Capítulo 4. (Resubido)

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La noche había caído ya en las Madrigueras. El ambiente festivo se había integrado totalmente después de unas dos horas de comenzado el Baile Anual. Todos los animales presentes se divertían al tope. Los músicos, un grupo conformado por dos conejas y un zorro, hacían que el baile fuera aún más animado. Los conejos, caballos, lobos y demás bailaban al ritmo de la música. Una elefanta saltaba sin parar igual que todos pero por poco hacia que los que pasaran cerca de ella cayeran. Era un momento muy animado, demasiado que hacia todos los problemas se fueran inmediatamente de la mente.

Pero el zorro ya se había encontrado con su primer problema de la noche. Su disfraz de vaquero. Constaba de una chaqueta de cuero con un pantalón holgado, una correa de cuero también y una camisa de estrellas. Todo en conjunto pero al zorro no le terminaba de convencer.

―No lo sé, Judy ―dijo incomodo admirándose―. Me veo como un completo... ―pero calló de inmediato al alzar la vista y admirar a la bella coneja que iba caminando hacia él.

Su vestido de tela era de color morado claro, hacia conjunto con sus ojos. Y para la cereza del pastel, una corona de flores sobre su cabeza que la hacía ver como un ángel campirano. Nick quedó sin habla.

―Jill "perdió" mi disfraz. ―dijo Judy con una sonrisa―. Así que improvisé.

―Oh, querida. ―exclamó Nick enternecido, tocándose el pecho―. ¿Estas tratando de derretir mi corazón?

Sin más, se dirigieron de camino al baile donde pasarían la mejor noche de sus vidas.

―Ajústate una tuerca, bola de azúcar. ―dijo Nick animado mientras llevaba a Judy del brazo―. ¡Vamos a mover esa pista movediza de baile! ¡Whoo! ¡No podre dejar de bailar!

―Okey, lo estas incomodando... ―dijo Judy.

―Con este conjunto, estoy obligado a hacerlo.

***

Mientras tanto, ya en la fiesta, una coneja no se divertía del todo. Estaba antipática y gruñona con el disfraz robado de su hermana. Un vestido de princesa con un moño en la cabeza, bastante feo por cierto. Según parecía, así iba a pasar su noche cuando deslumbró al hibrido a lo lejos, apoyado contra un lado de la tarima.

―Vaya, vaya... ―exclamó estando cerca de él―. Aun acechando en las sombras... Max Midnight.

―Buen disfraz. ―le respondió Max desinteresando.

―Así que... ¿En busca de más antorchas y orcas? ¿No tuviste demasiado de nuestra enemistad? ―Jill se veía que quería desahogar su molestia con alguien, mala elección.

―Algo así. ―le dijo Max tranquilo.

Jill giró su cabeza al escuchar a Judy llegar al baile. Después de la discusión, ahora le molestaba todo de ella, su presencia, su voz, su optimismo. Todo. No sabía cómo ella podía ser su hermana.

―Mírala... ―le dijo a Max―. A ella y a ese... Zorro. ―exclamó despectiva.

―A mí me suena a que alguien está celosa. ―le comentó Max burlón pero aun indiferente.

― ¡Qué! De... de... ¡Esa mierda interracial! ―preguntó más molesta aun.

―Inter-Especie. ―corrigió el hibrido.

Jill chasqueó sus dedos como si hubiera descubierto algo. "Aja" exclamó satisfecha.

―Por supuesto que lo dirías, cara cortada. ―lo señaló―. ¿Piensas que quiero que mi hermana termine como tú, uh? ―su dedo bajó hasta un collar que colgaba del cuello de Max, un peculiar collar que lo único que tenía atravesado era un diente filoso y puntiagudo―. Veo que aun tienes un recuerdo de tu aventura fallida. ―fue un error tratar de tomarlo ya que Max tomó su pata molesto, ahora su rostro se veía más oscuro de lo normal al igual que sus ojos―. ¡No me toques, fenómeno! ―le gritó Jill zafándose.

Inter-Especie (Inter-Schminter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora