Capitulo 8 - Oh, Rusia

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Eloy

- Eh, Putin, ya está todo listo. - Dije por móvil vía satélite al presidente ruso.

En unos minutos las tropas rusas vendrían a atacar este lugar, y no me convenía seguir con la apariencia actual.

Estaba en el comedor con mis "compañeros" estadounidenses. Había conseguido infiltrarme con total normalidad y pasar desapercibido. El poder de Uriel era muy útil.

Me levanté de la mesa dispuesto a irme de aquel lugar.

- Hey tío, ¿a dónde vas? - Preguntó un soldado que estaba comiendo conmigo.

- A cagar.

- Va tío no tardes, el general va a dedicar unas palabras después eh.

No le contesté. Me dirigí al pasillo dispuesto a ir a mi habitación.

- ¡Eh Tom! - Otro soldado que se dirigía a mi, mientras yo giraba el pomo de mi puerta. Rápidamente lo cerré.

- Qué pasa. - Dije cortante.

- Tom... Tío, quería saber si estás bien. Últimamente has estado un poco raro y a lo mejor te está resultando difícil integrarte...

Qué pesados podían ser estos americanos, no podía tener un instante de tranquilidad.

- No me ocurre nada, me encuentro bien pero necesito descansar un poco.

- Vale... Si quieres podríamos ir después con los chavales a un casino cercano a pasarlo bien, si quieres. - Me dedicó una gran sonrisa mientras me ofrecía su invitación.

- Ehm, sí claro, después voy con vosotros, ¿vale?

- Venga, adiós Tom. - Se despidió el chico con alegría.

En cuanto lo perdí de vista me metí en la habitación para ver al soldado Thomas Wis, solo que sin brazos y sin piernas y con una profunda estaca de madera clavada en el vientre.

- ¡Hola Tom! Lo siento tío pero hoy nuestros caminos se separan. - Dije hablando con un tono bajo y sentimental.

- Mátame... Piedad... - Rogaba el chico.

- No Tom no, sé que estás triste pero en serio tengo que irme. Mantenerte vivo con mi energía vital mientras te desangras cada minuto es muy duro, pero eres muy necesario. Bueno, eras.

- Por favor... Mátame, por favor... - Lo decía todo con un tono gutural y de sufrimiento. Mira que hay gente victimista...

- Ay Tom, mira, por tu gran ayuda te daré una muerte rápida y poco dolorosa. - Respondí con un falso tono piadoso en mi voz.

De la palma de mi mano fueron saliendo almas moradas que iban rodeando poco a poco al asustado y lloroso soldado.

- Podéis coméroslo. - Anuncié.

Tom me miró con unos ojos de un animal que sabe que va a ser sacrificado, con miedo. Y al primer mordisco la voz volvió a él y como si hubiese recuperado toda su energía soltó unos gritos desgarradores mientras yo me iba por la ventana.

Tampoco me importaba mucho que la gente se enterase, al fin y al cabo el lugar iba a ser destruido en pocos minutos.

Me alejé del lugar adoptando ya mi forma original, esperando para ver los "fuegos artificiales".

Pronto comenzaron las explosiones y el ejercito ruso empezaba a entrar por las pseudoentradas que habían creado con las bombas lapa, todo marchaba según lo planeado entre Putin y yo.

Hace un mes

Fue una sorpresa aparecer ante aquel majestuoso despacho cuando hacía escasos instantes estaba tras el grupo dirigido por mi hermano. Un hombre que me resultaba muy familiar estaba sentado ante un escritorio que parecía de alta calidad. Su voz con un acento ruso conocido me recordó quién era, era  Putin.

La Guerra de los PlanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora