Ni veinticuatro horas han pasado y ya me vuelvo a pudrir en una celda. Mi cuerpo se encuentra débil y roto psicológicamente, estoy en la mierda. Nunca pensé que ella me haría eso, pero por qué? Un príncipe no debería estar preso.
Juro que me vengaré, malditos bastardos, cómo se atreven, juro que acabarán ahorcados. Hablando del tema, ahí llegan los 4, se me quedan mirando, no necesito vuestra pena.
Me esposan y me sacan fuera de la celda, ya debe de haber amanecido, pues se a donde dirige este pasillo. Van a ejecutarme en público, me sacarán al balcón, y sin dudar, me ahorcaran sin dilación.
-Por qué? Por qué me haceis esto? - No podía soportar más ese silencio molesto. El rostro de mi primo se tuerce y mi hermana comienza a sollozar. -Mataste a padre - Comienza a gritar -Y ahora te haré pagar... De mi confianza decidiste abusar!
No recuerdo nada de aquella noche por el alcohol, me emborracharon, es cierto, mi padre era un carbón, no quería hacerme heredero, incluso llegue a pensar una conspiración.
-Mataste al rey más honorable jamás habido, él quería heredarme el trono, es por todos bien sabido. Bebiste sin medir, y a mi no me lograste mentir. Supe que tramabas algo y subimos al balcón... Le vimos morir. -Dice mi primo sin sonreír.
Mi hermana limpia sus mejillas, ella aún no sabía nada cuando me ofreció la llave entre las rejillas. Ahora el maquillaje corrido lo tapa su flequillo. Se oye gentío, estamos llegando al final del pasillo.
-Al saber la verdad de tu atentado, mi corazón se vio engañado. Te aprovechaste de mi inocencia y en ese momento perdí la paciencia, ya estaba bien de tanta incompetencia.
Maldita hermana... Miserable traidora... Ojalá te murieses ahora. Abren la puerta, la luz del sol llena mi cara, y ante mí un pueblo furioso exige mi hora. Sólo me espera la horca. Me colocan la soga al cuello, también deciden tapar mi boca.
Mi exconsejero calma a la multitud y comienza a hablar con lentitud. -Este hombre es acusado de asesinato y de corrupción - eso se suponía quera secreto, carbón.
El pueblo grita insultos, "tirano" me llaman, nunca pensé que podría desear ver a todos muertos. Es cierto, mate a mi padre y robé de los impuestos. Soy el príncipe, estaba en mis derechos.
Mi hermana toma el turno de palabra y comienza a enunciar mis pecados, la mitad de ellos ya habían sido olvidados. Me mira al recordar que de poco la mato en la plaza principal, de haber sido un inocente ahora estaríamos en un funeral.
Ya ha terminado de hablar, el pueblo no deja de gritar, quieren que deje de respirar. Miro a mi hermana, será ella la que me vaya a matar. Agarra la palanca, no pienso mirar.
Acciona el mecanismo y mi cuerpo queda en el aire suspendido. Noto como escasea el oxigeno, esa perra me ha vendido. Mi vida escapa por la boca, el pueblo vitorea, y yo comienzo a dejar de sentir la soga.
Es mi final, de esta no me van a sacar. Ojala una peste los logre matar. Maldigo a todo ser vivo a la par que exhalo mi último suspiro. Es el fin de mi delirio.