¿Yo?. ¿Casada con un príncipe?...(En Edición)

capítulo 3 ( Editado).

NARRA AMANDA

Sonó el timbre para la salida. Tomé todas mis pertenencias, me dirigí a mi casillero y guardé mis libros. Finalmente salí de la escuela.

La tarde no estaba tan calurosa por lo cual decidí encaminarme hacia el pequeño parque que se encontraba cercano a la institución. Al llegar me me senté en una de las primeras bancas que mis ojos captaron. En ese instante vi a una niña que parecía estar siendo molestada por dos niños.

Sin pensarlo dos veces me puse de pie y me acerqué hasta donde se desarrollaba dicha escena. Ya para estas alturas unas lágrimas recorrían el rostro de la pequeña de ojos preciosos.
—  Oigan, chicos basta.—Capto la atención de varias miradas—Dejénla en las ¿qué no ven que es más pequeña que vosotros dos?—mi voz salió bastante amenazante y precisa.

Los pequeños se miraron entre sí para luego salir corriendo lo más lejos posible de allí...

¿Qué hice yo?

Pues me acerqué a la dulce niña ,ella me observaba de una forma tan curiosa pero que que a su vez delataba unas ráfagas de temor.

—Hola pequeña.—susurré, ella con timidez se acercó a mí.

Traté de ensanchar una sonrisa en la comisura de mis labios. Para así  regalarle un poco de confianza de mi parte.

—Mi nombre es Amanda.—Me señalo a mi misma —¿Y cuál es tuyo, hermosa?—le pregunté.

—Mi nombre es Luna.—respondió la nena con una delicada voz.

—¡Tienes un nombre muy hermoso!—en ese momento pienso en una hermosa Luna iluminando el oscuro cielo.—¿ Cuantos años tienes?— indagué.

—Tengo siete años.—Contestó ella, mientras sus mejillas tomaban un color rojizo. 

Los rasgos de su carita la convierten en una chica muy tierna. Su piel blanca, su complexión delgada ,un poco alta para su edad con unos magníficos ojos verdes y un cabello rubio que atraía la atención de aquel la mirase.

En conclusión...era una niña de absoluta belleza.

—¡Luna!—Una voz femenina la llama por su nombre.—¡Princesa ven!—una vez más escuchamos los llamados a lo que Luna sonríe y me regala un cálido abrazo.

—Gracias por defenderme.—susurró en mi oído en medio de su repentina acción de abrazarme.

Luego se separó de mi, fue corriendo felizmente hacía la mujer que parecía ser su madre debido a los parecidos que existían entre ellas. La tomó de  la mano y comenzaron a caminar hasta una camioneta que se encontraba cerca.

Una sonrisa se fuga de mis labios y aunque la niña ya no me viera alcé un poco mi mano, luego la moví lentamente de un lado a otro como diciendo "adiós".

Inicié una caminata en el lugar. Observando las flores, pensando en mi vida y en mis padres, mis ojos se nublaron, algunas lágrimas corrieron por mis mejillas al recordar los rechazos por parte de los seres que me habían dado la vida.

Opté por ir a casa, cuando llegué abrí la puerta con mis llaves. Entré con cuidado. Cuando ya me encontraba dentro puede observar a mi madre sentada en el sofá.

—¿Por qué llegas a esta hora?— Se le veía un poco molesta.

La miré y me encogí del hombros,Se levanto inmediatamente del sofá para luego acercarse a mi.

—Sabes que debes de estar aquí para hacerme de comer.— Dijo ella, yo rodé los ojos. siempre era lo mismo.

— Pues hazlo tú.—Sentí como ella me dió una fuerte cachetada.