Part 2: Una flor (capítulo 4)

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S&K

Sentada en la borda del pozo, observé atentamente todo a mi alrededor. Definitivamente estaba en Sengoku.

Acaricié el vestido que el pequeño Sesshomaru me ofreció, sin duda es hecho de la mejor tela de esta época.

Calmadamente, empecé a caminar en dirección a la aldea, donde de certeza si encontrarán los chicos.

Aproveché ese tiempo para pensar en la promesa que hice al pequeño Sesshomaru. Tenía intenciones de la cumplir, pero no iba a ser fácil, en esta época, él es un asesino, al contrario de cuando era un niño. Mucho tiempo pasó, y mucha cosa sucedió con él.

— ¡Kagomesita!

La voz de Shippo me sacó de mis pensamientos y me hizo concentrar en lo que estaba ahora en mi frente. Mis amigos.

Inuyasha estaba feliz por verme, pero cuando llegó cerca de mí, su expresión cambió completamente.

— ¿Por qué tienes el olor de ese bastardo? – interrogó Inuyasha furioso, al mismo tiempo que agarraba mis brazos con fuerza.

Tenía me olvidado completamente que Inuyasha iba a reconocer el olor de su hermano, mismo que fuese del pequeño Sesshomaru. Su odio uno por el otro, haz con que noten y sientan el olor uno del otro a kilómetros.

Intenté liberarme de su agarre, pero eso solo hizo con que aumentase la fuerza del agarre.

— Libértame Inuyasha, me estas lastimando. – dice para llamarlo a la razón.

— ¡Contéstame primero! ¿Por qué estabas con él?

Si Inuyasha no se recupera la razón pronto, algo malo puede suceder. El olor de su hermano en mí, lo estaba llevando a locura.

Cuando noté que su intención era tirar la flor de mi cabello, que el pequeño Sesshomaru me había ofrecido, no pensé dos veces, y liberté un poco de mi energía espiritual. La suficiente para él me largar y se alejar de mí.

Sango y Miroku rápidamente se aproximaron de mí para sí certificar de que estaba bien.

— Kagome vayámonos a otro lugar. – sugirió Sango.

Sin mirar para atrás, fuimos juntas para un lugar más tranquilo.

(...)

Encontramos unas termas después de bajarnos en Kirara durante algunos minutos.

Sango empezó a desvestirse en silencio, y entró primero en el agua.

— ¿Te encuentras bien Kagome? – preguntó finalmente Sango.

— Sí.

— ¿Por qué Inuyasha se comportó así? ¿Con quién estuviste?

Solté un pequeño suspiro, antes de empezar a desvestirme, y doblar cuidadosamente el vestido que me ofreció el pequeño yōkai, y la flor por cima. Para después entrar en el agua.

— Si te contase, no ibas a acreditar en mí.

— Eres una chica que vino de 500 años en el futuro, experimenta, nada que me digas me puede sorprender.

— Si te decir que viajé más en el pasado, y conocí el pequeño Sesshomaru que aparentaba en la edad humana no tener más que diez años.

Sango se quedó sin palabras.

— Te lo dice. – comenté con un sonriso.

— No es eso, es que no esperaba nada de eso. – se aproximó más de mí —. ¿Cómo era él? ¿Qué sucedió?

Una sorpresa, una promesa y una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora