-¿En serio vas a hacer esto, Napstablock? -preguntó Undyne llenando el carrito de compras con azúcar, leche, jarabe de caramelo y un montón de huevos. Todo ello destinado al majestuoso premio que se le había ocurrido a Sans el día anterior.
-¿Por qué no? ¡Es una estupenda día! -le contestó el robot yendo de un lado a otro por más ingredientes para colocarlos en ese pobre carrito, que apenas podía con tanto- Imagínate ¡Una espléndida montaña de flan para que el ganador del concurso se la devore todo! ¿No es fantástico?
-B-bueno, ciertamente no es lo más saludable. Aunque sí original -en ese momento, la científica le lanzó una sonrisa traviesa- ¿No tendrá que ver con que Sans te lo pidió, verdad?
-¿Eh? ¿D-de qué hablas? ¡Incluso de no ser así le habría puesto el mismo empeño! -se apresuró a responder apenado.
-Está bien, sé que Sans es importante para ti.
-¿Por qué hablamos de esto? ¡Ahg, solo... terminemos de comprar para hacer el postre de una vez!
Undyne sabía que a Napstablock le costaba admitir, o siquiera darse cuenta, de los sentimientos que había desarrollado hacia su mejor amigo. Se había dado cuenta antes que él que estaba enamorado, pero era mejor no interferir.
Tarde o temprano se daría cuenta por sí solo.
Mientras tanto, Sans se encontraba en su casa con Papyrus.
-¡Adivina qué!
-¿Qué pasa?
-¡Napstaton me ha invitado a su programa y si gano me dará un flan enorme!
-Eso es genial bro