La Vida No Es Real

Capítulo #7: La llamada

Actualidad.

Seguía sin entender que fue lo que ocurrió aquél día, todo era tan confuso. Había visto a Marcia en mis sueños, solo en mis sueños, inclusive cuando me desmayé a los 7 años, o al menos eso me dijeron. El resto de la tarde me la pasé recostada en mi cama abrazando con fuerza mi almohada, no lloraba, solo miraba al vacío. Mamá había entrado un par de veces una vez ya que se  había calmado; podía escuchar desde arriba como mis padres hablaban con Martín de lo sucedido, le agradecían por su ayuda pero le pedían  que se retirara.

"-No, no me voy a ir hasta que lleven a Ariana al hospital, hay algo mal con ella desde hace tiempo.-"

Y tú  muy normal.

"-Hijo así es ella es normal siempre le ocurre, ahora te pido que te retires por favor.-" exigía mi padre

"-No, su hija no es la única que necesita tratamiento psicológico ¡Ustedes también! ¡Todos! Le han pasado demasiadas cosas a esta familia y ninguno ha acudido por ayuda; perdón que se lo diga ¡Pero eso no está bien! Nada de esto lo esta.

"-¡Mira niño lo que sea que pasé en esta familia no es de tú incumbencia así que te pido que te largues de mi casa! ¡YA!-"

Mi madre corrió a Martín como si fuera un animal callejero, cuando en realidad ella lo estaba siendo con él.

Sabía que estaba enojado, podía sentirlo, lo conzco desde hace tiempo como para saber sus gestos y movimientos aunque no este con él. Más que enojado, se sentía decepcionado, se notaba por el tipo de tensión que recorría desde la sala hasta mi recámara. Él había estado en mi vida desde que tengo memoria, siempre a mi lado, mi mejor amigo; y lo único que he hecho durante todo ese tiempo ha sido ignorarlo, ser arrogante y sangrona. Lo que siempre me pregunto es, si se que lo que hago esta mal ¿Por qué lo sigo haciendo? Es cómo  si algo me lo prohibiera, como si la parte buena y amable de mi ser estuviera encerrada en mi conciencia, pero por más que trate de salir intentando convencer  a la parte mala que esta por fuera...no puede. Ese mal que estaba retenido en mi mente hace años atrás antes de que todo esto comenzara, ahora es libre y en vez tomó venganza contra la bondad que había en mi, que me convertía en una niña feliz y obediente; ahora cada vez, cada momento,cada día, esa maldad se vuelve parte permanente de mi destruyendo la esperanza de aquella felicidad que por un tiempo, fue grande e invencible, por lástima... ya no más. Por más que luchara contra ese sentimiento de ira, no podía, tenía mis motivos.

Pasó una semana desde que ví a Marcia, milagrosamente, no había llorado más, ni una sola lágrima había resbalado de mis ojos en los últimos días; podría decir que ya no me sentía más culpable, pero tampoco estaba feliz. Marcia estaba por ahí suelta en las calles haciendo quien sabe que; se supone que debería de tener 23 años, debió haber estado diferente, su aspecto, su apariencia, pero ella seguía pareciendo de 15. Estaba idéntica como cuando la vi por última vez a los 7 años. Sabía que no estaba loca, que no estaba viendo cosas raras, no estoy loca. Por primera vez desde hace mucho tiempo, decidí llamar a mis padres y tener una plática con ellos, algo que nunca hemos hecho.

Me encontraba en el parque de El Centro; estaba lista. Saqué mi celular del bolsillo de mi pantalón y tecleé el número de mi padre primero, si todo funcionaba a lo planeado mi papá sería el primero en no entrar en pánico; ya no se ni que esperar de mi madre.

La línea sonaba; después de tres más contestó una mujer.
"-¿Bueno?-" dijo

Una mujer ¿Qué hacía mi padre con una mujer? Era joven, su voz lo decía todo.