Capítulo 11

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Ella lo miró y mordió su labio inferior. Quería decirle que eran algo más, pero se le hacía difícil. Ella lo quería, confiaba en él y estaba más que dispuesta a ser otra vez suya y solo suya... pero luego recordaba el trato que habían hecho, bueno... más que el trato, recordaba las noches que lloraba por él y por su partida. Había sufrido mucho el primer mes, depresión total. Pues él fue su primer amor y hasta ese momento el único. Y a pesar de ser ya adulta, tenía sentimientos y estaban destrozados. ¿Cómo querían que reaccionara?

- Solo amigos... - Susurró finalmente, mirando por la ventana, viendo Londres y sus personas. Ella deseaba decirle algo más pero prefería guardar silencio, porque sabía que él podía tener total control sobre ella, sabía que él podía romper su corazón demasiado fácil.

A través del espejo de la ventana podía notar la cara de decepción en Shawn, ella tenía inmensas ganas de lanzarse sobre él y besarlo hasta que ambos estuviesen exhaustos, decirle que lo amaba y aunque hubiesen estado separados nunca lo dejó de querer.

- Voy a bajar a comprar un mapa. – Anunció Shawn antes de salir del auto. En su voz no se distinguía dolor, aunque sinceramente no se distinguía ninguna emoción. ____ solo esperaba que él entendiese, que si hacia lo que hacía, era porque no quería ser herida, por lo menos no por la misma persona.

Él tardo sus buenos minutos. Pues encontrar una tienda de mapas quizás no sería algo sencillo, sinceramente ella nunca había visitado una tienda de mapas, no tenía idea si existían. Mientras esperaba que su chico volviera sintió como algo ocurría cerca de su estomago, un sonido como gruñido y una sensación de vacío, sí, tenía hambre. No había alcanzado a almorzar por culpa de Shawn y su cara tierna mientras dormía, y luego no pudo por sus padres.

- No encontré un mapa – Dijo apoyado en la ventana. – Pero hay un GPS, es bastante más caro, así que venía a preguntarte si tenías dinero. – A pesar de que él miraba en su dirección no la estaba viendo, ella lo sabía. Debía seguir dolido.
- Usa mis tarjetas. – Le prestó una de color plata. – Hoy en la mañana si funcionaban. – Él la tomó, y otra vez, no cruzó miradas con ella. Esto ya se volvía frustrante. Ella quería pasar tiempo con él como el de esa tarde, darse la mano, besarse, pero sin compromisos, sin enamorarse, aunque era demasiado tarde para ella. Sabía que en cuanto llegaran a la antigua casa de Nathan ella caería en sus brazos otra vez, esto de los Doce Días ya no estaban funcionando. Porque pensándolo bien... él no la estaba enamorando, no se estaba esforzando realmente.

Ok, haría un plan nuevo en el que Shawn tendría que esforzarse un poquito...

- ____, eres una bipolar. – Se dijo a sí misma. Pues se contradecía sola, al parecer el hambre y la presión hacían que se volviera emocionalmente inestable.
- Ya. – El chico volvió a entrar pero antes de comenzar le dio una mirada al espejo retrovisor y arregló, su ya arreglado, cabello. Eso era una de las cosas que le gustaban de él, su tierna-pequeña vanidad. – Vamos a llegar en unas horas, así que como supuse que tenias hambre, pequeña clon de Matthew. – Ella rió y recibió una bolsa que él le entregaba. Comida grasosa y chatarra del McDonald's, una de sus favoritas.
- No soy clon de Matthew, él es clon mío.
- Sí, claro. – Él rodó los ojos y comenzó a conducir. Tenía un poco de nerviosismo y miedo, ambos causados por los padres de ____, ellos tenían el poder de encarcelarlo y alejarlo para siempre de ella. ¿Por qué de todas las chicas que existían debía enamorarse de ella?

"Porque es perfecta" Susurró en su interior. Y tenía razón. A pesar de no ser la chica más bella, la más deseada o la de la figura más envidiada era perfecta. Jod*damente perfecta. Tenía ojos sinceros, tenía una sonrisa hermosa y un apetito que todas las chicas deberían. No era tan señorita pero no era como un chico, era una mezcla de pequeña imperfecciones que la hacían única, que la hacían aun más perfecta. Porque eso era ella. "Vaya que estas inspirado hoy Shawn, el s*xo te hace bien parece" Volvió a susurrar a su interior. Bufó.

- ¿____? ¿Es normal hablar contigo mismo? Porque creo que estoy loco. – Cuando ella escuchó su voz se emocionó, pensaba que no hablarían en todo el viaje. Incluso se estaba preparando mentalmente para las próximas, incomodas, horas.
- Mmm... yo siempre lo hago, así que creo que es normal. Es bueno hablar contigo mismo de vez en cuando.
- ¿Y si tu yo interno habla sobre s*xo? – Ella volvió a reír mientras se atoraba con unas pocas papas.
- Puede significar que seas un pervertido.
- Solo he hecho cosas malas con una persona.
- ¿Con quién me engañaste? – Bromeó simulando enojo.
Al parecer el viaje no sería aburrido, pero ella estaba casi segura de que aquella rara conversación podría durar horas. El problema sería una vez en la casa de Nathan. Solos. Dos adultos jóvenes con mentes adolescentes y hormonas revolucionarias.

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- ¿Sophie?
- Nathan.
- ¿Cuántos novios has tenido? – La chica frunció el ceño. Ni siquiera Nash sabía ¿por qué él debía saber?
- No es un tema el cual quiera discutir Nathan.
- Apuesto a que eres como tu hermana, ella solo un novio recién a los dieciséis.
- Yo tengo diecisiete.
- No es tanta la diferencia. – Él la miró. Sabía que no salía con nadie pues la conocía de toda su vida, la vio llegar a la casa cuando apenas era un bebé, aunque no tenía muchos recuerdos de ello. – Apuesto a que nunca has besado a nadie. – Ella se sonrojó. Estaba atrapada, tenía que decirle la verdad, aunque era más que obvia. Se acercó a ella lentamente, ella no retrocedió. Y sí, la besó. Después de todo Nash no estaba allí para decirle: "no te acerques a mi hermanita".

El beso era lento y no era la gran cosa, no era profundo ni mucho menos un beso de esos babosos con lengua. Era solo el simple roce de labios, aunque para Sophie era como estar en el paraíso. Los labios de Nathan eran muy, bastante, demasiados, suaves.

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Bajaron del auto. Por fin habían llegado. Era una casa encantadora, color crema y con algunos toques en madera. Shawn sacó las llaves de su bolsillo y abrió la puerta. Tenía muchas ganas de entrar y lanzarse a una cama lo más rápido posible, lo que odiaba de conducir en los viajes era el hecho de no poder pararse y se le entumeciera el trasero y las piernas.

- ¿Qué es esto? – Preguntó ____ con una clara cara de asco.   

Doce Días (adaptación)- Shawn Mendes [1ra Temporada] *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora