Capítulo 12

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Maldito Nathan – Susurró Shawn entre dientes. – Ok, creo que será mejor que pasemos la noche en el auto, no es seguro entrar.

____ dio un último vistazo a la casa antes de cerrar la puerta. Estaba sucia, completamente asquerosa y en más de una parte habían notado heces de rata. ¿Cuántos años llevaba abandonada esa casa? ¿Cómo veinte? Si mal no recordaba, Anne había trabajado en su casa desde siempre así que debía llevar cerca de dos décadas completamente abandonada. Realmente estaba asquerosa. Caminaron hasta el auto, por suerte no habían ido en el mini, y entraron ya que había comenzado a hacer frío, era invierno y oscurecía temprano. Ella se sentó atrás mientras que Shawn estaba en el asiento del chofer.

- Wow, esto cada vez se pone más interesante. – Susurró él junto a una pequeña risa. – Espero que no se te haga incomodo dormir.
- Para nada, Romeo, no es tan incomodo como parece. – Sonrió y se estiró en los asientos, sacando la cabeza por la ventana y mirando el cielo que ya comenzaba a estrellarse. – Esto es lindo.

Él la miró a través del espejo retrovisor y soltó una sonrisa reprimida. Ella se veía feliz aun cuando sabía que tendría que pasar una noche en aquel auto, y por mucho que dijera que no había problema él sabía que ella merecía pasar la noche en una cama, cómoda y no en el asiento de atrás de un auto. Pensar en el "solo amigos" que había salido de su boca lo deprimía, hacia que sus ganas de ir donde ella y besarla se cohibieran y se escondieran muy profundo. ¿Por qué solo amigos? ¿Acaso se arrepentía de lo que había ocurrido en el sofá en la tarde? Además, si solo zona amigos, ¿por qué huyó con él? Podría simplemente haberse quedado con sus padres y no ilusionarlo, con aquellas dos palabras había hecho que sus esperanzas cayeran contra el suelo y se hiciesen añicos.

- Salgamos a pasear, desde afuera las estrellas se ven mejor. – Dijo ella saliendo del auto, él la siguió, parecía un autómata, aun seguía pensando que había hecho mal para que ____ pasara de besarlo, acariciarlo a un: "solo amigos". - ¿Qué te ocurre, Shawn?
- Nada. – Contestó de la misma manera, parecía una especie de robot.
- Sí, claro.
- ¿Cuántos días me quedan?
- Em... - Ella comenzó a hacer una cuenta mental, luego de unos segundos respondió – Diez días, vaya parecieran más días los que llevas acá.
- Con todo lo que ha pasado últimamente, los días parecen eternos. – Ella asintió.
- Vamos al jardín de Nathan, hay unos columpios y hace mucho que no me subo. – Ella le sonrió de una manera adorable, desde su punto de vista. Era tan dulce y niña a veces, tan ____ y eso le encantaba, demasiado. Ella tomó la mano de él y comenzó a correr hasta la muralla de la casa Nathan – Ayúdame a subir. – Shawn sin decir nada la ayudo para que pudiese subir por la pared y pasar al patio, luego él hizo lo mismo.

El patio ya estaba oscuro, solo lo iluminaba la luna. Había una piscina la cual ya casi no tenía agua y cerca del final estaba el columpio individual. Tenía unas telarañas y pasto reseco alrededor. Ese lugar era algo tétrico, realmente. El chico se acercó y limpió la butaca, luego se sentó e hizo que ____ se sentara en sus piernas. Lentamente comenzó a columpiarse.

- Puede que sea mucho peso y se caiga. – Comentó ella aferrada a él, no quería caerse aun cuando fuesen no más de cincuenta centímetros.
- ¿Estas insinuando que estoy gordo?
- Claro que no, gordo. – Rió otra vez mirándolo. – Estas bien, Shawn. En excelente estado, diría yo. – Y le guiñó un ojo. Pronto se levantó de sus piernas y comenzó a correr hacia la reja que separaba de la casa de Nathan del campo. La casa estaba a las afueras de Holmes Chapel, era casi una casa campestre. Abrió una puerta que estaba escondida entre las enredaderas y salió a la yerba, comenzó a correr. ¡Se sentía tan bien estar allí!

Shawn no se demoró en seguirla y correr con ella. Podía notar la figura de la chica bajo la luz de la luna, como su cabello se movía con cada baile extraño que hacía y la forma en que sus pies y sus brazos tenían vida, su ritmo propio.

- Es divertido estar lejos de casa, lejos de la ciudad. ¿Has notado que aquí se ven el triple de estrellas que se ven en Londres? – Preguntó sin dejar de girar. – Juguemos algo, las escondidas. Si me atrapas, tendrás un premio. – Él aceptó con una sonrisa, ella lo imitó y salió corriendo por entre el pasto que debía ser de por lo menos metro y sesenta de alto. – ¡Atrápame, Romeo!

Él intentó guiarse por los tarareos de ella, no fue sencillo, menos aun en la oscuridad en un campo de varias hectáreas, pero finalmente la encontró, allí en medio de la naturaleza, de noche, se veía como una ninfa, su ninfa.

- ¿Cuál es mi premio? – Inquirió pícaro.
- Un abrazo. – Respondió ella. Se le acercó y saltó a sus brazos, era un gran abrazo de oso. – Felicidades, creo. – Se separó de él y volvió a correr, era obvio que quería ser atrapada así que él no lo dudó mucho y fue tras ella, otra vez.

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Nathan se sentía culpable, en especial luego de ver a Nash llegar y abrazarlo. Sentía que había traicionado a su amigo, pues Grier siempre le decía que se mantuviese alejado de sus hermanas, en especial de Sophie y ____. Dejó la taza de café y miró donde estaba el mayor de la familia. Se notaba preocupado, sus padres lo habían regañado, ya era adulto pero aun así ser aceptado por sus padres era algo importante por él, después de todo heredaría la empresa de la familia y debía ser una ejemplo de buen hijo, buen líder, debía ser bueno en todo. Demasiado presión, eso pensaba al menos Nathan.

- Nash, ¿estás bien?
- ¿Está mal querer que tu hermana sea feliz? – Preguntó sin mirarlo, mantenía sus ojos color cielo fijos en la chimenea. - ¿Está mal querer que viva su cuento de hadas? Yo solo quiero que sea feliz con el chico que sé que la hará feliz, no sé porque Mark y Elizabeth se hacen tanto problema.
- Ellos tienen otra idea de felicidad, quizás. – Nash volteó y lo miró.
- ¿Eres mi amigo, cierto? – El chico asintió. – Genial, por lo menos sé que te tengo a ti para pasar este momento.
- También están Matthew y Taylor.
- Ellos son distintos. A ti te conozco desde que tu madre llegó aquí embarazada, te conozco desde siempre Nathan. – Dijo sonriendo y haciendo alusión a su segundo nombre. Definitivamente Nathan se sentía la peor persona del mundo, por mucho que fuese un inocente y casto beso, aun así. Traicionó la confianza de su amigo.
- ¡Nash Grier! ¿Dónde se ha metido tu hermana? – Gritó histérica su madre luego de buscar en toda la casa.
- No lo sé.
- Si lo sabes, mentiroso. Dímelo, soy tu madre. – Ordenó bastante furiosa.
- No, porque no lo sé. Elizabeth, ella donde que este, estará segura porque esta con Shawn, él la protegería con su vida y nunca le haría daño. Confía en mi palabra. – Ella lo miró insegura y decidió irse. – Espero que ____ sea feliz.

Se levantó y le sonrió a su amigo, para luego irse a su habitación. Estaba cansado, muchos viajes en un solo día.

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____ cayó en medio de la yerba, ya estaba cansada, ya tenía sueño. Se volteó y vio como su príncipe se acercaba y la llevaba entre sus brazos hasta el auto, la acomodó en los asientos traseros y las cobijó con su chaqueta. Aquella chaqueta azul y blanca, esa chaqueta que se veía tan bien en él.

- Duerme bien. – Susurró él antes de darle un beso en la frente y sentarse en el lugar del copiloto. Tenía algo de frío pero valía la pena pasarlo mientras su Julieta estuviese bien. Ella cayó dormida rápidamente, él estuvo bastante tiempo pensando. La ____ de día y la ____ de noche eran distintas, durante la noche era como la ____ de quince años que había conocido años atrás. La ____ adolescente que se emocionaba con cualquier cosa, que se derretía con una mirada, que reía de todo y con todos. Extrañaba tener quince y no preocuparse de nada, ser adolescente y que solo le importaba ser feliz y quizás un poco la escuela, extraña esos viejos tiempos. Tiempos que no recuperaría pero que si podía volver a vivir. Vio la hora en su reloj de bolsillo, ya eran las tres de la madrugada. Se fijó que ella siguiera durmiendo y bajó del auto para entrar en la casa de Nathan. Encendió las luces y con las ayuda de palas, escobas y bolsas limpió el desastre que había así cuando ella despertara al otro día pudiese bañarse, recostarse en una cama limpia con sábanas que recién había lavado y tomar un desayuno con las cosas que había ido a comprar a una tienda abierta las veinticuatro horas.

Comenzó a colarse el sol por la ventana del lugar, ya era quince de diciembre, cada vez quedaba menos para que se le acabaran los días y para que se terminara el año también. Se sentó en un sofá, le dolía todo, en especial los pies, había tenido que caminar cerca de un kilometro y medio para llegar a la dichosa tienda, pero había valido la pena. Había un exquisito desayuno servido en la mesa de madera, había quedado satisfecho con el resultado. Suspiró y se arregló, peinó su cabello, arregló su camiseta y lavó su cara tratando de quitar las ojeras.

____ despertó sola en el auto con una nota pegada en la ventana: "ve a la casa". Por la letra supo que era Shawn, así que sin más se levantó y partió al lugar indicado. Al abrir la puerta notó que el olor era muy distinto que el del día anterior. Este en cambio era atrayente, y provocativo, bueno... provocaba hambre. Caminó dentro hasta llegar donde estaba él, sentado en una mesa esperándola con desayuno para dos.

- Wow ¿Limpiaste todo esto? – Preguntó bastante asombrada.
- Sí, también lavé las sábanas. Fue horrible porque no sabía cómo funcionaba aquella máquina, es antigua y... bueno no entre en la lavandería sigue llena de espuma. – Sonrió inocente y se acercó a ella. – Su desayuno, señorita.
- Gracias, caballero. – Ella se sentó y él se colocó a su frente. – Es impresionante todo esto.
- ¿No me creías capaz?
- No, bueno sí. Es que... la casa estaba hecha un asco y ahora se ve tan linda y ¡hasta huele rico!
- Pues para que veas que sirvo para varias cosas aparte de... eso.
- ¡Pervertido! – Rió lanzándole una servilleta. – Nunca dude de tus capacidades. Es definitivo, debes ser el hombre perfecto.
- ¿Para ti también?  

Doce Días (adaptación)- Shawn Mendes [1ra Temporada] *Terminada*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora