Pecador.

5 0 0
                                    

Me abrazo por la cabeza.
-Ven, vamos a caminar.- Sonrió.
-Pero.- Dije tartamudeando.- Tengo clases, no puedo faltar.
-No te va a pasar gran cosa, solo vamos a platicar.
Mi miedo era grande, tan grande que quería correr por toda la secundaria para escapar, pero no serviría de nada porque ya sabia en que salón estaba y quien era.
Me solté del abrazo de Rodolfo.
-Rodo, para que quieres que platiquemos, ¿tenemos de que hablar?.
Para mi suerte salió Sandra del salón abrazarme.
-¿Que pasa aquí?, ¿Que haces Rodolfo?.- Frunció el ceño.
-Vengo hablar con mi amiguito.-Río sarcásticamente.
Estando Sandra a mi lado tome valor.
-Y ¿De que vienes hablar conmigo?.
-Vamos a caminar caballito, solo hablaremos.- Me abrazo nuevamente del cuello.
-El no irá a ninguna parte contigo.- Sandra frunció el ceño.- ¿Es que estás molesto Rodo?, ¿molesto porque por él te cambie?.
-Sandra no me tientes.- Molesto me soltó.
-Tu sabrás si quieres que diga todo lo que se de ti.- Sonrió subestimando.- Así que será mejor que dejes de molestar a Alan.
Me abrazo Sandra, dimos media vuelta y entramos al salón. No sabía que era lo que Sandra le sabía a Rodolfo, pero ella me salvó de la partida de madre de mi vida.
-Gracias Sandra, de verdad que me salvaste.
-No es nada Alan, siempre me molesto eso de Rodolfo, que todo el tiempo fuera un agresivo, por eso lo termine.
-Entonces ¿Todos los rumores de que lo terminaste por mi no eran ciertos?.
-En parte tú me ayudaste a terminarlo, contigo entendí que no solo uno me puede tratar mejor que el.
-Ósea que no solo yo era el único que te hablaba bonito.-Sonreí.
-No, no solo tú, pero si el que mejor lo hace.-Me abrazo.
-Bueno tengo que hacer tarea.
Di media vuelta y camine hasta mi asiento.
La persona que más me gustaba no sólo sería mía, y si yo ayudé a qué ella dejará a su novio también me podría pasar lo mismo. Era el momento de alejarme de ella, así evitar que Rodolfo y yo nos topáramos para "hablar".
Como de costumbre me la pase todo el día con mis amigos.
-¿Ese milagro de que no estás con Sandra?.- Dijo Roberto riendo.
-Si Alan, ¿Por que no estás con ella?, ¿Que no andan?.-Dijo Juda abrazándome.
-No, no andamos, y no estoy con ella porque ya no me gusta, no me gusta como antes.
-A nosotros no nos mientes, para mí que ese Rodolfo ya te dio miedo.
-Bueno si, me dio algo de miedo, pero Sandra no es para mí.-Baje la mirada.
-No te preocupes Alan, yo te puedo presentar a unas chicas.- Me dijo Juda.
Comencé a reír.
-No necesito que me presentes a nadie, yo puedo solo. Por cierto, ¿Como vas con Jimena?.- Voltee a ver a Roberto.
Se escucho de muy lejos como le gritaban a Juda.
-Bueno chicos los tengo que dejar, iré a ver a mi ligue.
Se dio la vuelta corrió abrazar a una chica.
-Entonces, ¿Como vas con Jime?.
-Pues vamos mal, a cada rato peleamos.
-Y si están mal, ¿Por que no terminan?.
-Ya lo pensé y de verdad quiero terminarla, pero no encuentro la forma de no lastimarla.
-Ya no pierdas el tiempo y termínala, deja que sea feliz con alguien más.-Lo abrace.
-Lo mejor es que lo haga mañana.-Dio un suspiro.
Pasó el receso y al momento de salir de la escuela me despedí de Sandra, esta vez ya no como siempre. Ahora quería separarme de ella, ya no estar a su lado y así ya no tener más problemas.
Estando en la reja a lo lejos escuche una voz gritar mi nombre.
-Alan.- Una voz de cansancio.-We te vengo persiguiendo desde el salón.
-¿Que pasó Juda?.- Pregunte extraño.
-Ven acompáñame.
-No we tengo prisa, tengo que llegar temprano.
-Ven, es urgente.
-Vamos pues.
Comenzamos a caminar rumbo al salón y en eso una chica saludo a Juda.
-Alan, ella es Rosalia.- Dijo Juda.- Rosy el es Alan.
-Hola Alan, mucho gusto.
-Hola Rosy, el gusto es mío.
-Bueno, los dejaré solos.-Dijo Juda.
En su intento de escapar lo alcance y lo jale del brazo.
-No quiero ser grosero pero en verdad llevo prisa y no puedo quedarme a platicar.- Le dije a Juda mientras lo pasaba del lado de Rosy.- Lo siento Rosy, otro día hablaremos.
Salí casi corriendo de la escuela, tenía que llegar temprano a casa, ya que tenía que ver jugar al mejor equipo del mundo al Real Madrid, no me perdería ningún partido de ellos.
A la mañana siguiente entrando al salón me encontré a Roberto en la puerta.
-Alan acompáñame.
-Claro solo dejo mis cosas.
Ya sabia a donde íbamos y hasta yo sentía feo en el pecho. Deje mis cosas en mi asiento y lo acompañe hasta el salón de Jimena.
Llegamos al lugar y el le pidió a un chico que le hablaras a Jimena.
-Hola Jimena, tenemos que hablar.- Roberto volteo a verme.
-Creo que te esperaré en el salón.- Di media vuelta y comencé a caminar hacia el salón.
Después de unos minutos llego Roberto y corrí a pregúntate qué pasó.
-¿Como lo tomo?.
-Creo que se lo tomó muy mal.-Lanzó un suspiro al aire.
-¿Y como le dijiste que terminaban?.- Pregunte ansioso.
-Después de que te fuiste le dije que ya no sentía lo mismo que al principio y lo mejor para los dos  es que cada quien fuera feliz con otra persona.
-¿Que te dijo ella?.
-Nada, solo se dio la vuelta y entró corriendo a su salón.
-Ya verás que será feliz con alguien más.
Lamentablemente esa chica me llamó la atención.
Así que en hora de receso salí a buscarla.
-Hola.- Le sonreí.
-Hola, ¿Tu quién eres?.- Frunció el ceño.
-Me llamó Alan, un gusto, tú te llamas Jimena.
-¿Como sabes que me llamó Jimena?.- Frunció el ceño.
-Un pajarito me lo dijo, además también me dijo que estás muy guapa y es cierto.- Le sonreí.- ¿Quieres dar una vuelta por la escuela,  mientras me platicas más de ti?.
-Está bien.
Comenzamos a dar vueltas por la escuela mientras me platicaba cosas de su vida, pero como era de esperarse no me platico de que terminó con su novio ese mismo día.
Para la sorpresa de Sandra me encontró platicando con Jimena.
-Oye ya me tengo que ir, pero ¿Me pasas tu Facebook?
-Claro.
Le di mi teléfono para que escribiera su cuenta.
-Ya lo tienes, al rato hablamos por ahí, adiós.
-Adiós, cuídate y fue muy lindo estar a tu lado.
Entrando al salón note que Sandra me miraba de una forma no muy común, algo parecido al desprecio.
Al día siguiente llegando al salón me encontré con Sandra y Rodolfo en la entrada del salón, note que Sandra tenía un gran oso de peluche y que Rodolfo ya no me quería golpear.
Cuando entre al salón me jaló del brazo Juda.
-¿Que madre tienes que estar hablando con la novia de Roberto?.-Molesto me empujó.
Lo empuje y callo sentado.
-En primer lugar, yo puedo hablar con quien yo quiera, segundo, ya no es su novia y tercero, no me vuelvas a empujar.
-Yo no se Roberto, pero eso no se le hace a un amigo.
Comencé a reír.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 17, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

No lo imaginaban Donde viven las historias. Descúbrelo ahora