Part 1: Una sorpresa y una promesa (capítulo 1)

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Mi vida era llena de sorpresas. Cada una de mis aventuras tienen diferentes sorpresas. Muchas de ellas vienen de Sesshomaru, y de su comportamiento extraño conmigo.

Como en veces anteriores caminé hasta al pozo para regresar a casa, sin embargo tenía alguien me esperando, y no era Inuyasha.

Cerca del pozo, observando para su interior, estaba Sesshomaru muy pensativo.

No sabía lo que hacer, las pocas veces que estuve sola con él, nuestras conversaciones fueran extrañas, casi no hablábamos, el yōkai solo me miraba de una manera diferente.

Pensé en caminar de nuevo a la aldea, y regresar al pozo más tarde, pero él ya debería haberse dado cuenta de que estaba allí, entonces caminé hasta el pozo, como si él no estuviese. Solo cuando me senté en la borda del pozo, es que Sesshomaru me miró.

- ¿Qué haces miko? - preguntó curioso.

- Me voy a mi casa.

- ¿Dentro del pozo?

- Sí, tú no entenderías...

- Por el contrario, sé perfectamente de qué hablas. - me miró en los ojos -. Nos vemos en breve miko, y espero que cumplas lo que prometiste.

"¿Qué? ¿Qué es que prometí?"

Con elegancia y confianza se alejó, dejándome confusa. Sin pensar salté para dentro del pozo, atravesando los tiempos, pero antes de eso suceder, pensé escuchar un murmurio de Sesshomaru.

- Regresa pronto Kagome.

(...)

Despedidme de mi familia, y como siempre salté para dentro del pozo. Las vacaciones habían empezado, por eso cambié mi uniforme por ropas más prácticas.

Sentí algo diferente cuando atravesé los tiempos, pero no presté mucha atención, solo en el momento que salí del pozo es que vi que todo estaba cambiado.

Caminé un poco para percibir dónde estaba. Fue hasta la aldea, y para mi sorpresa, ella no existe.

- ¿Cuantos años viajé? - cuestioné a mí misma.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una explosión. Instintivamente fui hasta el local, y encontré un niño herido. Un yōkai. Me aproximé de él para examinarlo.

- ¿Estás bien? Que es que... - no pude seguir, pues el pequeño me miró, y lo reconocí de inmediato. Era imposible no hacerlo -. Sesshomaru...

- ¿Quién eres tú? - interrogó en su voz infantil.

No sabía qué hacer o decir. Tenía hablado sin pensar. Obviamente que este Sesshomaru aún no me conoce.

Para mi suerte, alguien apareció. Era otro yōkai, y estaba bastante herido, más que Sesshomaru, más viejo. Tenía muchas armas, pero parece que no fueran suficientes para protegerlo.

- Amo, ¿se encuentra bien? - cuestionó el yōkai preocupado con una mirada tranquila que cambió cuando me vio. Rápidamente se preparó para me atacar -. ¿Quién eres tú? ¿Qué haces cerca de mi amo?

- Yo...

Una vez más no sabía lo que decir, y también no tuve oportunidad, ya que una miko negra apareció llena de sangre. Deduje que fue contra ella que ellos dos lucharan.

- ¿Te escondes detrás de otra miko? - interrogó con sarcasmo, al mismo tiempo que atacaba el yōkai más viejo, que estaba tan débil que desmayó. Sin pensar dos veces me coloqué frente de Sesshomaru para protegerlo -. ¡Entrégame a ese yōkai!

Una sorpresa, una promesa y una florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora