.

-Esa chica..- Sostuvo la prenda mirándola con unos ojos con algo de dureza forzada. Con la mano temblando acercó esa camiseta hasta rozar su rostro frente a el. Ya no quería pensar en nada más, solo sentir y darse cuenta de que si no avanzaba más esa calidez que sentía podría alejarse rápidamente de el... como no hiciera nada, esa calidez desaparecería de su vida.

Kido abrió lentamente los ojos que se habían dejado llevar por la embriaguez de sus acelerados sentimientos y avistaron una grabadora que había sido ocultada por la camiseta. Con algo de intriga dejó la camiseta a un lado y agarró la grabadora mirándola por varios ángulos, buscando una pista inviable mientras que su cerebro procesaba el porque tenía ella algo así.

[Kano x Kido] Nuestro Cuento (GB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora