Capítulo 2: Internado Le Rosey

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Capítulo 2: Internado Le Rosey

Las calles se encontraban repletas de automóviles de diferentes colores y diseños, desde marcas reconocidas a nivel mundial a simple "chatarra" como les llaman algunas personas. Todos circulando por las calles de Los Ángeles, logrando así un paisaje hermoso desde las alturas.

«Decir que en la Academia Militar sólo se veían tanques, camiones, helicópteros y aviones especializados en el ataque aéreo. — Dijo Eiden mientras reía.»

Sonreí sin contestarle.

— Soldado. — La voz de Garret, el piloto, me sacó de mis pensamientos.

—Dígame.

— ¿Podría tomar aquél morral que está junto a sus pies?. — Preguntó amable mientras señalaba con la barbilla al pequeño bolso

— Claro. — Con un ágil movimiento con los pies logré poner el morral sobre mis piernas sin necesidad de sacarme el cinturón de seguridad. — Aquí tienes. — Se lo tendí

— Oh, no. — Soltó una pequeña risa. — Debes abrirlo tú, y más te vale apresurarte, claro,  si no quieres que todo ésto explote.

Al escuchar esas palabras entendí rápidamente indirecta. Con velocidad abrí el dichoso bolso de tirantes finos y saqué su contenido. Genial, ¿A quién se le ocurriría poner algo como esto en un helicóptero?

Saqué una caja de metal y mi navaja suiza de la suerte. ¿Cómo rayos llegó esto aquí?

«Según el manual de instrucciones debes cortar el cable verde y luego el morado para desactivar la bomba. —Dijo Eiden. — Apresúrate, tienes tres minutos.»

Abrí la caja de metal dejando ver algunos cables de distintos colores y un reloj que no paraba de emitir un irritante chillido. Con rapidez tomé mi navaja e inspeccioné los cables.

≤Eiden, aquí no hay cable morado. — Dije intranquila mientras mordía mi labio inferior≥

«Dejame que piense... ¡Ya sé!. — Chilló emocionado. — Si te enviaron tu navaja Suiza, debe de ser porque es una bomba suiza. Debes cortar el cable color verde y luego el amarillo.

Rápidamente seguí sus instrucciones  y corté ambos cables, en seguida el irritante se dejó de oír y la bomba quedó desactivada.

— Excelente trabajo. — Miré a Garrit de reojo, él había permanecido en silencio todo éste tiempo.

— ¡¿Para quién trabajas?!. — Levanté mi pierna y le golpee la cara. Desabroché mi cinturón, tomé mi navaja y la presioné contra el cuello de Garrit mientras subía a horcajadas sobre él.

Garrit intentaba pilotear el helicóptero haciendo maniobras sorprendentes para mantener estable nuestro transporte hacia el Internado.

— Soldado, creo que es mejor que se baje. — Cerró los ojos, suspiró y se mordió el labio inferior. — Ésta es una posición muy comprometedora.

Presioné con las fuerza la navaja contra su cuello,  logrando así un gemido de dolor.

— ¿Para quién trabajas?. — Volví a preguntar con rudeza

— Para su padre. — Respondió con dificultad.

— ¿Mi padre?. — Pregunté confundida sin dejar de presionar la filosa navaja cintra su delicado cuello

— Si. — Tosió. — Soy el cadete Garrit Jonson, sección Aérea del Sargento Alfred Harries

— ¿Cuántos años tienes? — Pregunté brusca

La Guerrera © [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora