Amanda, una chica humilde. Estudia en un colegio para personas de la alta sociedad, gracias a una beca. Un suceso un poco duro en su vida fue el abandono de su padre al ella nace, su madre desde ese entonces la culpa de la repentina partida de este...
Me desperté muy temprano ya que no podía dormir, una por lo que sucedió anoche y otra por que tengo un dolor en la parte baja de mi estómago. Miró el reloj y son las 6 : 15 de la mañana, suspiro y me levante de la cama me dirigí al baño, me bañe y me vestí con un pantalón corto negro y una blusa blanca.
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Al terminar de vestirme decidí salir al jardín, al bajar las escalera la reina estaba sentada en una banca en el jardín. Al verme ella sonrió y me hizo un lado en la banca.
- Buenos días majestad - dije mientras jugaba con mis dedos. Ella debe de pensar que fue una equivocación casar a Joè conmigo.
- Buenos días Amanda, ¿ como te sientes hoy ? - preguntó ella mientras miraba el paisaje. Era un lugar hermoso.
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- Bien creo, aunque tengo un dolor aquí - dije mientras se señalaba la parte baja de mi vientre. Ella me miro preocupada.
- ¿ Te duele mucho ? - preguntó ella preocupada y yo negué.
- No, el dolor viene y se va - dije y ella asintió - Majestad sobre lo de ayer yo queria pedirle disculpa, yo no queria expresarme de es manera. Yo si quiero tener hijo con Joè - dije ella me miro y sonrió.
- No tiene por que preocuparte, lo entiendo cuando yo quede embarazada de Joè fue igual, Felipe y yo eramos muy jóvenes. Yo te entiendo cariño, no tienes qué pedir disculpa - dijo ella mientras me abrazaba. Al separarnos la reina sugirió que fuéramos a una de las farmacias que estaba más cerca para comprar un prueba de Embarazo para salir de dudas.
Después de regresar de la farmacia nos dirigimos a su habitación. Al entrar no dirigimos al baño, me hice tres pruebas para estar segura.
- Aquí estas - dije mientras ponía la tres pruebas en la cama.
- Hay que esperar cinco minuto - dijo la reina y yo asentí, me sentí mareada y me senté en la orilla de la cama. La reina me miro preocupada.
- ¿ Estas bien ? - preguntó ella y yo asentí. Me senti nerviosa, no dejaba de comerme las uñas, la reina me miro y sonrió.
